Viernes, 20 de noviembre de 2015 | Hoy
VIOLENCIAS
En un acto irresponsable e ideológicamente peligroso, María Eugenia Vidal aseguró que el caso de Lucas Cabello, el joven baleado a mansalva por un agente de la Policía Metropolitana, era “en origen” una cuestión relacionada con violencia de género. Sus dichos fueron repudiados desde diferentes sectores políticos y sociales, y el colectivo NiUnaMenos emitió un comunicado advirtiendo que “la violencia machista no justifica la violencia policial”.
Por Roxana Sandá
Lucas Cabello, un joven pobre de 20 años que vivía en La Boca y fue baleado por un agente de la Policía Metropolitana en lo que se considera un intento de fusilamiento, no tenía ningún tipo de denuncia por violencia de género, como se apuró en declarar esta semana la vicejefa del Gobierno porteño y gobernadora electa de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal; no estaba imputado por causas relacionadas con ese delito ni recaía sobre él medida de restricción alguna. Esto lo confirmó Gabriela Carpinetti, la abogada de la familia de Lucas, quien al cierre de esta edición se debatía entre la vida y la muerte porque uno de los tres balazos que le impactaron en la nuca, el bazo y los testículos, el último a quemarropa y ya desplomado en el suelo, le habrían destrozado la médula. Las pruebas que confirman su inocencia surgieron del fuero Contravencional de la Ciudad Buenos Aires y de la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) y pulverizan los dichos de Vidal, cuando el lunes pasado aseguró que “esto no se dio porque el policía estaba ahí de casualidad, sino por un caso de violencia doméstica: había denuncia, la mujer tenía un botón antipánico y el policía estaba protegiéndola”.
Este miércoles, Carolina Vila, la madre de Lucas, dijo en conferencia de prensa que “no hubo errores, ni excesos, ni violencia de género como dijo la vicejefa porteña María Eugenia Vidal. Hubo violencia institucional”. Y negó que Lucas haya estado denunciado por violencia contras las mujeres: “Decir eso es muy peligroso porque esconde que él era merecedor de esas balas”.
La respuesta de la dirigente a los medios fue un acto reflejo de irresponsabilidad grave, por tratarse de una funcionaria pública y por el desconocimiento profundo de lo que expresaba, pero más aún por la utilización que hizo de manera peligrosa y perversa de la problemática de la violencia de género para deslegitimarla y de ese modo enmascarar un caso grosero de violencia institucional. Con una torpeza propia de las bombas de humo que acostumbra lanzar el macrismo, la mujer que en poco tiempo más comandará la bonaerense jugó al vale todo para poder seguir inflando una alegría de matriz siniestra, digna de los payasos de Stephen King. Expresó sin decirlo que también se pueden devaluar las cuestiones más sensibles del género para criminalizar a jóvenes de aquellos barrios excluidos del sistema capitalino. Lo hace al confirmar la protección y los encubrimientos que el Gobierno de la Ciudad le prodiga a la Policía Metropolitana desde su creación en 2011, una fuerza cuestionada por el ejercicio fluido de la violencia institucional y que ya carga con la autoría de casi tres decenas de muertos por el uso letal de armas. El propio subjefe de la fuerza, Ricardo Pedace, informó que el agente que ejecutó a Lucas se encontraba en el hotel familiar para personas en situación de calle de Martín Rodríguez al 500 “por una causa de amenazas” entre dos mujeres que habitan ese complejo. “No existió un tiroteo, fue una tentativa de homicidio agravado por el estado de indefensión de la víctima”, aseguró Carpinetti. “Queremos que Mauricio Macri y Guillermo Montenegro exoneren al policía que disparó.”
La abogada calificó de “absolutamente irresponsables” las declaraciones de Vidal sobre violencia de género en el transcurso de una investigación. “Sobre Lucas no existía ningún tipo de denuncia. Desde el aspecto político, Vidal hizo esas declaraciones porque era muy débil la versión policial que trató de instalarse sobre un enfrentamiento para cuidar a unxs vecinxs. Aquí se intentó proteger a Macri y a otros policías. Bajo una lectura feminista, considero que ella es la única funcionaria con legitimidad para intervenir en violencia de género, por eso me parece lamentable el maniqueísmo y la manipulación que hace del discurso feminista desde una política muy sentida, como el NiUnaMenos. Si todo es lo mismo, ¿de qué hablamos cuando hablamos de violencia institucional y violencia de género?”
En el comunicado “No en nombre nuestro. La violencia machista no justifica la violencia policial”, el colectivo NiUnaMenos expresó que “detrás del ´en origen es un caso de violencia de género´, de Vidal, se esconde el hecho más terrible, de suma gravedad institucional: un crimen por gatillo fácil. La búsqueda de justificación de un caso más de gatillo fácil muestra con claridad dos cosas: que el Estado porteño se ampara en un problema real –la violencia contra las mujeres para avalar un accionar en extremo punitivo, sin respeto al debido proceso ni a las garantías constitucionales.”
Legisladoras y legisladores del interbloque del Frente Para la Victoria presentaron un pedido de informes y exigieron el esclarecimiento del hecho, mientras que organismos como la CTA y la Defensoría del Pueblo de la Ciudad emitieron comunicados de repudio. La directora general de Niñez, Adolescencia, Género y Diversidad de la Defensoría, María Elena Naddeo, caracterizó las declaraciones de la dirigente PRO como “un gesto inadmisible de oportunismo político” para defender a la Metropolitana. “Sin investigar lo que aconteció buscó un camino rápido para justificar el gatillo fácil. Pero también es vergonzoso que sea ella quien hable de violencia de género cuando faltan políticas públicas, herramientas como los patrocinios jurídicos gratuitos y políticas de contención y ayuda económica que brillan por su ausencia.”
Como el de Vidal, son muchos los retrocesos que se van mostrando camino al 22N: esta misma semana, Macri anunció que de llegar a la Casa Rosada nombrará al médico Abel Albino para trabajar en un plan contra la desnutrición. Vinculado al Opus Dei y autor del libro Gobernar es poblar. ¿Paternidad responsable o fornicación asistida?, desde el vamos Albino considera el aborto como “la mayor tragedia del siglo veinte” y entre otras posturas retrógradas enlaza la supervivencia poblacional a paternidades responsables traducidas en virginidad física y moral, con duras críticas hacia la anticoncepción y el autoerotismo. Su espectro ideológico es concluyente: “La desnutrición infantil es una enfermedad cultural propia de sitios en los que el acto sexual (...) se lo suele llevar a cabo compulsivamente, bajo los efectos de una vehemencia descontrolada e irracional que pretende la mera satisfacción de un placer instintivo por parte del varón.”
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