Miedo, terror, espanto, susto... esa “odiosa sensación” no sólo acompaña a la humanidad desde el principio, y es fuente de películas, libros, obras de teatro; cumple también una función esencial para la supervivencia: preparar al cuerpo para la lucha o para la huida. Nacido en los recovecos del cerebro, íntimamente conectado con la memoria, la inteligencia y una multitud de funciones cerebrales y no tanto, el miedo –lejos de ser signo de debilidad o cobardía– tiene su teoría y su explicación que persiguen una multitud de investigadores. No teman leer esta nota.