FINAL DE JUEGO
Donde se envía una carta desde algún lado y se propone un enigma de filósofos mentirosos
Por Leonardo Moledo
Nirgendwo, Sábado 10 de enero de 2004
Mientras la NASA saborea su llegada a Marte, yo opto por los placeres más simples de la teoría. Después de años de estar firme y presente en una columna, sujeto a las arbitrariedades de un diagramador demente, a los absurdos de un filósofo pequeño y ensoberbecido, a las chabacanerías de la realidad, he resuelto tomarme un pequeño descanso, en especial dado que el tamaño de la columna, perversamente diagramada por Alberto Otamendi y custodiada con ojo alerta, vigilante, rápido y temible por Federico Kukso, me obligaba a estar permanentemente de pie. Y hasta un policía se cansa de una posición poco propicia para la reflexión filosófica. Estoy leyendo un excelente libro que todavía no se publicó: Aquiles y la tortuga, una historia de la ciencia que, espero, alguna vez todos ustedes tendrán en sus manos. ¿No somos acaso todos nosotros víctimas de Zenón? ¿No somos los hijos dilectos de Parménides, que pasamos sin pasar, que permanecemos y no nos damos cuenta de que todo es ilusión, que lo que está por debajo, y que sólo se alcanza por el ejercicio del entendimiento, es tan poco interesante como la superficie de las cosas? A la sombra de Zenón se ha escrito ese libro, en el que Aquiles persigue a la tortuga a lo largo de doscientas cincuenta páginas y veinticinco siglos. Alguna vez volveré a hablarles de él.
He leído también un par de libros que recomiendo: 84, Charing Cross Road, de Helene Hanff, con gran énfasis, y Pensamientos secretos, de David Lodge, con interés. También recomiendo La leona blanca, de Henning Mankell, es una novela policial sueca, de la que prometí hacer la reseña, en vano. Otro la hará, estoy seguro. Y como aun desde aquí no quiero perder la costumbre, les envío un enigma. Es parecido al de los economistas, y en realidad es una variante de los “enigmas de mentirosos”:
Uno se encuentra con siete filósofos: Diógenes, Epicuro, Sócrates, Platón, Aristóteles, Leucipo y, ya que estamos, Zenón.
u Diógenes dice: exactamente uno de nosotros miente.
u Epicuro dice: exactamente dos de nosotros mienten.
u Sócrates dice: exactamente tres de nosotros mienten.
u Platón dice: exactamente cuatro de nosotros mienten.
u Aristóteles dice: exactamente cinco de nosotros mienten.
u Leucipo dice: exactamente seis de nosotros mienten.
u Zenón dice: exactamente siete de nosotros mienten.
¿Quién miente y quién dice la verdad?
Crio. Inspector Díaz Cornejo
¿Qué piensan nuestros lectores? ¿Quiénes mienten?
Correo de lectores
SABADOS 2004
Sabiendo que el 2004 tiene 366 días, dividiendo por 7, obtenemos la cantidad de semanas (52) y la cantidad de días en exceso a partir de la finalización de la última semana (2). Ahora existe la posibilidad de que la cantidad de sábados en un año sean 52 o 53, sabiendo que el primer sábado de este año fue 3/01 descartamos la última opción. Ahora bien, si distribuimos los 52 sábados en doce meses (52/12=4, resto=4), vemos que cada mes tiene 4 sábados, y debido a que los 4 sábados restantes deben necesariamente repartirse entre los 12 meses, deben existir 4 meses con 5 sábados.
saludos and japi niu iar
Gonzalo Albisu
Sabado, Sabado
Estimados amigos:
El año tiene 52 semanas, por lo tanto si dividimos 52 semanas por 12 meses, se obtiene 4 y un resto de 4. Esto quiere decir que 4 meses por año tienen 5 sábados (pudiendo disfrutar de 4 suplementos Futuro más). Estos meses son:
-aquellos que comienzan en jueves y tienen 31 días (4 semanas x 7 días + 3 días),
-aquellos que comienzan en viernes y tienen 30/31 días (4 semanas x 7 días + 2 /3 días),
-aquellos que comienzan en sábado, no importando el número de días (4 semanas x 7 días + 1 día). Debe observarse que febrero cumple esta regla solamente cuando el año es bisiesto como el actual.
Un abrazo
Mario Capra