Como si fueran cooperativas, emprendimientos autogestados, todo nace del trabajo conjunto. Lo de Algo de ruido hace empezó con la dupla Esteban Lamothe-Esteban Gagliardi convocando a Romina Paula para que les escribiera un texto como hermanos o primos, cansados de que les remarcaran el parecido entre ambos. La de Tren (que se estrenará este año) es una dramaturgia colectiva del grupo Piel de lava que integra Pilar Gamboa, improvisando o jugando sobre la idea de ser evangelista, explorando la tribu sin temor al ridículo ajeno o el propio. Lo de Antes, el debut en dirección de Pablo Messiez, también nació del lugar más íntimo: la lectura personal de una novela, la convocatoria al grupo de amigos para interpretarla. También las creaciones de Krapp nacen de la libre improvisación, de la tormenta de ideas sobre un tema (aquí, en Olympica, la del deportista, antes glorioso, ahora en recuperación). Esa melancolía, ese estar bajo el signo de Saturno (como calificó a los herederos de Kafka, Proust y Benjamin el famoso ensayo de Susan Sontag) está presente en todos, como si esos universos aislados, esa soledad de las criaturas con su máxima expresión en la versión de Tío Vania que protagoniza Figueras se les contagiara de unos a otros, como si esa tristeza colectiva y esa añoranza expresaran algo sobre la generación nacida en los lejanos ’70.