“Hay una serie de lugares comunes en el imaginario sobre los judíos que todavía persisten –dice Feierstein–. Pero son anacrónicos. La idishe mame es un arquetipo que tiene que ver con la inmigración y con que en Europa se morían muchos chicos: mi papá tenía nueve hermanos, y sólo quedaron cinco. Entonces los cuidaban mucho, como los italianos. Ya no hay más madres así, y tampoco hay gauchos judíos, ese arquetipo que creó Gerchunoff para el centenario, 1910, porque sus amigos de La Nación le pidieron un texto que muestre cuán ejemplares son los judíos como inmigrantes, porque aceptan que les roben. En un cuento, que se llama ‘El candelero de plata’, un grupo judío está rezando y les entran a robar, pero como es shabat no pueden intervenir: ése es el modelo de inmigrante que querían. Gerchunoff después se arrepiente y en escritos posteriores refuta eso. Hay muchos lugares comunes de este tipo. Por eso el libro se llama Del gueto al country. Hay un gueto que al principio es necesario y después hay otro voluntario, porque está el que quiere quedarse sólo con amigos, escuela y trabajos judíos, y también está el que se mezcla con el mundo, como hicimos los judíos de barrio. Y ahora está el gueto elegido, que es el country: se reúnen afuera para estar más seguros entre ellos, pero los propios guardias de seguridad después los asaltan.”