futuro

Sábado, 5 de junio de 2004

HISTORIA DE LA CIENCIA: VENUS Y EL CINEMATOGRAFO

La retina del sabio

Por Daiana Capdevilla* y Mercedes Linares Moreau*

A punta de revólver. Es así como la historia del llamado “cine científico” –y la del cine a secas– comenzó. Muchos años antes de los hermanos Lumière, el astrónomo francés Jules Janssen (1824-1907) apuntó su “revólver fotográfico” hacia el Sol, inmortalizando de esa manera el pasaje de 1874 del planeta de la más bella de las diosas del Olimpo sobre el disco solar. En ese entonces, el tránsito de Venus por delante del Sol era un medio fundamental para el cálculo de la distancia entre la Tierra y la estrella que nos da la vida: es la llamada “unidad astronómica”, base de todas las mediciones celestes y que brinda una idea del tamaño de nuestro sistema solar.
El método había sido propuesto por el célebre Edmond Halley en 1716 y requería dos observaciones de la duración total del tránsito desde sitios de la Tierra con latitudes muy diferentes. La diferencia en la posición –paralaje– de ambas trayectorias del planeta sobre el Sol serviría para calcular la distancia a este último. Con este dato, y usando las leyes de Kepler, se obtendrían todas las distancias del sistema solar.
Janssen fue un reconocido “cazador de eclipses” de su época y más tarde el fundador del Observatorio de Meudon, al sur de París. Hasta el tránsito de Venus, nunca había utilizado la fotografía en términos astronómicos. Pero dadas las dificultades de cronometrar precisamente los momentos en que los discos de ambos astros se tocan, pensó que con ella se podrían obtener resultados más exactos y acceder así a una mejor estimación de nuestra distancia al Sol.
Ya desde 1867 –con la máquina de escribir– se disponía de un medio práctico para escribir rápido y prolijo. Quizás inspirándose en ella, el astrónomo tuvo la idea de crear un artilugio mecánico con el cual poder registrar una secuencia rápida de imágenes: así es como nació su “revólver fotográfico” (o “el Janssen”), que utilizaba dos discos, uno con doce orificios (el obturador) y otro con uno solo (que estaba sobre la placa sensible del daguerrotipo); combinando los giros de ambos discos, se formaban imágenes secuenciales. El revólver de Janssen no obtuvo los resultados esperados; sólo produjo imágenes difusas y distorsionadas. Quizá su futuro inmediato no estaba en la astronomía después de todo...
Y así fue. Siguiendo las ideas del astrónomo, el inglés Eadweard Muybridge en 1878 registró el movimiento de seres vivos, disponiendo en serie múltiples cámaras fotográficas. De ahí al cine había un solo paso: en 1891, Edison presentó el kinetoscopio, a partir del cual –y de las técnicas para proyectar dibujos animados– los hermanos Lumière implementaron el “mecanismo de uña”, sistema más sencillo para el avance intermitente de la película perforada. El 28 de diciembre 1895 Auguste y Louis Lumière presentaron públicamente su invento, proyectando la película Salida de los obreros de la fábrica Lumière en el sótano del Grand Café des Capucines. Se cuenta que sólo asistieron 33 personas, entre estas Georges Méliès. Luego de un par de días, la gente hacía cola a la espera de la próxima función.
El próximo martes 8 de junio, al amanecer, Venus pasará delante del Sol. La idea original de suprimir el ojo infiel del observador y ceder su lugar a la fotografía, y la misión de ésta de convertirse en “la retina del sabio”, en la palabras de Janssen, fueron los elementos germinales quellevaron a que Louis Lumière en una noche de insomnio inventara el cinematógrafo.

* Instituto de Astronomía y Física del Espacio (IAFE/CONICET/UBA).

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Venus, la diosa del amor, frente al disco solar. Punch, 1874.
 
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