Marilú Marini debutó en teatro en el mítico Instituto Di Tella, donde representó obras como Cuarenta y cinco minutos con Marilú Marini, Dame Bouquet y La fiesta, entre otros títulos marcados por la irreverencia y el tono experimental habituales en ese contexto. Entre sus primeros trabajos como actriz se recuerdan sus protagónicos en Love & Song, con dirección de Alfredo Arias, y Ubú encadenado, a cargo de Roberto Villanueva. En 1975 partió a París, convocada por Alfredo Arias para la puesta de Veinticuatro horas. Se quedó por más de 30 años, en una estadía que la consolidó como una versátil actriz capaz de representar el drama y la comedia. Actuó en Familia de artistas, El juego del amor y del azar, Mortadela, Fausto, Lluvia de fuego, Niní, La mujer sentada, Penas de amor de una gata inglesa, La tempestad. Ha tenido pocas incursiones en el cine, entre las que se recuerdan: una aparición breve como la veterinaria del film Mientras tanto, de Diego Lerman, y un papel en El impostor, de Alejandro Maci, donde pudo recorrer un universo afín al de una de sus escritoras favoritas, Silvina Ocampo. Allí compartió cartel con Walter Quirós, con quien vuelve a trabajar en Mentiras piadosas. La película de Sabanés, basada en tres cuentos de Julio Cortázar, es su regreso al cine nacional y su debut en la interpetación del mundo del autor de “Casa tomada”, a quien rinde tributo como “un clásico de la literatura universal”.