Las pérdidas de 2006 no fueron sólo económicas: la muerte se ensañó con el cine argentino desde fines de junio, cuando Fabián Bielinsky falleció de un infarto, mientras preparaba un comercial en Brasil. Pocas veces el cine habrá lamentado tanto una desaparición: a los 47, después de Nueve reinas y El aura, Bielinsky se encontraba en el cenit de su carrera y, como ningún otro, estaba en condiciones de hacer un cine rabiosamente personal sin dejar de resultar masivo y apasionante. Unos días más tarde, Juan Pablo Rebella, un uruguayo casi tan argentino como Gardel, ponía fin a su vida en Montevideo, a los 32 años. Como Bielinsky, después de 25 watts y Whisky, Rebella estaba a pleno. A ellos se sumó, en octubre, Eduardo Mignogna, realizador de La fuga, El faro y Flop. Y no puede menos que contarse al legendario crítico Aníbal Vinelli y Berta Esión, veteranísima jefa de prensa cuyo nombre se convirtió en sinónimo de su oficio.