Tiraría a la hoguera las expresiones machistas naturalizadas en las mujeres, que ni siquiera saben que están siendo machistas cuando así se expresan. Porque que las digan algunos hombres... ya sabemos. ¡Y los condenamos por eso!, pero... ¡una mujer! Si el gremio habla así, ¡qué se puede esperar de la contraparte! “Es un dominado en la casa, la mujer lo manda a hacer las compras, por eso en el trabajo se hace al malo” , “En mi casa hace falta un hombre”, “Yo no le digo nada, ¡como él es el que para la olla!”, “Mi marido es muy especial: cocina, plancha”, “En la pareja, el hombre tiene que ser mayor que la mujer”, “A la boluda el tipo le hizo un hijo y la dejó”, “ No llores, maricón!”. Todas estas frases yo las escuché en estos últimos tiempos, y las tiraría a la hoguera como a todos esos comentarios que -pareciera- se repiten sin pensar, y que no hacen más que reproducir lo que nos oprime y condena a un lugar de debilidad.