ASTRONOMIA
El desfile de Venus
Por Mariano Ribas
El próximo martes, el Sol asomará por el horizonte con un gran lunar a un costado. La insólita mancha, negra y redonda, no será otra cosa que el mismísimo planeta Venus, protagonizando un “tránsito” por delante de nuestra estrella. El hipnótico desfile durará más de seis horas, pero desde la Argentina sólo veremos su parte final. De todos modos, es una oportunidad preciosa, porque la última vez que ocurrió algo así fue en 1882. Es simple: nadie actualmente vivo ha presenciado un tránsito de Venus. A continuación, las claves de uno de los eventos astronómicos más esperados (y promocionados) de las últimas décadas.
Los tránsitos se producen cuando el Sol, Venus y la Tierra forman una línea recta en el espacio. Y técnicamente hablando, eso sólo puede ocurrir cuando los dos planetas cruzan simultáneamente (o casi) la “línea de nodos”, aquella que intersecta los planos orbitales de ambos (el plano venusino está inclinado 3 grados con respecto al terrestre). Sólo así es posible ver al famoso “lucero” –como un punto negro– pasando por delante del Sol. Y el del martes será tan sólo el séptimo tránsito de Venus desde la invención del telescopio (los anteriores fueron en 1631, 1639, 1761, 1769, 1874 y 1882). Más allá de su atractiva rareza, estos curiosos juegos de geometría planetaria han jugado un importante rol en la historia de la ciencia: observando los tránsitos desde distintos puntos del planeta, los astrónomos del siglo XIX pudieron calcular, entre otras cosas, la distancia entre la Tierra y el Sol (casi 150 millones de kilómetros). Un verdadero hito para la astronomía.
El desfile solar de Venus durará algo más de 6 horas. Y será observable de punta a punta en Europa, Africa (salvo su extremo occidental) y Asia (a excepción de su parte más oriental). En nuestro país sólo se verá la última media hora, y únicamente desde Buenos Aires y las provincias del Este. Todo comenzará con la salida del Sol, a las 7.56 de la fría mañana del martes: en ese momento, Venus aparecerá como un circulito negro, incrustado (aparentemente) cerca del borde superior de nuestra estrella. Con el correr de los minutos, el planeta irá acercándose aún más hacia el borde. Y finalmente, a las 8.25, abandonará el disco solar. Como todo ocurrirá a muy baja altura en el cielo del Noreste, habrá que elegir un lugar de observación donde pueda verse el horizonte libre de obstáculos. Un edificio alto, o la Costanera de Buenos Aires son una buena opción. Pero hay otro tema crucial: la observación misma. En realidad, la cosa no será tan sencilla como se la ha venido presentando últimamente. Por empezar, hay que utilizar un filtro para protegerse los ojos de la luz solar (porque Venus estará delante del Sol). Lo ideal son los filtros de uso astronómico, pero si se mira sólo unos segundos por vez, pueden usarse máscaras de soldar, o la parte más oscura de una radiografía. Con telescopios, obviamente, la imagen del planeta delante del Sol será mucho más nítida. Pero en estos casos, la única alternativa segura es utilizar filtros especiales (tipo Mylar, preferentemente), o proyectar directamente la imagen solar desde el ocular del telescopio a una pantalla.
El próximo martes tendremos la primera y última chance de nuestras vidas para ver semejante extravagancia astronómica (al menos en nuestro país). El próximo tránsito de Venus será el 6 de junio de 2012, pero no será visible desde Argentina. Y lo mismo ocurrirá con el siguiente, allá por el 11 de diciembre de 2117. Habrá que esperar hasta las 10 de la mañana del 8 de diciembre de 2125, para volver a ver la oscura silueta venusina paseándose por delante del Sol. Será el turno de nuestros nietos y bisnietos.