CIUDAD PANICO
El afuera comienza aquí
Paul Virilio
Libros del Zorzal, 144 págs.

Leer a Paul Virilio siempre descoloca. Su mirada oblicua de los acontecimientos que enmarcan y devoran la tranquilidad de la vida cotidiana y su original análisis de los fenómenos que se naturalizan con una pasmosa velocidad pone en pausa lo que se considera siempre dado y hace aparecer los resortes ocultos que los impulsan. De ahí que se conozca también a este intelectual y arquitecto francés como “el filósofo de la velocidad”: las deformaciones ontológicas del mundo virtual, los efectos psicológicos del terrorismo en la subjetividad moderna, la hiperpotencia de los medios masivos de comunicación, el terrorismo urbano, o la dictadura del progreso y el consumo, suelen ser sus temas fetiches, que en cada entrega se completan con nuevos ensayos, nuevas miradas.

En su último libro, Ciudad pánico: el afuera comienza aquí, Virilio no pierde la costumbre de preguntarse por aquello que nadie cuestiona y deconstruye con cada palabra el epicentro de la modernidad: la ciudad.

“Un signo clínico del gran encierro es el desarrollo exponencial de las gated communities y el regreso de la ciudad cerrada, especialmente en Estados Unidos, donde varias decenas de millones de estadounidenses se encierran desde hace más de diez años buscando el último confort, el de la seguridad interior”, observa atinadamente Virilio. “Ciudades privadas, protegidas por su cerco eléctrico, cámaras de seguridad y guardias. Son síntomas de la regresión patológica de la ciudad, según la cual la cosmópolis, la ciudad abierta de ayer, cede lugar a esta claustrópolis, en la que la forclusión aumenta con la exclusión del extranjero, de ese errante, ese socioasteroide, podríamos decir, que amenaza la serenidad del hábitat metropolitano.”

Ville panique: ailleurs commence ici (título original del libro) es un potente conjunto de ensayos post 11-S y 11-M en los que se cruza y actualiza el arsenal conceptual del francés: la estandarización de la opinión, la aceleración de la realidad, el movimiento de pánico que destruye nuestro sentido de la orientación, el consumo extático de los productos y el encarcelamiento del progreso, todo esto al ritmo de las calles, los rascacielos y las plazas. Para Virilio, la ciudad, que alguna vez fue el corazón de nuestra civilización, se ha vuelto el corazón de la desestructuración de la humanidad. “La guerra es la ciudad”, sentencia. Y lo que era externo se vuelve interno.