II ENCUENTRO ARGENTINO DE CREADORES DE GENERO FANTASTICO
Crónica de una reunión del otro mundo
POR F. K.
“Acá sólo falta una máquina del tiempo, o una nave espacial, y ya estamos completos”, se escuchó decir hace unas semanas en los pasillos del Club del Progreso. La alusión a Wells, evocada en algún intervalo del II Encuentro Argentino de Creadores de Género Fantástico, no está nada mal para este tipo de eventos. Al fin y al cabo, la fantasía, la libertad, la imaginación, la ruptura de los códigos de este bajo mundo son los ingredientes principales de la literatura fantástica, de la ciencia ficción y de la ciencia, claro está. Las máquinas del tiempo, los agujeros negros, las novelas de Asimov, las profundidades del mar, los cuentos de Poe están allí para demostrarlo. En verdad, la ciencia ficción tuvo su época de oro en nuestro país (y en cierta forma en el mundo) asociada a la aventura espacial y los extraordinarios progresos científicos del siglo XX, pero durante mucho tiempo siguió una existencia larvada, subterránea y de culto. Este encuentro (y el anterior, y los que seguirán) organizado por la Fundación Ciudad de Arena intenta hacerla salir a la luz. El Club del Progreso es un buen marco, ya que la ciencia y las fantasías sobre ella son parte integrante del imaginario de quienes lo crearon.
El asunto es que reunió a más de 160 escritores, cineastas, estudiosos, historietistas, académicos y aficionados de todo el país: fue, hasta ahora, la reunión más grande del género en Argentina, y tal vez en Sudamérica y contó con presencias estimulantes: Angélica Gorodischer (que recibió el Premio a la Trayectoria Literaria), Alberto Laiseca (que relató un cuento que aterrorizó a los 150 asistentes que se quedaron hasta el final), Ana María Shua, Carlos Gardini, Pablo Capanna, Marcelo Cohen, Guillermo Saavedra, Alejandro Alonso, Rogelio Ramos Signes, Liliana Bodoc, Pablo De Santis, Laura Calvo, Liliana Díaz Mindurry, Laura Massolo, Germán Cáceres, Rafael Pinedo, Antonio Requeni, Elsa Drucaroff, Darío Lavia, Carlos Abraham, Leonardo Moledo, Carlos Chernov, Claudio Sánchez, Bebe Kamín, con asistencia de gente de ocho provincias y hasta un invitado especial del Uruguay, anticipo de un posible tufillo internacional.
Y se habló: de los viajes en el tiempo –en la ciencia y en la ciencia ficción–, de las ucronías (esos juegos de historia alternativa), Sergio Gaut vel Hartman, Eduardo Carletti, Luis Pestarini y Alejandro Alonso contaron su odisea (cómo atravesaron el desierto de los años en los que casi todos habían claudicado), de los escritores argentinos de ciencia ficción del siglo XIX, se hicieron presentes la poesía, el cine, la historieta y hasta el psicoanálisis, se recordaron viejas publicaciones junto al anuncio de publicaciones nuevas.
Hubo talleres literarios, de donde salieron cuentos que se publicarán en los Anales del Encuentro. Y así: conferencias, mesas redondas y diálogos abiertos con el público, un workshop con los principales sitios web de Fantasía y Ciencia Ficción de la Argentina, una muestra de historietas, preparada por Pablo De Santis, un puesto de libros, donde los visitantes se asombraron por el material tanto como por los precios. Fue bastante fantástico, lo cual, por cierto, no desentonaba para nada. Como tampoco desentonaron los compases finales de la sinfonía Júpiter, de Mozart para el cierre; aunque hubiera sido mejor la Nro. 39.