futuro

Sábado, 18 de octubre de 2003

NOVEDADES EN CIENCIA

Novedades en ciencia

NewScientist
La poblacion mundial en 2050
Hasta hace poco, las proyecciones demográficas globales indicaban un sostenido aumento de la población mundial para las próximas décadas. Sin embargo, las nuevas estimaciones de las Naciones Unidas revelan que el crecimiento no será tan fuerte como se pensaba. E incluso, hasta se habla de una eventual caída de la población mundial hacia la segunda mitad del siglo. Al mismo tiempo, el habitante medio del planeta será bastante más viejo que ahora.
Actualmente, la Tierra está habitada por unos 6300 millones de seres humanos. Y el año pasado, un estudio de las Naciones Unidas reveló que, en el año 2050, la cifra crecería cerca del 50 por ciento, llegando a unos impresionantes 9300 millones de personas. Pero, recientemente, el mismo organismo internacional anunció una nueva estimación (basada en datos demográficos de los últimos meses) que reduce en 400 millones de habitantes el pronóstico anterior. “Para 2050 la población mundial rondaría los 8900 millones de personas”, dijo Joseph Chamie, que encabeza la División de Población de las Naciones Unidas”. Según Chamie, el corte se debe, por un lado, a la disminución en la tasa de natalidad: “Para mediados de siglo, la gran mayoría de las mujeres tendrá, a lo sumo, dos hijos”. La otra causa de peso es el letal avance del sida (especialmente en países africanos), una enfermedad que hacia 2050 ya habrá provocado la muerte de cerca de 280 millones de personas.
Otro dato especialmente interesante del informe de Naciones Unidas tiene que ver con el notable envejecimiento de la población, un claro reflejo del aumento en la expectativa de vida. Al parecer, el número de personas de más de 80 años subirá 5 veces. Y el ciudadano medio –aquel que es más joven que una mitad del mundo y más viejo que la otra– pasará de los 26 años actuales, a los 37 años.

NewScientist
Contacto en Geminis
Buscar señales de vida extraterrestre en todo el universo puede traer más que un dolor de cabeza. Mucho que abarcar, mucho que observar: algo así como pretender encontrar una aguja planetaria en un pajar cósmico. Pero si se acotan trozos de espacio y se los enfoca bien y escudriña con suma atención, la pesquisa se vuelve mucho más llevadera y las probabilidades se elevan. El problema, entonces, consiste en tomar la decisión y establecer a qué puntos darle más importancia y a cuáles menos. La astrobióloga Maggie Turnbull (Universidad de Arizona, Estados Unidos) lo hizo: compiló una lista de 30 estrellas y planetas en la constelación de Géminis que, dada su composición química y su edad, tienen altas posibilidades de estar habitados. Pero hay una de esas estrellas que se lleva todas las miradas y que ya trepó a la cima del ranking: la 37 Gem, la 37a estrella más brillante de esa constelación, ubicada al nordeste de Orión y a 42 años luz de la Tierra (unos 39.735.360 millones de kilómetros). Estable y de edad mediana, es sólo un poco más caliente y brillante que nuestro Sol. Según la astrobióloga, si existe vida en el espacio es probable que sea allí (más bien en los planetas que la orbiten) donde se la pueda encontrar.
Turnbull conformó la lista para el proyecto de telescopio espacial de la NASA, el Terrestrial Planet Finder (TPF o Descubridor de Planetas Terrestres), que buscará planetas habitables tras su lanzamiento a órbita dentro de unos diez años. A diferencia de los actuales telescopios en tierra que sólo pueden captar planetas extrasolares del tamaño de Júpiter, el TPF (en combinación con el proyecto Darwin de la Agencia Espacial Europea, esto es, una flotilla de telescopios a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra) será capaz de observar la luz que viene de planetas similares a la Tierra y determinar si en ellos hay indicios de agua u oxígeno. Un ambicioso proyecto, para una ambiciosa “primera llamada”.

Discover
Boyas y meteorología
Para los meteorólogos que intentan comprender los complejos mecanismos del clima global de la Tierra, los océanos del planeta son un enorme bache de información. De hecho, son pocas las estaciones meteorológicas y los buques equipados con instrumental adecuado para monitorear las variables climáticas de las enormes masas de agua que cubren nada menos que las tres cuartas partes del planeta. Y casi todos están desparramados en el Hemisferio Norte. “El clima de los océanos está muy poco estudiado”, dice el oceanógrafo Dean Roemmich, de la Universidad de California en San Diego. Y es precisamente Roemmich quien está intentando salvar el problema mediante un ambicioso programa de investigación. Se trata del Proyecto Argo, un programa que cuesta 20 millones de dólares por año, y que apunta a desplegar 3 mil sondas marinas flotantes en todos los océanos del mundo.
Cada uno de estos aparatitos –que parecen submarinos en miniatura– se hunde y vuelve a la superficie cada 10 días, midiendo, entre otras cosas, la temperatura y la salinidad del agua hasta una profundidad de 1500 metros. Hasta ahora, se han colocado 900 sondas flotantes, y se calcula que la red estará completa para principios del 2006. Así, los científicos podrán, por primera vez, llenar aquel “bache” con información rica y detallada. “El Proyecto Argo nos permitirá comprender a los océanos de la Tierra como un sistema climático unificado”, concluye Roemmich.

Compartir: 

Twitter

 
FUTURO
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.