José Carbajal nació en diciembre de 1943 en Puerto Sauce, Colonia, frente a dos fábricas –una textil y otra papelera– que daban trabajo a 2400 personas en el pueblo. Se crió entre pescadores, gaviotas y plátanos, y su formación escolar “oficial” consistió en siete años de escuela primaria en el colegio Don Bosco y un año en el Liceo Público. “Cuando cumplí 14 años, abandoné el saloncito con 30 bancos, mapamundi, hombre anatómico y risas infantilotas” y me aturdí entre 400 telares, otros olores y otros lenguajes. Otros, mitad maestros, mitad compañeros, me enseñaron durante seis años la más difícil de las materias: la fraternidad”, evoca. En 1967, ya decidido a transformarse en cantor del pueblo, se instaló en Montevideo e incursionó en peñas folklóricas, actos políticos y recitales callejeros hasta que en 1967 grabó su primer simple: “Sabalero”. Pero el disco que cambió su vida fue el segundo, cuyos temas principales (“Chiquillada” y “A mi gente”) lo transformaron en ídolo. “La gente las hizo suyas”, dice. Años más tarde se instaló en Buenos Aires. En 1973 comenzó su interminable gira mundial. El primer capítulo fue España. Allí trabajó en el circuito de peñas que había motorizado con éxito Jorge Cafrune, pero el franquismo lo expulsó y se radicó en París, donde grabó Volveremos (1975). Luego vivió en Amsterdam con su mujer holandesa. Y tras una breve estadía en México, regresó al paisito cuando amainó la persecución militar. Sus discos son editados en Uruguay, pese a que vive en Holanda, ahora por propia voluntad, desde hace catorce años.