LITERATURA › OPINION
› Por Andrea Ferrari
Teniendo en cuenta que vivo con una adicta a Harry Potter –empezó a los nueve o diez años, devoró cada volumen con creciente pasión y ahora, que todo terminó, sufre el esperable síndrome de abstinencia–, puedo ver con cierta simpatía a la horda de fans adolescentes que, en medio de los rumores sobre alguna posible continuación, claman por un nuevo libro para la saga.
Los chicos y adolescentes son lectores particularmente amantes de las continuaciones. Así como en los primeros años quieren que les lean una y otra vez el mismo libro, los que son un poco mayores buscan que la historia siga. Si se enganchan con una novela lo que desean no es tanto otra del mismo autor, sino otra con los mismos personajes. Los que nos dedicamos a la literatura infantil y juvenil solemos oír mil veces la misma pregunta: ¿vas a hacer la continuación? (En una escuela que visité llegaron a leerme un resumen de la segunda parte de uno de mis libros tal como les gustaría que lo escribiera: con la reunión de los personajes tras muchos años, romances, hijos...)
Para el propio autor, muchas veces es difícil desprenderse de sus personajes, a los que llega a tener tan metidos adentro que se vuelven más reales que muchas personas. ¿Por qué entonces no complacer a los lectores con lo que quieren? El problema con las continuaciones es que, cuando no tienen una historia potente por detrás (lo cual sucede bastante a menudo), huelen demasiado a lo que son: una fórmula repetida o a la innecesaria prolongación de algo que estaba terminado. Una secuela que a veces termina por quitarle frescura a la historia inicial.
Debe ser grande la tentación para Rowling: volver a sus personajes queridos, tirar de alguno de los múltiples hilos de la trama y desenrollar una nueva historia, quizá la vida de los hijos de sus protagonistas... Corre el riesgo, sin embargo, de romper la magia. La serie Potter no es un libro que tuvo éxito y seis continuaciones, sino una compleja estructura en que la historia abarca los siete volúmenes y a la vez tiene un cierre en cada uno de ellos. Y está terminada. Haga lo que haga, seguramente el resto de su vida quedará un poco a la sombra de Harry Potter, que es lo que les sucede a quienes dan con un personaje que se vuelve tan popular. Pero eso no está tan mal.
* Autora de El complot de Las Flores, También las estatuas tienen miedo y El círculo de la suerte (que se publicará en marzo).
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