futuro

Viernes, 11 de octubre de 2002

¿DóNDE ESTá EL ALMIRANTE?

Las dos tumbas de Colón

Por L.M.

A 496 años de su muerte, Cristóbal Colón no tiene, al parecer, una tumba fija. Tuvo mala suerte: no sólo su nacimiento es problemático (algunos historiadores afirman que nació en Génova en 1451, otros suponen que fue en Mallorca) sino que también lo es su fin, o mejor dicho, el preciso lugar donde está enterrado. Lo cierto es que hoy al Almirante se le atribuyen dos tumbas: una situada en la catedral de Santo Domingo, República Dominicana, y la otra en la catedral de Sevilla. Pues bien, un grupo de investigadores españoles espera poder resolver definitivamente la cuestión analizando el ADN del cadáver de Diego Colón, hermano menor del “descubridor” de América, para luego compararlo con el ADN del mismísimo Almirante de la Mar Océano.
El martes 17 de septiembre de este año, al mediodía, exhumaron los restos del cadáver de Diego Colón en la capilla de Santa Ana de La Cartuja, Sevilla. Estuvo presente Anunciada Colón, descendiente del navegante que lleva ocho años estudiando las vicisitudes de los restos. “Por el momento no hay novedades”, dijo el historiador Marcial Castro Sánchez, director del equipo de científicos, ante la ansiedad de Futuro. “La caja metálica que contenía los huesos del hermano de Colón estaba enterrada en un jardín de una fábrica de cerámica, y el día anterior en Sevilla llovió a cántaros, por lo que había filtraciones y los huesos estaban sobre dos dedos de agua”.
Los análisis del ADN de las muestras tomadas de la costilla y el omóplato comenzarán en seis u ocho semanas, luego de que los huesos se deshidraten. “Los trabajos llevan de tres a seis meses por muestra”, informó José Antonio Lorente, director del Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada. Entretanto, los científicos esperan contar rápidamente con los permisos para acceder a los restos tanto de Cristóbal Colón (de Sevilla y Santo Domingo) como los de su hijo, Hernando, para ver cuáles son los verdaderos.
Ocurre que Colón recorrió casi tanto camino muerto como en vida con sus cuatro viajes a América: primero, luego de morir el 20 de mayo de 1506, fue enterrado en la capilla de Santa Ana (en el panteón de la familia). Muy a su pesar, pues había estipulado que su última morada fuese América (que seguía creyendo las Indias). Entonces, por obra y gracia de su nuera, María Rojas y Toledo, emprendió un viaje post mortem a Santo Domingo en 1537.
Los restos permanecieron en la isla hasta 1795 cuando España perdió La Española (hoy Santo Domingo) a manos de Francia. El cuerpo se trasladó –fue trasladado, en realidad– a La Habana, Cuba, hasta que, en 1898, durante la guerra entre la corona española y Estados Unidos fue de vuelta a Sevilla. Pero los dominicanos sostienen que en 1795 los españoles se equivocaron de cofre y se llevaron los restos equivocados: en 1877, obreros que cavaban en la catedral de Santo Domingo encontraron 41 fragmentos óseos, en una caja con la inscripción: “El distinguido e ilustre don Cristóbal Colón”.
El festival necrofílico continuará durante seis meses; es de esperar que para entonces, el equipo de genetistas (con la colaboración ciertamente involuntaria de la familia Colón) determine cuál es el esqueleto correcto, y se sepa finalmente si, muerto, volvió a la madre patria, o permaneció en el continente que nunca reconoció.
Producción: Federico Kukso.

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