VISTO Y LEIDO
El XI Festival de Poesía de Buenos Aires se destaca por la variedad de voces de mujeres poetas de todo el mundo.
› Por Paula Jiménez España
Con más cantidad de invitadas mujeres (17) que de hombres, el XI Festival de Poesía de Buenos Aires, organizado por Graciela Aráoz, superó la tendencia de la mayoría de los festivales poéticos. Desde el 7 de junio, treinta y dos visitantes de diferentes países, desde Paraguay hasta Corea, integran las mesas de lectura en las salas del CCK (seguramente muchxs de ellxs ignoran que asisten a uno de los edificios con más conflictividad social para la cultura argentina desde que asumió el actual gobierno). Entre las voces femeninas extranjeras que coparon esta edición, figuran registros que podrían suponerse tan distantes como sus geografías; ejemplos resultarían la sueca Lina Eckdal (poeta y dramaturga merecedora de ‘Werner Aspenström’ y el de la Asociación ‘Gustaf Fröding’) y la mexicana Minerva Margarita Villarreal (recibió el Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines en 1994 y el Internacional ‘Sor Juana Inés de la Cruz’ en 2010). Sin embargo, de cada una de ellas la página del FIP XI publicó un poema que tiene con el otro un tópico común: la vida familiar en su versión más hostil y agobiante. Por su parte, la chilena Malú Urriola, publicada en Buenos Aires en 2011 (“Hija de perra”, Curandera), trajo al festival su espíritu disidente y su poética desbocada. Urriola, que además es guionista de cine y televisión y entre otros reconocimientos obtuvo en 2009 la Beca J.S. Guggenheim Memorial Foundation, dictará el sábado a las 15 un taller de escritura titulado La construcción de un mundo. Durante el día de hoy, anteúltimo de la programación (el previo a la gran mesa donde intervendrán brevemente todxs lxs poetas invitadxs), habrá una serie de lecturas que bien valen el retorno al Kirchner, para quienes aún no lo hicieron. A las 19, podrá verse a Berta García Faet (creadora de títulos tentadores como Manojo de abominaciones o Night Club para alumnas aplicadas, quien recibió, entre otros, el premio Nacional de Poesía ‘Antonio González de Lama’), la paraguaya Numy Silva (que comenzó a publicar en 1984 y fue presidenta de la SADE de Misiones) y la coreana del sur, Chung - Hee Moon (ex becaria del Iowa International Writers’ Program en 1995, que hoy se desempeña como especialista en poesía del Departamento de Escritura Creativa de la Dongguk University en Seoul). De su autoría, la página del FIP, difundió el poema Mi esposo, en el que la poeta expone, al igual que Eckdal y Villarreal, la doble cara de la vida familiar, en este caso de pareja: “Ahora que lo pienso, ese hombre es / quien más come conmigo,/ quien más me enseñó hacer la guerra”. A las 20, Elisa Lucinda, oriunda del recientemente golpeado Brasil, llevará adelante su performance poética (entre los versos más popularizados de esta poeta y actriz está Aviso da lua que menstrua, que comienza diciendo: “Mucho cuidado con ella! Hay que ser cautelosa con la gente que menstrua”). Para concluir con el panorama internacional del FIP, dentro de las lecturas organizadas para hoy estará presentándose, a las 20.45, Mireia Calafel, nacida en Barcelona en 1980 (desde el 2006 publicó tres libros por los que obtuvo varios reconocimientos, entre ellos el ‘Lletra d’Or’, al mejor libro en lengua catalana en 2015). Calafel compartirá mesa con el portugués Luis Serguilha y la cordobesa Laura García del Castaño (1979), que comenzó a publicar en 1995 e irrumpe enérgicamente en este festival despuntando una poética potente y personal. Otras argentinas de destacada trayectoria que integran el plantel local son: Sandra Cornejo, Ana Guillot, Marina Serrano, Marta Cwielong, la jujeña Rebeca Chambi, la puntana Florencia López y la rosarina Mirta Rosenberg, quién cerrará junto al turco Adna Özer esta edición del FIP. Rosenberg es, sin dudas, una de nuestras escritoras más relevantes, autora de los inolvidables Madam (1988), El árbol de palabras- Obra reunida 1984-2006 o El paisaje interior (2012). Al igual que Urriola, recibió la beca Guggenheim, y en 2004 el Premio Kónex a la trayectoria en traducción. Su voz honda y grave, permanece por siempre en la memoria de quien la ha escuchado leer versos grandiosos como estos: “A la página, mujer. / Después de todo, el fin del arte es el placer, / del que bien podríamos abstenernos/ como de una moda. Seamos esta vez/ la sed y el placebo de la sed,/ hablando como amigas que sumergen/ las piernas en el agua”.
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