Vie 20.05.2016
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EL MEGáFONO

El dengue en 2017 nos va a encontrar mucho peor

› Por Sabrina Cartabia Groba *

El Ministro de Salud de la Nación Jorge Lemus garantizó que “el dengue va a desaparecer en el mes de mayo”. Sin embargo para los casi sesenta mil infectados en todo el país la huella de la epidemia quedará para siempre. La deficiente campaña de difusión territorial respecto las medidas de contención de la epidemia más grande de dengue que recordemos en nuestra historia ha tenido y aun puede tener consecuencias para la vida y la salud de las personas. El aspecto comunicacional es una de las aristas que debe desarrollar una política pública si busca ser efectiva. Claro que si no hay política pública eficiente tampoco habrá comunicación que nos salve.

La epidemia de dengue demostró la incapacidad autogenerada por un gobierno que insiste en realizar recortes mortales al cuerpo del Estado. Tristemente se jacta promoviendo discursos sumamente estigmatizantes contra quienes acercaban las políticas públicas a los territorios por ejemplo trabajando como promotoras sanitarias en el Programa de Organización Comunitaria en Salud.

La epidemia nos encontró con menos capacidad de acción en una situación que venia siendo pronosticada con bastante antelación y que requería de la acción coordinada con la puesta de todos los recursos en la calle. Sin embargo la decisión de los múltiples niveles del Estado fue entregarse a la parálisis. La política pública existente que -sin duda- merecía ser mejorada, fue anestesiada y llevada a la eutanasia por medio de la baja de contratos, el cese del pago de salarios y la interrupción de campañas integrales en territorio que luego tuvieron un duro correlato en las salas de espera llenas de enferm@s de dengue que desfilaron en forma sostenida en la Provincia de Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Córdoba, Corrientes, Chaco, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, Misiones, Salta, Santa Fe y Santiago del Estero.

El sistema de salud se encuentra saturado y sin capacidad de respuesta para atender a una crisis sanitaria y la decisión estatal de limitar su intervención federal y territorial no es adecuada. Las provincias no tienen la capacidad de articulación ni los recursos para llevar adelante campañas exitosas como la de 2009. En todos los niveles asistimos a la sistemática destrucción de los equipos de trabajo que llevaban adelante las acciones del Estado, desaparecen áreas claves o se designan personas que no conocen la burocracia estatal. Se pierden el conocimiento, la experiencia y las redes institucionales existentes, debilitando la continuidad de las políticas públicas que benefician a la población. Un ejemplo de esto es la reducción de los Programas de Salud Sexual y Reproductiva, Remediar, Sumar, etc.

Si el Estado sólo se sienta a esperar que el invierno haga un milagro y que el cambio climático no nos afecte el dengue, en 2017, nos va a encontrar mucho peor. Además el cuadro se agrava: habrá al menos 60 mil personas en peligro de contraer por segunda vez la enfermedad lo que pone sus vidas en alto riesgo. El dengue llegó para quedarse y el vector no es el mosquito, es la omisión del Estado.

* Abogada feminista, integrante de la Red de Mujeres.

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