CIENCIAS, ÉTICA Y NEGOCIOS
La imagen clásica del científico como benefactor de la humanidad, e interesado únicamente en el progreso del saber, muchas veces sufre serios tropiezos cuando el afán de lucro, de recompensas monetarias o simbólicas, se convierten en motivaciones exclusivas: así como Fleming o Pasteur se negaron a patentar sus descubrimientos, arguyendo que eran patrimonio de la humanidad, hay ocasiones en las que los intereses comerciales llegan a orientar, controlar una investigación y empujar a los científicos lisa y llanamente al fraude. En esta edición de Futuro, el escritor y filósofo Pablo Capanna toma como ejemplos la historia del descubrimiento de la penicilina, de los anticuerpos monoclonales y especialmente la del virus del sida, para abordar el dilema ético en el que caen los científicos frente a cuál debe ser la finalidad de la ciencia y a quién ha de beneficiar.