La cantante Soledad, que hoy encabezará en Buenos Aires un recital gratuito del ciclo Verano 07, confesó que siempre sufre al actuar en el Festival de Cosquín, cuya segunda noche abrió el último domingo. “Yo a Cosquín siempre lo sufro porque soy muy autoexigente. Siento que como grupo estamos mucho más profesionales, pero en los lugares donde podemos demostrar más, por ahí nos achicamos por los nervios.”

La Sole, que desde su irrupción en 1996 en Cosquín ha sido un emblema de ese tradicional espacio y, de algún modo, una de las caras visibles de una nueva estética para el género, apuntó que “allí vivo una sensación rara, porque a ese show lo sufro, es tanta la presión que no logro disfrutarlo”. “En Cosquín siempre tengo la sensación de que hay más gente que me está mirando”, resumió la vocalista que tras ganar el Cosquín de Oro en su primera y explosiva aparición en ese encuentro, registró su álbum debut Poncho al viento.

Cinco días después de un nuevo paso por el escenario Atahualpa Yupanqui, la cantante nacida en Arequito comentó que trabaja sobre cada show para tratar de no repetir la lista de canciones. “Después de tantos años de Cosquín, esta vez quise hacer una propuesta más austera, sin tanta parafernalia”. Además de esa actuación más sosegada, la santafesina relató la extrañeza que le generó, después de 11 años de cerrar el festival, tener que inaugurar la jornada. “Fue raro estar al principio pero, de alguna manera, fue una decisión nuestra –consignó– para no salir tan tarde, ya que el año pasado tocamos a las 2.30, una hora después de lo previsto, y nuestro público se nos quedaba dormido.” Con un ojo puesto en la audiencia y otro en el negocio que se mueve a su alrededor, agregó: “Abrir fue raro y, además, nos obligó a hacer una publicidad radial extra avisando que íbamos a las 22”.

Después de pasar por Monte Caseros y a horas de animar uno de los recitales centrales del espacio Verano 07, anunció que estará hoy sobre el tablado de Pampa y Figueroa Alcorta, “la idea es mostrar cómo incorporo matices a mi música. Aunque no puedo dejar de hacer esos clásicos con que la gente me conoció, la idea es que el show no sea todo el tiempo tan arriba”, precisó. En el recital de esta noche, la intérprete clausurará una velada folklórica que, desde las 21, también animarán la Chacarerata Santiagueña y el dúo de Cuti y Roberto Carabajal. Ante el público porteño, Soledad tratará de ratificar el que intuye como “un momento muy especial. Hace un año y medio estamos viviendo un reconocimiento del público que es más general”.

Como para tomarse un recreo de su rol exclusivamente musical, la Sole adelantó que tras pasar por el Festival de la Tonada, en febrero en Villa María despuntará el vicio como animadora de ese encuentro donde, además, también cantará. “Me lo propusieron y no me pareció desatinado. Es lindo porque cuando un artista es popular, siempre aparecen estos desafíos”, destacó. En esa misma línea, agregó que “me encantaría poder ser conductora de un programa o de un festival, pero siempre sin descuidar este gran tronco del árbol que es lo musical”. En cuanto a su vida artística pretende que, “a medida que pase el tiempo, pueda lograr más profundidad, ir más por el lado de las canciones de autor que creo que es algo que puedo sostener muy bien”.