Todo terreno, Martin vuelve a la calle después de mucho tiempo y luego de pasar por la conducción de ciclos tan disímiles como Fugitivos, Ardetroya, Teikirisi y High School Musical-La selección. “Hay quien construye una carrera haciendo lo mismo durante diez años y hay quien la hace haciendo cosas distintas todos los años. A mí me encanta hacer cosas diferentes”, analiza. En la TV debutó como movilero en Buenos muchachos, un ciclo que duró poco y nada en la pantalla de Canal 9, pese a contar con un equipo compuesto por Jorge Guinzburg, Adolfo Castelo, Horacio Fontova y Elizabeth Vernaci, luego de haber sido notero en el cable, en ciclos como Orsai a la medianoche y La noche menos pensada. La liga marca su debut como cronista social. “El desafío de La liga es más intenso a nivel personal que periodístico. Involucrarte con las historias y pasar un tiempo con realidades tan opuestas a las de uno te golpea, te marca. Todavía estoy en proceso interno de interpretar qué carajo me pasa”, dice.

El desafío de Cancela, en cambio, pasa por otro lado. Como notero de CQC, está acostumbrado a patear el asfalto. Claro que ahora no hará coberturas sobre actos o presentaciones político-gubernamentales. “Una cosa es estar en un acto político y demostrar que a la gente la llevan paga y obligada y otra muy diferente pero complementaria es ir a conocer la realidad de esta gente, entender por qué aceptan ir a un acto político por un vino, un chori o un Plan Trabajar”, explica, antes de señalar, un tanto en broma y otro tanto en serio, que “el hecho de convivir con la gente sufrida me hace juntar resentimiento para hacer notas para CQC”.