Viernes, 26 de agosto de 2016 | Hoy
ESCENAS
La dramaturga alemana Dea Loher ve en la Medea griega una peripecia que puede asimilarse a este capitalismo que engendra masacres.
Por Alejandra Varela
Una bruja, la prima de Circe. El pelo como alambre de púa y la cara parece maquillada con crayones. No es una vagabunda. Necesita arañar los tachos de basura de la mansión, escuchar la información del lacayo porque allí están el mármol y el oro enemigos. Toda Manhattan se reduce al palacio de Sweatshop Boss, el experto en trabajo esclavo con una hija bellísima y bohemia que quiere escapar del destino tocando el violín en Greenwich Village.
Pero la fatalidad no será para la jovencita la fortuna de su padre sino el cuchillo que Medea tiene calzado como un rifle en la cintura. Cuando Jason habla la deja como un ser hueco, capaz de darlo todo por ese hombre que ahora enamora a la hija del magnate como un nuevo peldaño. Ella entregó a su hermano, aprendió a usar esa carne humana para sacarle el jugo de su dinero.
Dea Loher hace de Medea una migrante. En el texto griego la mujer que le arrebata el vellocino de oro a su padre es una exiliada sin remedio. El drama de Eurípides está despojado del designio de los dioses. La ley de Medea y de Creonte enfrentan la contienda. Jason funciona como el ser pragmático que no puede desaprovechar la fascinación que despierta en la hija del rey. Creonte intenta negociar pero Medea no acepta las normas de ese mundo de hombres. Será cruel como ellos pero no permitirá que la conviertan en un deshecho. El conflicto de Medea en Manhattan no es exclusivamente interno, ni se explica por ese amor desaforado que estimula el crimen, todo se lee desde una política que consume sangre.
Lo visual es una placa narrativa tan contundente en la puesta de Lía Jelín que la sola aparición de los actores y actrices irradia su propio lenguaje como ocurre en las viñetas de los comics. La ciudad está en ellxs dibujada en caracterizaciones impregnadas de una sensualidad sucia que parece inspirada en la película Sin City.
Medea es una muchacha punk, conocedora de esas calles oscurecidas. Sweatshop Boss, con las piernas mutiladas, es una alimaña en la velocidad de su silla de ruedas. La faena que le amputó la carne cuando era peón le dio la furia para mandar y esclavizar. Jelín propone un enjambre de movimientos que funcionan casi como el relato de otra temporalidad. No se trata de una coreografía que ilustra la escena, hay un procedimiento de síntesis, un gestus que suma secuencias pasadas al presente de la acción. Opera como tensión porque el cuerpo es el lugar donde el sistema afila sus instrumentos y porque todos los personajes deben entrenarse en la pelea. La tragedia griega era una continuación de la guerra, al igual que la vida urbana contemporánea.
La docilidad pertenece a lxs hijxs. Heiner Müller lo advirtió en su Medea Material, “la juventud de hoy, fantasmas”. En la tragedia de Eurípides lxs descendientes de Medea y Jason no tienen nombre, al igual que la hija de Creonte. Son seres ausentes que serán sacrificadxs. La joven novia, en la versión de Loher, caerá estrangulada por el vestido infestado en los desechos químicos que derrama su padre, el aire envenenado de los pobres. El hijo que Medea acuchilla a los ojos del público será un muñeco. Imposible encontrar piedad en un objeto tan falso.
La venganza es política, como el espectáculo de la muerte que la travesti quiere disfrutar. La paga que Medea le da por el atuendo rojo, signo de aniquilación para las nuevas generaciones. No hay lugar para todxs, eso se lo enseñó Jason, pero de Sweatshop Boss aprendió a entender la trama social desde el crimen. Al trasladar a Medea a este tiempo, Loher acepta que la rebelión puede ser tan ingrata como la reproducción de esa masculinidad predadora que deja a las mujeres sin futuro. M
Medea en Manhattan de Dea Loher, dirigida por Lía Jelín, con las actuaciones de Valentina Bassi, Nacho Gadano, Alfredo Allende, Pablo Finamore y Matías Strafe se presenta los viernes y sábados a las 21 en Ciudad Cultural Konex.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.