Viernes, 9 de septiembre de 2016 | Hoy
VIOLENCIAS
La Justicia sobreseyó esta semana a Celina Benítez, detenida injustamente por la muerte de su hija a manos de su ex pareja, gracias a los reclamos sostenidos de organizaciones feministas.
Por Roxana Sandá
En junio de 2015, a una semana de la concentración de NiUnaMenos, Celina Benítez encontró a su beba agonizando en la cama de su casa en el barrio La Escondida, de Pilar. Según la autopsia, la pequeña Melina presentaba signos de abuso sexual, golpes, quemaduras y mordidas. Entonces, la titular de la Fiscalía Especializada en Violencia de Género local, Carolina Carballido Calatayud, la acusó de “abandono de persona agravado” y replicó un accionar que caracteriza su estilo, la criminalización y judicialización de las mujeres. Luis Carlos Alonzo, pareja de Celina y autor del hecho, apareció ahorcado en una celda antes de que comenzara la etapa investigativa que lo confirmaba como autor del hecho. Sin embargo con su muerte también se sepultaron las violencias sistemáticas contra Celina, que ese 3 de junio de 2015 había decidido dejarlo. A más de un año de la muerte de su hija, este miércoles se dictó su sobreseimiento gracias a una red de activismos feministas que siempre la acompañaron en reclamo del desprocesamiento y la libertad definitiva, aunque sigue en pie una causa en la que se investigan las torturas que sufrió mientras permaneció detenida. El próximo paso es lograr una declaración explícita que deje constancia de que no fue culpable de lo que ocurrió, de que se trató de un femicidio vinculado y de que la fiscalía a cargo de Carballido Calatayud ejerció violencia institucional.
“En el diario de Pilar, la primera noticia sobre el asesinato de Melina estaba ilustrada con una foto de Celina sonriendo junto a su pareja; es la construcción del monstruo, como si esa foto hablara de algo más que de ese instante”, decía entonces la abogada Sabrina Cartabia, de la organización Red de Mujeres e integrante entonces de la Coordinadora Feminista Antirrepresiva. “Nuestra mayor capacidad es la movilización, el cuerpo en la calle y la agitación en los medios. Trabajamos en red y así le decimos a la Justicia: ‘fijate lo que hacés porque te estamos mirando’. Les marcamos la cancha”. Lo que sucedió esta semana fue, precisamente, esa marca de cancha a la que se refería Cartabia para empezar a reparar tanto daño.
“Hoy sobreseyeron a Celina Benítez, injustamente acusada de abandono de persona. Estamos atentas a cómo sigue su caso y acompañamos el pedido de Libertad Definitiva para Celina”, anunció en facebook el colectivo NiUnaMenos, una de las organizaciones que denunció la detención por abandono de persona agravado sin que Carballido Calatayud ni ninguno de los funcionarios policiales ni judiciales tuvieran jamás en cuenta que ella también era una víctima de Alonzo. Las cifras revelan que su caso no es el único ni el primero, y que en las cárceles de la provincia de Buenos Aires un 2,9 de la población penal femenina está condenada por hechos gemelos, en los que siempre se oculta la violencia machista que esas mujeres sufren.
“Meli estaba tiradita en la cama pidiendo por mí. La abracé, quise ir al hospital pero él me amenazó. Igual salí corriendo y la llevé”, relató Celina en una nota que le realizó Marta Dillon para este suplemento en octubre de 2015. La nena quedó en el hospital Materno Infantil de Pilar. Celina no volvió a verla ni para reconocer su cuerpo. “Los angelitos se entierran en las casas, no en cualquier lugar”, imploraba. La respuesta fue una detención inmediata y una cadena de insultos y torturas. “Negra, paraguaya de mierda. Volvete a tu país, hija de puta”, se convirtió en una letanía siniestra que Laurana Malacalza, la coordinadora del Observatorio de Género de la Defensoría Pública de la provincia de Buenos Aires, documentó después de entrevistarla en la cárcel de Melchor Romero, donde estuvo detenida. “Celina es un ejemplo de cómo se invisibilizan los contextos de violencia y no se ve a las mujeres como víctimas. Parece preferible condenarlas como malas madres”, lamentaba Malacalza.
La defensora pública Graciela Mazzone pidió su sobreseimiento en julio, pero la resolución favorable del Juzgado de Garantías Nº 6 de Pilar, a cargo de Nicolás Ceballos salió recién ahora, casi a desgano. “Si tocan a una, respondemos todas”, advierten las organizaciones de mujeres, en una estrategia alerta que se convirtió en un lazo multitudinario amoroso e indestructible. En libertad.
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