El director Alfredo Arias dice atreverse a las mezclas en materia de montajes y cuidar de sus obsesiones, como la de utilizar impermeables, estolas y mantillas para vestir a sus personajes. Uno de sus placeres sería concretar otra puesta con las mismas actrices de Invenciones... vestidas como vestales, pero en lugar de cubrirlas con túnicas griegas utilizar ponchos para protegerlas del viento que sopla desde el río. Es proverbial la destreza del director para convertir todo encuentro en una puesta en escena. Por eso no asombra que –a la manera de un director de orquesta o régisseur, que también lo es– pida a las actrices que finalicen la entrevista leyendo uno de los textos de Invenciones... El que se transcribe a continuación es sólo un fragmento del texto que en la entrevista las conmovió. Se trata de una de las plegarias al ángel de la guarda que la niña recita, abrumada por la idea del pecado. El estilo imita la lectura del catecismo: “...En todas partes yo veo tu sonrisa/ copiando las sonrisas de Jesús en los cuadros./ No miraré al perro subirse a otro perro,/ ni a los hombres grises hacer pis,/ ni oiré las voces quejumbrosas de los novios/ cuando hacen cosas raras/ o chanchadas, como dijo Catalina,/no, no, y no, nunca más./ Pero el amor seguirá dentro de mí/ ardiendo de hambre./ No es mi culpa, quiero ser pura. / Para ser pura hay que amar y hay que no amar./...”.