Tierra firme, el CD que Página/12 editó y distribuyó en forma gratuita, fue uno de los ganadores del premio Gardel Solidario. Es el resultado de un proyecto en que los chicos pertenecientes a barrios carenciados llegaron a hacer sus propias canciones, y a grabarlas en forma profesional junto a artistas como Fito Páez, el Bahiano, Víctor Heredia, Jairo, Teresa Parodi, Fontova, Raúl Porchetto, Guillermo Fernández, Antonio Tarragó Ros o Palo Pandolfo, y a actores como Gastón Pauls y Pablo Echarri. Se trata de una iniciativa impulsada por la Fundación FOC, con el apoyo de Unicef Argentina, que surgió de una serie de talleres dirigidos por el músico Marcelo Boccanera. A partir de una serie de talleres que se dictaron en la Villa IAPI de Quilmes y en otro barrio de Almirante Brown, se recorrió un largo y fructífero camino hasta llegar a este CD y a la realización de un documental.

El miércoles pasado, en el teatro Gran Rex, “el profe” Marcelo Boccanera subió a recibir el premio junto a un grupo de chicos emocionadísimos, que emocionaron a todos los presentes. Desde las populares, una nutrida barra de compañeros hacía el aguante con el mismo entusiasmo. Fabián, uno de los chicos, tomó la palabra, secándose las lágrimas: “Nos parece increíble estar hoy acá, compartiendo una entrega de premios con tantos artistas que admiramos. Nosotros somos fanáticos de todos ustedes. Y hoy queremos mostrarles lo que pudimos lograr: pudimos ganarle a la droga y a la falta de oportunidades, haciendo nuestra música”. Boccanera, a su turno, agradeció a los chicos que participaron del proyecto: “Gracias a los pibes que creyeron en la música, con la firme convicción de salir de la telaraña”. En el mismo sentido habló Gastón Pauls al recibir el otro Gardel Solidario, esta vez por el CD Tango por los chicos, producido por su fundación, la Casa de la Cultura de los Chicos de la Calle: “Esta es una manera de mostrar una salida diferente y posible para los pibes que están en situación de riesgo. Creemos que en lugar de bajar la edad para meterlos en cana, es más efectivo darles una guitarra, un piano o una flauta, a ver qué sale”.

Estos fueron ganadores especiales, que no compitieron en ninguna terna por género, pero fueron capaces de hacer rock, pop, algún tanguito y alguna balada romántica, con letras que hablan de su realidad cotidiana. Adolescentes como tantos, que viven en barrios de esos donde los remises no quieren entrar, en el conurbano bonaerense. Chicos que un día transitaron algo que a priori parece menor: talleres para hacer canciones. Y que aprendieron el poder enorme que les da la posibilidad de expresarse a través del arte.