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Sábado, 15 de noviembre de 2003

220º ANIVERSARIO DEL EXPERIMENTO DE LAVOISIER

Hágase el agua

Por Esteban Magnani

El 12 de noviembre de 1783, Antoine Laurent de Lavoisier terminaba de sepultar con un simple experimento uno de los pilares de la cosmovisión aristotélica acerca de la composición de las cosas. Frente a los ojos de otros miembros de la francesa Académie des Sciences sintetizó agua en donde no la había con sólo mezclar dos gases. El agua, lejos de formar todos los otros elementos, era ella misma resultado de una combinación, como habían comprobado en los últimos años distintos químicos, entre ellos Cavendish. Pero fue Lavoisier con su vocación positivista avant la lettre quien le dio mayor precisión, develando incluso la composición del líquido elemento. En realidad, el químico francés ya había comenzado algunos años antes a desmitificar algunas de los rasgos que se le atribuían al agua.

Palito de agua
Un siglo antes el belga Van Helmont había dado crédito a la idea de que el agua es la madre de todas las sustancias. Para ello, con la paciencia de un jardinero japonés había medido durante 5 años la cantidad de agua y tierra que echaba en un macetero en el que crecía un árbol. Al final del período obtuvo un árbol de 82 kilos, mientras que la cantidad de tierra había permanecido prácticamente invariable. La conclusión obvia de Van Helmont fue que la madera del vegetal se había fabricado a partir del agua de su regadera.
Otro experimento repetido por siglos y que abonaba la teoría era aún más simple y breve. Si uno hierve agua, una vez que ésta se evapora siempre queda un resto terroso, aun si se trata de agua destilada, es decir, sin residuos.
Frente a este dilema, Lavoisier gestó un experimento que implicaba, aunque con otras palabras, el moderno principio de la conservación de la materia. Pesó prolijamente todos los elementos de su experimento, incluido el recipiente, e hirvió el agua cuyo vapor se condensó sobre otra balanza. Como probablemente esperaba, el agua obtenida pesaba lo mismo que la original. Entonces, ¿de dónde había salido esa tierra? La balanza soltó el secreto: el fondo terroso tenía el mismo peso que el que había perdido el recipiente en donde se había hecho la operación.

Y el agua se hizo
En los años 1780 varios científicos, entre ellos Joseph Priestley, Henry Cavendish y James Watt (el inventor de la máquina de vapor) habían obtenido agua de diversos experimentos con oxígeno o “aire deflogisticado”, como lo llamaban. Lavoisier supo de ellos, pero se propuso estudiar mejor cómo era el procedimiento por el que ocurría tal cosa. A mediados de 1783, dos años después de bautizar al oxígeno, explicar su rol en la combustión y destruir la teoría del flogisto, Lavoisier comunicó sus descubrimientos a la Académie des Sciences. El 12 de noviembre, junto al Marqués de Laplace, se acercó a la institución (que por entonces se encontraba en el Louvre) para repetir el experimento a gran escala. Para ello prepararon un recipiente cerrado excepto por una doble entrada. Una de ellas permitía el ingreso del oxígeno y la otra del Aire Inflamable (AI) que hoy llamaríamos hidrógeno, en una sabiaproporción de 1:2. Al hacer entrar ambos gases por los orificios en las proporciones correctas, empezó a “aparecer” agua en el recipiente. El peso del resultado coincidía con el que habían perdido las sustancias de las que se había obtenido el hidrógeno y el oxígeno.
No satisfecho con esto, Lavoisier decidió comprobar que el proceso inverso también era posible. Para ello colocó en agua una barra de hierro que se oxidó rápidamente y que dejó atrás un resto de AI. Cuando “desoxidó” –redujo– el hierro y lo combinó con el AI, obtuvo nuevamente el agua, como un niño armando y desarmando un rompecabezas. Seguramente Lavoisier y Laplace brindaron con un vaso de líquido transparente pero con sabor a victoria.

Del laboratorio a la guillotina

Antoine-Laurent de Lavoisier nació en París el 26 de agosto de 1743. Estudió Derecho, Matemáticas, Física y Botánica, especializándose en Química. En 1768, ingresó a la Academia de las Ciencias de París gracias a un ensayo sobre la mejora de las técnicas del alumbrado público.
En 1777, el mismo año en que identificó el oxígeno y el hidrógeno en el aire, se casó con Marie Anne Pierrette Paulze, quien desde entonces fue su más estrecha colaboradora. Su laboratorio se encontraba en el arsenal de la Administración Real de Pólvoras, instituto del cual era director científico. La demolición de La Bastilla contó con su asesoramiento para evitar a los obreros la acción de los gases nocivos que se desprendían. Con la Revolución Francesa en marcha, Lavoisier fue nombrado miembro de la comisión para el establecimiento del nuevo sistema de pesos y medidas y después, en 1791, secretario del Tesoro francés. Hasta que en 1793 lo detuvieron junto a otros miembros de la Ferme Générale, organización encargada, en tiempos del rey, de la recaudación de impuestos, acusado de atentar contra la revolución. Luego de comparecer ante el Tribunal revolucionario fue ejecutado en la guillotina en París. Era el 8 de mayo de 1794.

 

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