“El acento recae precisamente en el gusto que puede generar la lectura de historias cotidianas expuestas sobre un diván, que tiene más de mediático que de psicoanalítico –critica la psicoanalista Mirta González–. El autor se esfuerza por aclarar que las historias están basadas en casos reales y que sólo noveló ciertos tramos para mejorar la comprensión de los relatos, mientras desde la contratapa se define su estilo de trabajo como un despliegue de su personal manera de entender el psicoanálisis...”

“Si de algo carece la práctica del psicoanálisis es de redondeces, de finales totalmente previsibles y de direcciones de la cura que siempre e invariablemente –sigue– dan en la oscuridad del sufrimiento humano... Los analistas lidian con el sufrimiento de los pacientes, siempre desde su ética, que es la del deseo, pero transitando los azarosos caminos que cada sujeto presenta en su análisis... El autor tiene, seguramente, el conocimiento y la habilitación teórica sobre lo que es el psicoanálisis, sin embargo su práctica parece llevar la impronta de su predilección por circular, desde hace años, por los medios de comunicación, respondiendo consultas al paso, encauzando inquietudes, haciendo intervenciones allí donde un famoso, un radioyente o un televidente ofrece sus dos minutos de discurso al aire mediático”.

De “Historias de un diván mediático (o la farandulización del psicoanálisis), en revista El Otro.