Viernes, 9 de abril de 2004 | Hoy
POLíTICA
“La mano dura sólo trae muerte”, sentencia Raquel Witis, una mujer que lleva en el cuerpo el peso de la muerte de un hijo, Mariano, tomado como rehén en un asalto a un banco de San Isidro en septiembre del 2001, obligado a ir como escudo en un automóvil y asesinado por un oficial de la Policía Bonaerense. La suya –como la de Rosa Bru o la de María Teresa de Schnak, presidenta de la Cofavi (familiares de víctimas de la violencia social)– es una de las voces que hicieron escuchar su disidencia con las soluciones mágicas y las dicotomías engañosas’.
Raquel conoce el desgarro
de la inseguridad y el desgarro del gatillo fácil. Y hoy, cuando el miedo
a los secuestros y el miedo a la posible escalada de violencia generada por
el miedo a los secuestros hacen eclosión, ella tiene una de las posturas
más equilibradas que se pueden escuchar. Aunque, claro, no es de las
más escuchadas.
Hoy que el aire de las radios, de la calle, de las puertas para afuera
y para adentro está cruzado por la Cruzada Axel, en donde no se
juega solamente el dolor por la muerte de un hijo que nadie seguramente
puede dejar de acompañar sino una propuesta minuciosa de reformas
penales, ella puntualiza: Mi marido (Jorge) y yo fuimos a la casa de Juan
Carlos Blumberg a solidarizarnos con él y también a la marcha
del jueves 1º de abril. Pero no vamos a firmar el petitorio porque no estamos
de acuerdo con todos los puntos como, por ejemplo, en bajar la edad de la imputabilidad
de los menores ni en endurecer las penas. Las diferencias con el papá
de Blumberg no son tantas, pero no coincidimos en que se necesiten leyes más
duras. Acá el problema es que no se aplican las leyes que hay.
Si no se aplican las leyes, ¿cómo van a servir? insiste.
¿Por qué a los delincuentes con uniforme no se les aplican las
penas que contempla el Código Penal?, se pregunta con el dolor
de una mamá que hace casi cuatro años perdió a su hijo
y que sabe que, probablemente, este año camine en la calle con la misma
libertad que el asesino de aquél. En el juicio oral realizado
entre agosto y septiembre del año pasado se demostró que
Champonois mató a mi hijo, que era rehén, y a un delincuente (Darío
Riquelme) sin que ningún ladrón disparara. Los fusiló a
los dos. Yo hubiera pedido 25 años de prisión. Pero el fiscal
pidió 20 años. Sin embargo, los jueces lo condenaron a sólo
8 años y, como ya tiene la mitad de la pena cumplida está
preso desde el 10 de mayo de 2001, lo más posible es que salga
el mes que viene. Es terrible.
Con ese pedido de justicia que la Justicia no cumplió, Raquel
fue a la marcha del 1º de abril donde 150 mil personas hicieron casi
un cacerolazo a favor de la seguridad y que ahora divide al país.
¿Fascistas vs. garantistas? ¿Derechos humanos vs. mano dura? ¿Los
militantes del pasado vs. los preocupados por el futuro? Esas antinomias son
falsas, pero desde sectores de derecha como Radio Diez o Canal 9
se alienta esa configuración de estigmas. Raquel rompe con dicotomías
engañosas: si un proyecto de país se expresa en el acto para convertir
a la ESMA en Museo de la Memoria y otro en la marcha en el Congreso para pedir
seguridad, ella muestra la posible convergencia de esos dos reclamos.
Pero, además, Raquel también derriba la dictadura del sentido
común único. La mayoría de los medios de comunicación
le asignó a Juan Carlos Blumberg la representación de la voz de
la opinión pública, eso que los diarios escriben la gente
en un plural indefinible. Elena, de 55 años, le dijo a Clarín
el 7 de abril, mientras firmaba el petitorio en Santa Fe y Bulnes: Cada
vez que veo al papá de Axel me pongo a llorar. No puede ser que no podamos
vivir tranquilos. Por eso, estoy de acuerdo con la mano dura para todos los
asesinos. Desde el 2000 que sé lo que es la mano dura. No
puedo avalar que haya más violencia cuando padezco en carne propia los
efectos de la violencia, reafirma Raquel, con los latidos de sus propios
sentidos y sus propias ideas.
En varias cosas estamos de acuerdo con el papá de Axel. La Justicia
tiene que actuar en tiempo y forma porque, si es lenta, se beneficia a los imputados;
hay que depurar a la policía, las instituciones tienen que actuar debidamente
y las condenas tienen que cumplirse efectivamente. Pero no estamos de acuerdo
en todo, advierte.
Ojalá que te pase algo a vos, maldijo una señora a
alguien que no quiso firmar. En estos días, el petitorio se convirtió
en campaña en quioscos de diarios, farmacias, clubes, plazas, revistas,
radios y escuelas. No me siento traidora por no firmar replica Raquel
ante Las/12, pero mucha gente me llamó para preguntarme qué
hacer porque creían que, si firmaban, estaban avalando una sentencia
de muerte, pero, a la vez, se sentían mal si no firmaban.
Una cosa es la muerte de Axel Blumberg y otra, cada vez más distinta,
los efectos colaterales del reclamo de Juan Carlos Blumberg, que presionó
con su presencia la reforma de leyes en la Comisión de Legislación
Penal del Congreso nacional. Raquel y Jorge Witis escribieron una carta pública
en donde interpelaban a diputados y diputadas: Señores legisladores:
¿hasta cuándo utilizarán las mismas respuestas, como el
endurecimiento de penas? No hay soluciones mágicas para problemas complejos.
Para resolver la violencia y la inseguridad son muchos los factores que se deben
atacar por varios frentes. Nosotros sufrimos en carne propia lo que significa
la mano dura, que sólo profundiza los índices de violencia y aumenta
la muerte en las calles, legitima el crimen como método para combatir
el delito porque pone en riesgo la vida de los rehenes de los secuestros. Por
eso, algunos de los legisladores que hoy están impulsando la mano dura,
aunque no lo quieran, son los responsables intelectuales del asesinato de cientos
de jóvenes.
Pero, tal vez lo más peligroso, son algunos de los antiguos abanderados
de las peores causas como Jorge Casanovas, actual diputado, ex ministro de Seguridad
bonaerense en la gestión de Carlos Ruckauf, adalid de la mano dura en
la provincia de Buenos Aires y quien acompañó al padre de Axel
a la última emisión del programa de Mariano Grondona. Hay
sectores de la sociedad que tratan de montarse a algo justo, como es el pedido
de verdad y justicia, para llevar agua para su molino. Pero sería bueno
que Radio Diez, Daniel Hadad, Carlos Ruckauf y Casanovas se callaran la boca
por respeto a los que hemos perdido un hijo por la mano dura aconseja
Raquel. El ex gobernador Ruckauf es el responsable intelectual de la muerte
de mi hijo y de cientos de chicos. Ruckauf dijo: Hay que meterles bala
a los delincuentes, y el policía que mató a Mariano se bajó
del patrullero y empezó a disparar.
El balance de la marcha
¿La cruzada de Blumberg puede ser manipulada?
Nosotros nos acercamos a acompañar a Juan Carlos. Fuimos a la casa
a solidarizarnos con él. Este es un momento muy duro que yo ya viví,
en donde uno no puede evaluar todo, la claridad es muy difícil en los
primeros momentos del asesinato de un hijo, el dolor te obnubila. Por eso, ni
siquiera lo quise atosigar con opiniones. Creo que la realidad lo sobrepasó,
pero que es una persona equilibrada y que va a poder separar la paja del trigo.
El domingo, Mariano Grondona planteó en La Nación: Hay
que convocar a los que saben de seguridad, los policías y militares.
No estoy de acuerdo. Los cambios en la seguridad los tienen que hacer
civiles y profesionales. No puede haber solución a la seguridad hasta
que no se rompa con la mafia policial. Los delincuentes con uniforme tienen
que ir a la cárcel y sólo pueden quedar los que demuestren idoneidad
moral.
Desde los medios de centroderecha se plantea que por recordar el pasado
se olvida a las víctimas del presente. ¿La lucha por la inseguridad
está separada de la lucha por los derechos humanos?
Las Madres han llevado una lucha admirable. Esta no fue la primera marcha
y hay que respetar a los luchadores. Además, hay que entender que los
métodos de tortura que hoy se utilizan en los secuestros son una herencia
de las prácticas de la dictadura.
Teniendo en cuenta las reacciones que se generaron, ¿te podrías
llegar a arrepentir de haber ido a esa marcha?
No. Yo trato de ver el lado lleno de la movilización por la muerte
de Axel: rescato la masividad de la convocatoria y que sectores que nunca habían
participado de un reclamo ese día pidieron justicia. Tocó a un
sector que no se había sentido tocado y eso es positivo. Aunque para
solucionar el problema de la inseguridad hay que convocar a organizaciones que
vienen estudiando el tema en serio durante años (por ejemplo, el Centro
de Estudios Legales y Sociales). Los familiares de las víctimas podemos
dar nuestra visión, pero siempre va a ser subjetiva desde lo que nos
pasó. Creo que, desde mi experiencia, puedo aportar algo: hay que usar
el sentido común y el equilibrio. Me parece que la sociedad se tiene
que comprometer para un cambio en serio. Yo tengo esperanza, nos va a llevar
mucho tiempo, pero lo vamos a conseguir. Porque tenemos que cuidar el bien más
preciado que tenemos en la tierra: nuestros hijos.
¿Quién sancionará, si todos están sospechados? Por Maria Teresa
Schnack Esta manifestación
provocó en mí sensaciones encontradas; por un lado, pensé
que el pueblo argentino había salido de su letargo, y me emocionó
la cantidad de gente que participó; pero, por otro, sentí
mucha bronca cuando vi que todo estaba preparado por el Gobierno. Llegamos
hasta allí pensando que Blumberg estaría en la Plaza de
los dos Congresos, en algún palco instalado por la familia, jamás
me hubiera imaginado que entraría en un auto oficial al patio o
cochera del Congreso, con guardias de seguridad que lo traían desde
su casa, como tampoco puedo entender que se abriera la puerta principal
del palacio, que se usa solamente cuando vienen presidentes de otros países,
reyes o altos comisionados de algún organismo internacional. Me
sentí muy mal cuando vi que todos los familiares de las víctimas
que estábamos del otro lado de la cerca no podíamos estar
junto a él; y hubo muchas críticas alrededor mío
porque no nos hicieron pasar. |
Legitima
el crimen como método
Por Raquel y Jorge Witis Sres. Legisladores,
¿hasta cuándo utilizarán las misma respuestas? Endurecimiento
de las penas, bajar la edad de imputabilidad en los delitos; no hay soluciones
mágicas para temas complejos, para resolver la violencia y la inseguridad
son muchos los factores que intervienen y por tanto se debe atacar por
varios frentes. |
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