TELEVISION
Miss Piggy se la rebanca
La chanchita de los Muppets jamás pasó al olvido,
pero ahora menos que nunca. Aparece nuevamente en la pantalla, acompañada por celebridades como Pierce Brosnan o Susan Sarandon. Piggy sigue allí ejerciendo su notable vanidad, que junto a su finísima ironía constituyen sus mayores encantos.
Por Moira Soto
Ella es la reina, por propia decisión apoyada en una autoestima insuperable, de las mujeres animales o de las animales humanizadas tanto del cine, como de la televisión o la historieta. Miss Piggy, la superstar de “Los Muppets”, supo un día –iluminada por su creador, Jim Henson– que lo suyo era trabajar de divina, convencerse de que era la más bella, la más elegante, la más seductora, y actuar en consecuencia. No sólo entre los muñecos del exitoso show televisivo, extravagantes animalitos de diseño tan inspirado como el de la coqueta chanchita, sino también frente a los estelares invitados de ese espacio televisivo que hoy –renovado y actualizado– se puede ver por Uniseries (los viernes a las 12.30 y a las 20.30, los sábados a la 1 de la mañana). De Bob Hope a Gene Kelly, de Vincent Price a Rudolf Nureyev, de Susan Sarandon a Sylvester Stallone, y más recientemente, de Pierce Brosnan a Michelle Pfeiffer (se los verá los próximos 24 y 31 de este mes), raras son las figuras que no se han apersonado en el “Muppet Show”, ahora “Muppet Tonight”, exhibiendo alguna habilidad, a menudo compitiendo con la bella y talentosa –o asumida como tal– Miss Piggy.
Que la consentida Piggy sea la máxima personalidad surgida en Hollywood –así lo cree ella y sus seguidores lo aceptan como un dogma, un artículo de fe– no significa que sea la primera animal antropomórfica, ni menos aún, la única humana con zoocomponentes, por así decirlo. En el dibujo animado ha habido gatas numerosas, ratonas formales, patas comprensivas, perras maternas: Walt Disney se especializó en novias –Minnie, Daisy– lánguidas y modosas, en esposas y madres racées como Duquesa de Los Aristogatos o Reina de La Dama y el Vagabundo. Más cerca en el tiempo y bien aggiornada –acá llegó en diciembre de 2000–, tuvimos a la valiente gallinita Ginger, rebelde y soñadora, activista por la liberación de todo un gallinero en Chicken Run (rebautizada localmente como Pollitos en fuga), maravilla de la stop-motion en plastilina.
Entre las parientas carnales de las criaturas citadas cabe nombrar al pasar a algunos de los seres femeninos de diverso origen que han ingresado en la historieta, el cine, la televisión: las sirenas (de carne y hueso y escamas, como Ann Blyth o Daryl Hannah, a La sirenita, de Disney); las mujeres convertibles en panteras (la fantástica Simone Simone en Cat People, 1943, y una de sus herederas, Nastassia Kinski en La marca de la pantera, 1983); avispas, tal como la protagonista de Swamp Women, 1956, ejecutiva de una compañía de cosméticos dispuesta a lo que sea para lograr la juventud eterna; gatas, con el ejemplo máximo de Catwoman, nacida en la historieta, crecida en la tele (gracias a Lee Meriwelher, Eartha Kitt y sobretodo a Julie Newmar), magnificada en el cine (merced a Michelle Pfeiffer), secretaria de día y felina villana de noche. En verdad, la antítesis en el cine de la encantadoramente presumida Miss Piggy parece ser Heidi, una hipopótama tetona (de animación) de ametralladora tomar que aparece en Meet the Feebles (1989), de Peter Jackson (en la época en que aún no hacía rutilantes y ruidosas superproducciones como El señor de los anillos). Heidi es una tipa algo vulgar, cantante que vive un idilio con la morsa Bletch, quien la engaña con una gata más bien buscona. Ahí es cuando la paquiderma toma las armas y las descarga en cuanto bicho se le atraviese. Casi nada que ver con Piggy, que jamás usaría los escotes abismales de Heidi y para batallar sin duda elegiría armas más tradicionales de mujer.
El padre de las criaturas
Los primeros muñecos de Jim Henson, un genuino artista, aparecieron en 1954 en “The Junior Good Morning Show”, en un canal de televisión local de Washington. Henson sigue trabajando en nuevas creaciones y en 1960, las marionetas se exhiben bajo el nombre The Muppets en “The Today Show”, y tres años después se suma a la troupe el director Frank Oz, cuando los muñecos ya están en Nueva York, en una oficinita de la calle 53. En 1966, multiplicadas, las criaturas pueden verse en “El Show de Ed Sullivan”, donde permanecen hasta 1971, año en que actúan en Las Vegas junto a Nancy Sinatra. Antes, en 1961, se dejan caer en la notable serie didáctica “Sesame Street”.
Pero el “Muppet Show” propiamente dicho irrumpe en 1976, por la CBS, iniciando una carrera incesantemente exitosa, que además de los espectáculos televisivos regulares incluye varios largometrajes, la muestra The Art of the Muppets (Lincoln Center, 1979), cameos en films como An American Werewolf in London, la edición del best-seller Mis Piggy Guide to Life (1981) y el especial de TV, “The Fantastic Miss Piggy Show” (1982). Jim Henson muere el 16 de mayo de 1990, pero sus creaciones siguen tan vitales y divertidas como siempre, acaso con un toque más surreal en la década pasada, a la que corresponden algunos de los shows que se pueden ver actualmente en nuestro país.
Si bien los otros adorables monstruos –Clifford, Gonzo, Johnny y demás- son conocidos y queridos por el público, ciertamente las primeras estrellas del poblado elenco han sido, son y seguramente serán la rana (macho) René y la –con perdón– cerda Piggy. Es decir, René, aparte de ser un prodigio casi conceptual de diseño con esos ojitos y esa comisura de la boca, será popular pero nunca ha de alcanzar el fulgor magnético de Miss Piggy, la narcisista más simpática de la historia de la televisión que a partir de 1998 tiene su propio perfume. Lógicamente, se llama Moi, y fue presentado como corresponde en Bloomingdale’s. Por otra parte, en 1999, celebrando el advenimiento del siglo XXI, se lanzó una serie limitada de la muñeca de porcelana Millenniem Miss Piggy.
René y Piggy podrán tener sus diferencias de estilo y sobre todo de especie, pero esto último no es obstáculo para que la rubia se haya enamorado perdidamente de la rana, que se hace la desentendida, se escapa y de a ratos se deja querer. Si la canción favorita de René es “How Green Was my Mother” (Qué verde era mi madre), la película preferida de Piggy resulta To Have and To Have More (Tener y tener más); y si las expresiones más usadas por la rana son Hi!, Yaaay! Y Sheesh, Piggy, desde luego, se da por satisfecha con Moi, Moi y Moi.
Ser bella y demostrarlo
No hace falta decir que uno de los capítulos más descollantes de la Guía para la Vida, de Miss Piggy, es el referido a la belleza. La diva te recomienda que seas vos misma. En otras palabras, que trates de parecerte a ella, de este modo “donde quiera que miraras podría haber millones de moi”. En el fondo, Piggy demuestra algo de autocrítica cuando señala quela mayoría de las grandes bellezas no nacieron precisamente hermosas. O sea: una bella no nace, se hace, con las disculpas de Simone de Beauvoir. La estrella humano-porcina no habla, claro, de las “convencionales caras bonitas que hacen carrera apareciendo en avisos de spray o en envases de jabón: a esos rostros les falta peso interior, un estilo que sí ofrecen mujeres como moi, que supieron alcanzar la belleza. “A ver, rápido, tratá de recordar quién fue la última Miss América, o cualquier otra ganadora de ese certamen... Seguro que no podés... Francamente, yo tampoco. Pero ahora imaginate...” –sugiere modestamente Miss Piggy en su libro– “... a Lauren Bacall, a Katharine Hepburn, o a mí...”
Miss Piggy acepta que no es tarea fácil devenir hermosa: hace falta perseverancia, trabajar duro, atender muchos detalles: “La belleza está en el ojo del que mira”, sentencia nuestra estrella, “y es necesario, cada tanto, despabilar el ojo distraído... Ah, pero la belleza bien vale todos los esfuerzos”. Con tan loable objetivo, Piggy se confiesa dispuesta a soportar la gran presión que representa ser el objeto de tanta atención, de tanta adoración por parte de tantos fanáticos... Ella considera que está cumpliendo una verdadera misión de difusión estética.
“No todos en el mundo tienen madera de estrella”, apunta la cerdita más humana que se conozca, “pero la mayor parte puede convertirse en semiestrella, en estrellita con brillo particular. Lo más importante es que una se crea hermosa. Si al principio no obtenés los resultados esperados, no te desalientes: la belleza necesita práctica. No les creas a los espejos, tienen la manía de agrandar lo que no deben, es decir, pequeños defectos... Recordá mi consejo: sólo vos podés apreciar cabalmente tu verdadera belleza. Otros pueden intentarlo, pero generalmente se quedan cortos”.
A esta reina absoluta de la autoestima se la pudo ver recientemente midiéndose airosamente, entre otras estrellas, con Sandra Bullock y con Whoopi Goldberg, en el “Show Muppet Tonight” que se pasa por Uniseries. Cuando Sandrita llega al programa, cunde la desesperación por el rating y hay un psicópata que hace amenazas terribles. Por más que esté Sandrita, la más audaz conductora de colectivos, ¿quién puede sacar las castañas del fuego sino nuestra Piggy? Aparece un comentarista de economía que no interesa a nadie, pero se le arrima la chanchita en biquini y salida, los rulos recién hechos y el tipo se queda sin aliento. Ella lo saca a bailar y el rating repunta. Sobre el cierre, Miss Piggy se entera de que han encerrado al psicópata de sobretodo y sombrero tapándole la cara. Naturalmente, la chanchita, en el mejor estilo chica Bond quiere levantárselo (“me gustan machos, atrevidos, duros”), pero, oh, desencanto, el tal psycho no es otra que Sandra disfrazada.
Desde luego, Whoopi Goldberg, en el siguiente programa se la pone más difícil: Miss Piggy viene llegando en avión del Polo Sur y exige una limusina en el aeropuerto. El pelo planchado esta vez, tailleur lila, blusa rosa, perlas, una preciosidad. Pero los cerdos que conducen el coche se pierden, van a parar al desierto. Sólo hace falta que Piggy vea en el televisor del auto cómo se está luciendo la morena Goldberg para que tome el control del volante, llegue a tiempo para el final del show y entone junto a la visitante, las dos de glamoroso traje largo rosa, adornos de marabú y pedrería refulgente. “Los diamantes son los mejores amigos de las chicas.” Veremos qué hace Piggy en fecha próxima con Pierce Brosnan: no le va a resultar fácil superar la performance junto a Whoopi.