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Sábado, 31 de mayo de 2003

NOVEDADES EN CIENCIA

Novedades en ciencia

¿Los chimpances son humanos?

NewScientist No es ninguna novedad que los chimpancés sean, por lejos, las criaturas más parecidas a nosotros. Sin embargo, un científico estadounidense se atreve a decir que el parecido genético es tan impresionante, que habría que dar un paso más y aceptarlos, lisa y llanamente, como “humanos”, con todas las letras. Hasta ahora, los chimpancés eran clasificados dentro de la familia de los Pongidae, junto con los gorilas y los orangutanes, y aparecían claramente separados de la familia humana, Hominidae (integrada por tres géneros: el Homo, y los desaparecidos Australopithecus y Ardipithecus). Pero el flamante estudio genético realizado por Morris Goodman y sus colegas (Wayne State University, Detroit) sugiere que estos simios podrían ser incluidos en el mismísimo género Homo: al parecer, el 99,4 por ciento de los “puntos críticos” del ADN son idénticos en los humanos y en los chimpancés. Y lo de “críticos” se refiere al ADN “funcional”, aquellas bases que no pueden ser cambiadas sin un correspondiente cambio en los aminoácidos que son codificados.
La similitud genética de la que habla Goodman es bastante mayor al 95 por ciento reportado en 2002 por su compatriota Roy Britten (Cafifornia Institute of Technology). Pero el científico aclara que no está en desacuerdo con aquellos resultados, sino que la diferencia se debe a que Britten tuvo en cuenta bases no funcionales, poco importantes desde el punto de vista biológico. La osada propuesta de Goodman no es del todo nueva: en 1991, el fisiólogo y ecologista Jared Diamond llamó a los humanos “el tercer chimpancé” (es que hay dos especies de chimpancés: los “clásicos” y los bonobos). El tiempo dirá si nuestros primos de siempre, finalmente resultan ser nuestros hermanos.

La flor mas grande del mundo

nature Hace unos días, más de dos mil personas se reunieron en el Jardín Botánico de la Universidad de Bonn, Alemania, para observar algo verdaderamente inusual: una flor de 2,70 metros de alto, el extraordinario producto de una planta originaria del sudeste asiático. Las Armorphophallus titanum (más conocidas como Titan Arum) son grandes plantas, de hojas amarronadas, muy típicas de los bosques tropicales de Indonesia. Y fueron descubiertas en 1878 por el botánico florentino Odoardo Beccari, quien, año más tarde, envió varias semillas al Kew Royal Botanical Gardens de Londres, lugar donde un espécimen finalmente floreció en 1889.
Las Titan Arum no florecen muy a menudo, pero cuando lo hacen dan lugar a verdaderos monstruos florales, conocidos como “spadix”. Y esta spadix (ver foto) en particular, se convirtió en la flor más grande del mundo, batiendo por siete centímetros de altura un record que estaba en pie desde hace setenta años. Ahora, esta ballena azul de la botánica ya es un recuerdo, porque más allá de su tamaño excepcional, era una flor. Y como todas las flores, finalmente se marchitó. Mientras espera su turno para entrar en el Libro Guinness, sus criadores del Jardín Botánico de la Universidad de Bonn ya sueñan con la próxima.

Einstein, de puño y letra

nature Pasear por Internet produce sorpresas interesantes y novedosas. Desde la semana pasada, por ejemplo, se puede ingresar gratuitamente a los Archivos Online de Albert Einstein (www.alberteinstein.info) que cuentan con casi tres mil manuscritos del gran físico alemán.
En el sitio hay de todo: 230 escritos científicos y 740 ensayos no científicos escritos a puño y letra, cada uno digitializado a alta calidad. Además se puede curiosear por cinco diarios de viaje (donde uno se encuentra con las anotaciones que hizo Einstein durante su visita a América latina en 1925), aforismos, discursos pacifistas, sus cartas dirigidas a colegas científicos (Niels Bohr, Werner Heisenberg, Erwin Schrödinger, Sigmund Freud), a escritores (como Thomas Mann) y políticos (Franklin Roosevelt), entre otros, e incluso obituarios (a Edison) y tributos (a Marie Curie). El sitio también tiene un buscador que permite, por ejemplo, acceder a diez manuscritos sobre la Argentina. La mayoría se refiere a su visita en abril de 1925, cuando fue invitado por la Universidad de Buenos Aires y la colectividad israelita. Entonces, Einstein dictó siete conferencias sobre su teoría en la Facultad de Ciencias Exactas, y también habló en la Facultad de Filosofía y Letras y en la Universidad de Córdoba.
Los manuscritos, coleccionados por Helen Dukas (que fue la secretaria de Einstein en la Universidad de Princeton), se conservan en la Universidad Hebrea de Jerusalén (Israel).
“Einstein siempre se expresó de una forma clara y concisa. Tenía una prosa muy elegante y muy buena letra, por lo que uno establece una cierta relación de intimidad con el material”, afirma Diana Kormos Buchwald, directora del proyecto, cofinanciado por la Universidad Hebrea de Jerusalén y el Instituto de Tecnología de California. Sólo habrá que entrar, ver y leer.

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