futuro

Sábado, 5 de julio de 2003

FINAL DE JUEGO

Donde se explica por qué el universo está tan vacío y se propone un enigma histórico-científico

 Por Leonardo Moledo


–Bueno, quedó comprobado que el amigo del rey Olaf lo traicionó por casi nada –dijo el Comisario Inspector–, por mucho menos que un kilo de strod...
–Parece poco, realmente poco –dijo Kuhn.
–Tenía ganas de contar alguna otra historia escandinava –dijo el Comisario Inspector–, pero me quedé fascinado con un cuento de Stanislav Lem, que leí esta semana: “Cómo se salvó el mundo”. Resulta que Trurl, el inventor, un personaje que, como el Qwerty Uiop de Calvino, es intemporal, crea una máquina capaz de fabricar cualquier cosa que empiece con N: narices, neutrones, nata, nepotismo, nacimientos, naranjas, naves, ninjas, noches, nemins, ninfas, narcóticos, nornios, nueces, nubes y así. Pero un día invitó a su amigo Klapaucius a verla, y éste, desafiante, le ordenó a la máquina que fabricase “Nada”. Y al instante el mundo empezó a desaparecer, comenzando por los nornios y los nemins, pero enseguida se extendió al resto de las cosas, independientemente de la letra con que empezaran, y cuaras, serezntas, tagarlisks, larias, zits y otra cantidades fabulosas de objetos se precipitaron en la no-existencia, antes de que Trurl consiguiera detener la máquina. Y cuando ambos amigos miraron lo que había quedado, se encontraron con un universo que en su mayor parte es espacio vacío, despojado de las bellas larias y los increíbles nornios, y los maravillosos pers. “¿Y mis amados zits?”, se lamentó Trurl. “¿Dónde están mis zits?” Pero ya era tarde. Ni la máquina, ni nada podía devolverlos. Y esa es la razón por la cual en el mundo no hay zits, y por lo tanto es más triste y más sombrío.
–Ingenioso –dijo Kuhn–. Está en Ciberíada, ¿no?
–Así es –dijo el Comisario Inspector–. Recordemos que Stanislav Lem es el autor de la famosa Solaris (que fue filmada por Tarkovsky), El Invencible, entre otras novelas y libros de cuentos.
–¿Y qué hay del enigma? –preguntó Kuhn.
–La verdad es que hoy voy a plantear un enigma histórico y no numérico, y es éste: ¿quién fue la única persona que ganó dos veces el Premio Nobel en la misma disciplina, y por qué?
¿Qué piensan nuestros lectores? ¿Quién fue? ¿Y es verdaderamente más triste el mundo sin zits y sin nornios?

Correo de lectores

Solución: Olaf I, el traicionado
El strod más pequeño pesaba 4 aars y el más grande 16 aars. Cada aar del grande costaba 18.500 sträags, y cada aar del pequeño 20.500 sträags. Con los datos suministrados, si medimos en strods por cuánto fue traicionado Olaf I tendríamos fracciones que comienzan con 0,0067073... para el pequeño y 0,0018581... para el grande, después de lo cual siguen decimales. Saludos para todos.
Alberto De Renzis

Azar y Sturtulsson
Queridos amigos: Estuvieron sensacionales. Con lo del libro del señor Ekeland, digo. Después de leer el sábado pasado eso de los reyes escandinavos, los dados, el bridge, Borges, Snorri Sturtulsson, etc., salí de peregrinación en busca de “Al Azar”. Ah, no, me decían en las librerías, no, lo tuvimos pero es un libro viejo. Cuando lo encontré, porque lo encontré, supe que tenía diez años de publicado, cosa que habla (mal) de las librerías, las distribuidoras, los suplementos literarios y varias otras instituciones que no viene al caso tratar aquí.
El antedicho señor Ekeland ha pasado a ser uno de los amores de mi vida. Me lo leí todo, salteando los números, claro, pero entendiendo todo, todo, todo. Buscando las palabras, como mi nieto Ramiro que quiere que le regalen libritos sin figuras y con muchas letras. En fin, esto no es para enternecerme sino para decirles que gracias y que sigan así. Y de paso
les recuerdo aquel ensayo de Aldous Huxley: Ciencia y Literatura. Tenía razón el maestro. Mis muy agradecidos saludos,
Angélica Gorodischer

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