FINAL DE JUEGO
› Por Leonardo Moledo
-Qué deliciosa vida –dijo
Kuhn– la del que huye del mundanal ruido, y sigue la escondida
senda por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido.
Qué bellos días se me dan, qué delicioso paradigma
que me permite ser alfa, omega
y sigma
sin que nadie interrumpa ni censure
lo que digo.
¡Sea! Ojalá dure.
¡Qué ingeniosas respuestas! ¡Qué cartas insultantes!
¡Cuántas cartas ha habido!
¡Muchísimas más que antes!
Pero a nadie se le ha ocurrido –pues la altura inicial no importa–
imaginar que el esposo dos brazas medía
el primer día
luego tres el segundo, y cuatro el tercero. ¡Oh dulce ignorancia! ¡Ingenuidad
extrema!
-¿Qué enigma propondré hoy? Uno tomado de la más
inmediata y estricta realidad, un enigma crudamente naturalista. Sabemos que
hay quienes mienten y quienes dicen la verdad. A recomienda a C para un trabajo
ante B, diciendo que es eficaz y de confianza. Pero C le escribe a B diciendo
que A es un mentiroso y que no se debe creerle. ¿Qué debe hacer
B?
¿Qué piensan nuestros lectores? ¿Qué debe hacer?
¿Y serán capaces de creer que esto ocurrió realmente, apenas
hace diez días?
Correo de lectores
Solución
Supongamos que el hombre medía 1,60 m antes de comenzar a tomar la poción
(una altura muy razonable). Al día siguiente, su altura se incrementó
en la mitad de ese valor. O sea, crece ochenta centímetros, pasando a
medir 2,40.
Un día después aumenta un tercio de su nueva altura: crece otros
ochenta centímetros y ahora mide 3,20. Y así sucesivamente, cada
día que pasa crece ochenta centímetros o, en general, la mitad
de la altura del primer día. Si el proceso continúa durante noventa
y ocho días la altura original se incrementará en cuarenta y nueve
segmentos iguales a esa altura. O, lo que es lo mismo, se multiplica por cincuenta.
Claudio H. Sánchez
Kuhn
Sr. Kuhn, con seguridad la ausencia del Comisario Inspector lo ha llevado a
tomarse licencias que exceden el sano ejercicio del respeto que nos debemos.
Su supuesto cuento oriental no es más que una excusa (...). Tuve que
dedicar no pocas horas para determinar si ese acertijo era laudatorio o agraviante
para la ex primera familia. (...)
Carlos Cerdeira
Pobreza y subdesarrollo
La relación entre pobreza, educación y salud está comprobada
como la nota del pasado sábado lo expresa claramente. No obstante, hay
una ausencia en el texto que no me sorprende: la palabra subdesarrollo no aparece
ni una sola vez mencionada. El concepto de subdesarrollo es vital para comprender
la dinámica de la pobreza, pero en los últimos años ha
sido ignorado, no por casualidad. La pobreza es producto de una estructura social,
no es un flagelo que cae del espacio. Existe pobreza porque existe riqueza para
ser mal distribuida, y es así desde el surgimiento de las sociedades
excedentarias y el Estado. La Argentina es un país que podría
alimentar a 200 millones de personas y casi la mitad de su población
está por debajo de la línea de pobreza. ¿Cómo se
explica esta aparente paradoja? Sólo las teorías del subdesarrollo
han dado una explicación coherente. Sería conveniente que las
revisitáramos un poco.
Darío A. Alonso
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