Sábado, 21 de diciembre de 2002 | Hoy
Dormir no sólo es
una actividad tremendamente placentera (¡qué mejor sensación
que la de despertarse tras una buena siesta o una noche de profundo descanso!)
sino que también es la mejor opción para pasar la noche ya que,
como veremos un poco más abajo, existen trastornos del sueño que
son capaces de hacer de esas horas de oscuridad una condena para quien anda
a maltraer con su dormir y, muchas veces, también para quienes se encuentran
a su alrededor (parejas, hijos, vecinos, etcétera).
Aunque las horas muertas del insomnio puedan resultar insufribles, o el estentóreo
ronquido amenace con no dejar jamás volver a conciliar el sueño
a quien yace junto al roncador, existen otros cuadros patológicos relacionados
con el dormir. Aunque menos difundidos, su sola descripción es capaz
de desvelarlo a uno: ¿se imagina usted en total estado de inconciencia
interpretando al personaje principal de su sueño, aun cuando esto implique
aporrear a su esposo/a o esconderse en el placard a la espera de un asesino
serial?
O póngase del otro lado: ¿se imagina compartiendo la cama con
una persona que cada dos o tres minutos sacude sus piernas rítmicamente
durante un par de segundos? ¿No le generaría cierto malestar tener
que acostumbrarse a que, en el mejor momento de un encuentro íntimo,
su pareja se quede completamente dormida (en el peor de los casos, arriba suyo)
a tal punto que resulte casi imposible despertarla?
Trastorno de la conducta durante el sueño rem, síndrome de piernas
inquietas y narcolepsia son los nombres de las citadas alteraciones del sueño
que, como el insomnio y el ronquido, se traducen indefectiblemente en un deterioro
de la calidad de vida.
Afortunadamente, la disciplina autodenominada medicina del sueño cuenta
por estos días con tratamientos adecuados para el tratamiento de estas
afecciones; desgraciadamente, la gente no tiene la costumbre de preocuparse
por su dormir, y así pasa el tiempo.
Los trastornos del sueño son desconocidos porque es igualmente
desconocida la importancia del sueño en la vida y sobre la salud de los
seres humanos afirma la doctora Margarita Blanco, directora médica
del Club del Sueño. A excepción de las pesadillas, el insomnio
o el sonambulismo, que suelen ser asociados a lo fantástico o a lo literario,
desde lo médico los trastornos del sueño tienden a ser subestimados
por la gente, pero también por los médicos. Parte del problema
puede ser achacado a lo relativamente joven que es este campo de la investigación.
Es recién en la década del 30 (del siglo XX) que gracias
a la introducción del electroencefalograma, que permite registrar la
actividad eléctrica de la corteza cerebral la medicina se interna
en la investigación de aquello que sucede en nuestro cerebro mientras
dormimos. El electroencefalograma permite identificar las etapas del sueño,
en particular el llamado sueño rem, que es aquel durante el cual el sujeto
sueña y sus ojos se mueven rápido, probablemente siguiendo las
imágenes que ve en el sueño (extrañamente, los recién
nacidos también experimentan al dormir un movimiento rápido de
ojos, pero se cree que estaría relacionado con aspectos del desarrollo
de las funciones intelectuales superiores). Así las cosas, en 1938
aparece la primera clasificación de las etapas del sueño. A
partir de entonces continúa la doctora Blanco, los investigadores
empiezan a profundizar la búsqueda de los trastornos del sueño
y de sus implicancias; se describen entonces las apneas del sueño, los
ronquidos (que hasta entonces eran considerados normales), el síndrome
de piernas inquietas, entre muchos otros. A la fecha, son más de
ochenta las alteraciones del sueño descriptas en la bibliografía
especializada. Quizás la más conocida, debido a su elevada frecuencia,
sea el insomnio: esto es, la dificultad para dormirse o para mantenerse dormido,
aunque a veces también suele manifestarse como un recurrente despertar
muy temprano, cuando la persona todavía no ha descansado lo suficiente.
Es común que cuando se está demasiado exigido durante el
día, con muchas responsabilidades o por situaciones especiales afectivas
o relacionadas con el trabajo, la persona experimente insomnio; pero cuando
lo circunstancial pasa, uno usualmente retoma su ritmo de sueño.
En muchas ocasiones, la persona se queda pegada a ese no dormir y ahí
es cuando se puede empezar a hablar de insomnio propiamente dicho. Hay
una gran cantidad de insomnes que empiezan a no poder conciliar el sueño
por una situación conflictiva que no pueden resolver; muchas veces, una
vez resuelto el problema, continúa ese no dormir apunta Blanco.
Por suerte, la gran mayoría de estos pacientes pueden recuperar su sueño
tan sólo con ordenar un poco sus hábitos: acostarse y despertarse
a la misma hora, respetar los horarios de las comidas, etcétera.
El insomnio se va cuando la persona vuelve a disfrutar de las buenas dormidas
nocturnas, asegura esta especialista en medicina del sueño.
Ruidos molestos
Otra de las afecciones del sueño más frecuente y más
conocida es el ronquido, y su prima hermana la apnea obstructiva del sueño.
¿Qué es el ronquido? Es el ruido que se produce por la vibración
del aire al pasar por los distintos tejidos de la garganta que ofrecen resistencia
al obstruir parcialmente el diámetro de las vías aéreas,
responde Blanco. Son muchas las causas que pueden llevar a la obstrucción
parcial de las vías aéreas: amígdalas, adenoides o úvulas
grandes, inflamaciones crónicas de la garganta o, simplemente, la obesidad
y el sobrepeso. Hay personas que con dos o tres kilos de más ya
empiezan a roncar, asegura.
Roncar puede llegar a molestar al compañero o compañera de alcoba,
e incluso a los moradores de las habitaciones contiguas. Pero el verdadero problema
aparece (y esto es frecuente) cuando esa mala costumbre del ronquido deviene
en apneas. Así como el roncar es causado por el angostamiento del espacio
por donde pasa el aire camino a los pulmones, las apneas son un paso más
allá: la obstrucción completa, aunque transitoria de ese conducto.
El cuerpo empieza entonces a hacer esfuerzos por abrirlo; cuando finalmente
lo logra, el resultado colateral es un microdespertar imperceptible.
Como resultado de esos repetidos microdespertares (que en una noche pueden ser
cientos), el paciente al día siguiente se despertará agotado,
como si no hubiese dormido nada. Pero eso no es lo peor de todo: El esfuerzo
del organismo por abrir la vía aérea obstruida repercute sobre
la salud cardio y cerebrovascular, poniendo en riesgo la salud de la persona
afirma la doctora Blanco. sona afirma la doctora Blanco.
Además, la sangre llega con menos oxígeno y más anhídrido
carbónico a los tejidos, produciendo microlesiones por hipoxia que dañan
progresivamente los órganos. El daño es mayor en aquellos
órganos más nobles, como el cerebro.
El primer paso para combatir los ronquidos y las apneas es retornar a un peso
saludable; muchas veces con eso alcanza. Sin embargo, en otros casos se vuelve
necesario recurrir a un dispositivo denominado C-PAP, que no esmás que
una bomba que envía aire a presión a través de una mascarilla
que el paciente usa durante la noche. Esa presión mantiene abierta la
vía aérea durante el sueño; el paciente, agradecido. Al
día siguiente de haber usado el C-PAP, la mayoría de los pacientes
se levantan sorprendidos pues por primera vez en años, además
de dormir, han descansado.
Piernas inquietas, cuerpos
autónomos
Cuando uno escucha hablar de insomnio y ronquidos tiene algo más
que una vaga idea de lo que se habla; no sucede lo mismo con el síndrome
de piernas inquietas, a pesar de que se estima que afecta a entre el 2 y el
5 por ciento de la población. Algunas personas, cuando están
en la cama listas para dormir, presentan en las manos y piernas brincos o saltos
y contracciones de los tendones, y una inquietud y sacudida tan grande de sus
miembros, que no están en condiciones de dormir; es como si sufrieran
la tortura más grande, escribió Thomas Willis allá
por 1672, en The London Practice of Physick.
Descripto finalmente en 1945, el síndrome de piernas inquietas se
caracteriza por la dificultad de estar en calma durante las últimas horas
del día señala la doctora Blanco, que también es
miembro de la comisión directiva de la Fundación Thomson.
A partir del atardecer, estas personas experimentan calambres y dolores en las
pantorrillas y gemelos; suelen caminar descalzas buscando lugares fríos
o recurren a baños tibios que relajen los músculos y calmen el
dolor. ¿Por qué se dice que es una alteración del
sueño? En principio, porque tiende a retrasar el momento de comenzar
el sueño. Sólo en principio. También está
asociado con movimientos periódicos de los miembros inferiores una vez
que el sujeto consigue dormirse, que pueden presentarse cada 30 segundos y durar
de 5 a 20 segundos. Estas personas, cuando llega la mañana, quieren que
se las deje seguir durmiendo porque no han descansado. Hoy se sabe que
este síndrome es causado por alteraciones de los neurotransmisores (más
precisamente de la dopamina) y se trata con medicación antiparkinsoniana
como la L-dopa.
Hay que aclarar que no se ha demostrado que el síndrome de piernas
inquietas esté relacionado con el Parkinson, ya que muchos pacientes
se asustan por el tipo de medicación que se les indica, apunta
la doctora Blanco.
Ahora, no sólo las piernas pueden llegar a moverse sin control durante
la noche. El llamado trastorno de la conducta durante el sueño rem, o
rem sin atonía, puede realmente poner en riesgo la vida del paciente
y de su entorno. Cuando una persona entra en sueño rem, sus músculos
se relajan por completo. Pero en los pacientes con rem sin atonía, esto
no sucede; es más, su cuerpo comienza a moverse en relación con
lo que está soñando: Así es como estas personas pueden
amanecer dentro del placard o vestidos con ropa de cama en medio de una avenida,
o incluso agarrar a trompadas o estrangular a quien duerme a su lado si es que
el sueño tiene un contenido fuerte, asegura la doctora Blanco.
Aquí es necesario introducir una distinción: rem sin atonía
no es lo mismo que el sonambulismo. El que sufre sonambulismo se mueve,
pero no de acuerdo con un contenido onírico explica. En otras
palabras, el sonámbulo no tiene ninguna película en su cabeza
sino que simplemente pierde el control muscular durante el sueño, se
levanta y camina como si tuviera en su cabeza un mapa de su casa, por eso no
se choca con nada.
Así es como el sonambulismo y el rem sin atonía tienen tratamientos
distintos. Mientras que éste se trata en forma medicamentosa, el sonambulismo
debe ser atacado por otro flanco: Como muchas otras parasomnias (alteraciones
que transcurren durante el sueño, pero que no alteran la salud del paciente
sino su bienestar y tranquilidad), el sonambulismo es una respuesta nocturna
a la ansiedad y la angustiadiurna, y es allí donde se debe trabajar.
Es común, por ejemplo, que los chicos con sonambulismo o pesadillas sean
aquellos hiperresponsables o que tienen una vida escolar tremendamente exigida.
Una pequeña muerte
Aunque a esta altura del relato parezca imposible, hay cosas peores que
andar caminando dormido o pegar coces entre las sábanas. Existe
un trastorno muy poco conocido, pero con una gran incidencia en la población,
denominado narcolepsia comienza diciendo sobre este tema la doctora Blanco,
que también integra el Departamento de Neurofisiología Clínica
y Medicina del Sueño, del Hospital Francés. Es un ataque
de sueño, que se acompaña por una pérdida de fuerza muscular
que ocasiona la caída (cataplexia), asociada a emociones placenteras
o displacenteras; también puede acompañarse por alucinaciones
y parálisis al despertar.
Así es como estas personas se quedan súbitamente dormidas en las
situaciones más insólitas, tanto que las personas que están
alrededor tiendan a no creer que esto sea algo involuntario. Esta es una
alteración del ritmo de la vigilia y del sueño, y del sueño
rem y no rem señala. Generalmente aparece durante la adolescencia,
aunque muchas de estas personas le escapan a la consulta médica y tratan
de sobrevivir como pueden hasta que ya no dan más y, luego de varios
años, consulta. Si quienes padecen supieran que pueden ser tratados
con una droga denominada modafinilo que, aunque no se sabe a ciencia cierta
cómo actúa, da bastante buen resultado, seguramente no dejarían
pasar el tiempo en vano.
En general, cualquier persona que tiene un trastorno del sueño
(sea insomne, roncador o piernas inquietas) ve afectada la calidad de su sueño,
que tiene una función de proteger al organismo y de brindarle una energía
de recuperación para todos sus sistemas señala la doctora
Blanco. Esto se traduce en la vida diaria en un bajo rendimiento físico
y psíquico (intelectual); hay estudios que demuestran que si a una persona
se la priva de una o dos horas de sueño diarias durante una semana, y
luego se le realizan pruebas de velocidad mental y de reacción motora,
todos los valores son inferiores que al comienzo de la semana.
Hay muchas personas que temen tener el mal de Alzheimer o que buscan tratamientos
para la memoria, cuando en realidad lo que les pasa es que están mal
dormidas, comenta la especialista. El mal dormir también conlleva
una sensación de cansancio o de fatiga, y se asocia con la llamada excesiva
somnolencia diurna (que son esas ganas de dormir que aparecen durante el día
en cualquier momento) y en trastornos del carácter que lo vuelven a uno
irascible e irritable. En definitiva concluye, la vida es
una tragedia para quien se acostumbra a dormir mal.
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