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› Por Roxana Sandá
Poco pan y mucho circo. Es a lo que el nuevo escenario político-mediático parece decidido a repartir, sin asco y sin tregua. La repartija es amarga, mal dispuesta pero cuidando las formas, porque ante todo la sonrisa es lo que vale (imperdible la foto panorámica de la primera plana gubernamental en la presentación, este martes, del Plan Nacional de Turismo, y con Luis Barrionuevo pegadito, el mismo que hoy les clava una movilización masiva, ya que se está hablando de circo). Porque esta nueva política es una especie de brea con stevia, Milagro Sala pensó que la ironía era el lenguaje más apropiado para contrarrestar la difusión canalla. Y eligió, a cien días de su detención (¿o sería más preciso decir de su cautiverio?), publicar una carta en facebook sobre “La Novela de Morales Recargada”, en referencia al gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, quien aún hoy niega haber tenido que ver con el encarcelamiento de la líder tupaquera en la prisión de Alto Comedero, pero que en marzo terminó reconociéndole al periodista Horacio Verbitsky haber ordenado la demanda contra ella. Para que devuelva, dice a diestra y siniestra, millones, viviendas, cosas, voluntades. Algo. Al otrora senador le sigue sangrando la herida por una organización que siempre le tapó la boca y las ínfulas a él y a sus eventuales socios políticos, jurídicos, entenados y favorecedores, que se escaldan al ver a esa indiada salida de pobre y reclamante, aymaras que recuperaron tierras y dignidades con una construcción férrea y sostenida, como lo son todas las construcciones sociales profundas y guerreras. Pero Gerardo Recargado desoye enceguecido, porque lo separa un abismo de esa cosmovisión amorosa que abrazan mujeres, hombres y niñxs. El sólo grita indignado contra aquella capaz de movilizar multitudes al tiempo que aguarda con paciencia sabia que vuelvan a entregarle su tiempo, el que le arrancaron con desprecio para mantenerla sometida a una privación ilegal de la libertad en forma indefinida. Verbitsky, en el marco de ese cruce áspero con el gobernante jujeño, concluyó que “...la estrategia del contador Morales es clara: cada vez que se vencen los plazos para decidir y se impone dejarla en libertad, una nueva denuncia por un delito distinto permite prolongar el arresto. Tardé en entender qué tenía entre cejas Morales cuando me dijo que había 60 demandas penales contra Milagro: las irá desempolvando de a una, con el propósito de mantener en forma indefinida su privación ilegal de la libertad”. La aparición lastimosa de la diputada provincial de Jujuy, Mabel Balconte, en algunos medios y en los pasillos judiciales haciendo un nuevo relato de delivery valijero sobre millonadas que Máximo Kirchner habría recibido en Olivos, desnuda una o varias operaciones simultáneas que por lo menos al cierre de esta edición había desarmado el secretario legislativo de la diputada, Santiago Hamud, quien no sólo expuso una trama endeble, sino que dio una vuelta abrupta de taba cuando reveló que los aprietes a Balconte provenían del gobierno jujeño, que con nula sutileza la habría amenazado con quitarle los fueros y meter presos a sus hijos si no denunciaba a Milagro. Desde Alto Comedero, la diputada del Parlasur conoce de sobra que la escalada para destruirla es apenas un atisbo de lo que está por venir. “Quiero recordarles a los televidentes que esta novela, en su edición anterior, tuvo capítulos muy vistos. La Tupac Amaru y su estado paralelo; Las armas de Milagro Sala; La Tupac Amaru y su organización paramilitar armada son solo algunos de ellos. La zaga tuvo tanta adhesión en algunos fans que hasta la ministra Patricia Bullrich llegó a creer que esta novela era parte de la realidad y mandó una delegación de gendarmes a la provincia de Jujuy a reprimir a los malos con el lamentable accidente que causó la muerte de 43 argentinos inocentes. La productora sigue sin hacerse cargo.” Ironiza Milagro, sabe que los próximos capítulos del brulote serán algunos desfiles de intendentes jujeños “cautivos de las Cooperativas tupaqueras”. Sabe que la van a culpabilizar de violencias y coacciones que en realidad crecieron al calor de políticas e intereses económicos que padecen como un granuloma en el trasero esa potencia de nuevo mundo que se derramó durante años sobre todo un pueblo. Y en esa carta enumera “las Cooperativas de las Organizaciones Sociales, segundas empleadoras de la provincia; las viviendas sociales construidas por la Tupac Amaru, más baratas que las de las empresas, más rápidas y generadoras de 4 veces más trabajadores; los 23 polideportivos con pileta de natación e instalaciones deportivas; los centros de salud gratuitos, incluida la recuperación de adictos; las escuelas primarias y secundarias con terminalidad educativa; el terciario; el centro de discapacitados ahora cerrado; las fábricas; los parques recreativos; los festejos del Día del nino; las marchas de diversidad de género y La Dignidad de los Humildes”. Pero Milagro también confiesa que no sabe cómo expresar la impotencia y la indignación que le provoca esa zona liberada de desamparo con que intentan hundirla. Le duele, pero no está dispuesta a dar respiro, ni al gobierno macrista ni a los satélites que la salpican, como Morales Recargado. “Podrán perseguirnos, encarcelarnos, difamarnos pero nosotros vamos a seguir el ejemplo de nuestras Madres de Plaza de Mayo, sin revanchismos y sin violencia. Tarde o temprano la verdad saldrá a la luz. Jamás nos callaremos, jamás nos arrodillaremos, jamás bajaremos la cabeza.”
“Negra orgullosa”, es una calificación y un improperio al que está acostumbrada y curtida. En estos cien días de encierro, orgullo fue sinónimo de organización, dignidad, trabajo, amor en todas su expresiones, derechos compartidos. Otras voces y otros ámbitos lo digitan como el reproche a una descarada que se metió con la colonización a destajo de las clases dominantes. La primera presa política de la democracia es mujer; hace una semana, Cristina Kirchner, en Comodoro Py, advirtió que seguirán yendo por ellas, por las líderes, porque existe un plan para destruir la construcción política regional que intentaba ser dique de justicia social en Latinoamérica. Nada menos. Pero el género se paga a como dé lugar, y el gobierno de las mil sonrisas necesita sus chivas expiatorias.
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