Alguna vez sedujo a literatos, científicos, reyes, presidentes, médicos, psicoanalistas y hasta a algún que otro papa. Y no era para menos: hasta finales del siglo XIX, la cocaína era considerada y publicitada como una panacea con propiedades estimulantes, capaz de aliviar numerosas dolencias (como el dolor de estómago y el alcoholismo) y levantar el ánimo. Hasta se la llegó a vender como ingrediente de cigarrillos, ungüentos, aerosoles nasales, tónicos, vinos y de una famosa bebida de consumo universal. En esta edición de Futuro dedicada a la salud, historia y avatares del adictivo y destructor polvillo blanco.