Los orígenes del dengue
Dentro de las enfermedades endémicas que más castigan a los países subdesarrollados, el dengue es una de las que se disputan el primer puesto, y no se dispone de vacunas ni de drogas capaces de controlarla. Desde hace más de 200 años se conoce su presencia tanto en América como en Asia: los primeros relatos históricos sobre el dengue mencionan a la isla de Java en 1779 y a Filadelfia en 1780 como los primeros lugares donde se reconocieron brotes de la enfermedad.
El término “dengue” se originó en América recién entre 1827 y 1828, a raíz de una epidemia en el Caribe. Los esclavos provenientes de Africa identificaron esta “plaga” como dinga o dyenga, deformación del swahili “Ki denga pepo” que significa ataque repentino (calambre o estremecimiento) provocado por un “espíritu malo”.
Aparentemente los orígenes de la enfermedad –que puede ser mortal– no son muy claros. Descripciones de cuadros clínicos semejantes a los de la actualidad existen en una Enciclopedia China de la Dinastía Chin (265-420 d. C.). Un hecho interesante es que los antiguos chinos, previsores como pocos, ya pensaban que la enfermedad estaba relacionada con insectos voladores asociados al agua. Pasarían casi 1700 años para que se documentase, en 1964, por primera vez en laboratorio una epidemia que afectó a Cuba, a Venezuela y a otros estados caribeños, y que poco después se extendió hasta Colombia. La sombra del dengue comenzaba a esparcirse por el continente.
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