“Siempre fui una persona que tiene un sistema de coordenadas más frágil de lo que cree. Ese sistema duraba un tiempo y de repente, ¡plac! cambiaba de golpe por completo”, se define Jorge Drexler. Habla de cambios buscados o impensados. “Yo pasé de trabajar en un hospital en el ’95, tener horarios, pacientes, ser el heredero de una clínica y una tradición familiar, a estar en Madrid, de la nada, viviendo de prestado en la casa de unos amigos”, repasa. “Y en el momento me pareció lo normal para hacer. Sin embargo, ahora miro para atrás y me doy cuenta de por qué la gente me miraba con una especie de horror cuando le contaba la historia tan naturalmente. Yo venía con un sistema de coordenadas, pero tenía otro sistema invisible. No fue un salto valiente ni nada, simplemente se fueron los sistemas de coordenadas acercando, y de repente estaban tan cerca que de uno a otra fue un saltito chiquito, pero que cambiaron mi rumbo. Esas cosas me han ido pasando en la vida: cambios estéticos, personales, de residencia. Cuando más o menos me parecía que estaba asentado en un lado, cambiaba. En España era uno de los cantautores de la nueva generación, y de repente, ¡op!, un saltito hacia el mundo de la raíz y de la contemporaneidad sonora.”

–Lo dice como cosas que le pasan.

–No, son cosas que hago. Lo que pasa es que no soy una persona particularmente valiente, de todas las tendencias personales que tengo, la del heroísmo es la que está más lejos. Entonces lo que hago es estar muy alerta, estudiando la situación. Me gusta interactuar con el entorno, tengo mucha curiosidad, eso me ayuda en el trabajo. Tengo la suerte de sentir curiosidad por el mundo en general.