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Martes, 19 de febrero de 2008

PLASTICA

El “Ouroboros” de Maresca en 1991

 Por Fabián Lebenglik

Liliana fue desarmando página por página los libros leídos de su biblioteca. Y con esa montaña de papel impreso construyó una enorme serpiente de veintiséis metros cuadrados, que se muerde la cola y que lleva por nombre “Ouroboros”, tomado del médico y alquimista Paracelso.

El destino de los libros es el fuego. O la mugre o los gusanos. Pero la artista, invitada a participar de una muestra de escultura en la Facultad de Filosofía y Letras, pensó en sacarse de la cabeza todos esos libros y ponerlos a funcionar de otra manera. Así fue que surgió la tentación de la serpiente. Un círculo recursivo hasta el infinito, hecho de libros, especialmente de libros que explican teorías sobre los libros. En la obra que la escultora fabricó para Filosofía y Letras se lee una imagen ciertamente corrosiva de la filosofía y las letras y de la institución universitaria a la que se ve como un recinto que se cierne sobre los libros para hacer un círculo y velar por él. Como se novela o como se vela a los muertos. Esta es una de las probables causas por las que el Ouroboros no pasó inadvertido en la citada casa de estudios. Incomoda a ciertos dirigentes estudiantiles que lo miran torcido y estudiantes que van destruyendo la obra parcialmente. Y se sentían agredidos por la rotura de tantos libros. Hay que tener en cuenta que había textos de lectura obligatoria en las materias de grado. Algunos hacen cuentas y aseguran que hay más libros sobre una disciplina que sobre otra. Otros la piensan insultante o arrancan las páginas pertenecientes a un mismo libro en un intento vano de que la suma de las partes conduzca al todo. Muchos la ven como un obstáculo con el cual se tropiezan al atravesar el patio seco de la facultad. La consumación del Ouroboros era, lógicamente, el fuego. No una quema pública de libros porque Liliana odia la brutalidad. Sino que, en una ceremonia privada, Maresca cumplirá –cumplió– con el destino efímero de su escultura. (Texto de 1991, leído en el video Frenesí). En la foto (de Adriana Miranda), el Ouroboros de Maresca, 1991.

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