Vie 04.03.2005
las12

PERFILES

SIEMPRE LIBRE

Tuvo una cierta notoriedad a fines de 2004, cuando se paseó desnuda por la 9 de Julio. Hace poco volvió a escandalizar acompañada por otros cuerpitos gentiles con ganas de recorrer San Telmo que terminaron en la comisaría. Avril X dice que Urbanudismo, su proyecto personal con sede en Internet, apunta a la relación entre el cuerpo y la ciudad.

› Por Sandra Chaher

Avril X lleva la impronta de las cosas que son hoy pero no sabemos si serán mañana. Ayer fue modelo, actriz y bailarina del under porteño; fue una inmigrante post-corralito en España donde se las rebuscó vendiendo lámparas; consiguió los papeles y trabajó como promotora y modelo de artistas para hacer plata; abandonó las performances y el escenario y se dedicó a la fotografía digital. En agosto del año pasado dejó todo atrás para encaramarse sobre su último proyecto: pasear desnuda por las calles. Creó el Urbanudismo, vino a Buenos Aires a pasar las fiestas y lo importó. Mientras se reparte apurada entre compromisos de notas y producción de futuras sesiones performáticas de nudistas urbanos, evalúa la posibilidad de dedicarse a la televisión. Con ese mismo halo mutante que ambienta su vida está envuelto el Urbanudismo, un proyecto que le pertenece por completo y que puede verse y tratar de entenderse en www.urbanudismo.com.
Los porteños supieron de Avril por primera vez a fines del 2004. Entre las páginas tapizadas por la sangre de los muertos de Cromañón se colaron notas pequeñitas que daban cuenta de una chica que el mismo 30 de diciembre había paseado desnuda por la 9 de Julio. Un mes y medio después, con la ciudad revuelta aún por la tragedia pero más relajada, Avril volvió a desnudarse y esta vez no estuvo sola: un psicólogo de 59 años, una pareja, y un chico más joven que ella la acompañaron. Pasearon por el Planetario, Puerto Madero y San Telmo, donde finalmente la policía los detuvo, aunque esa misma noche los liberó, porque en los hechos no había una provocación al orden público, sino gente que se desnudaba y hacía lo mismo que los demás: caminar, sentarse a descansar en un banco.
Avril se llama, en realidad, Paula Brindisi. Tiene 25 años y desde julio del 2002 vive en Barcelona. Hace tres meses que está en Buenos Aires, esperando una propuesta de trabajo que no llega pero que podría traerla de nuevo a su ciudad.
–¿Cómo surgió el proyecto Urbanudismo?
–Desde que vivía en Buenos Aires tenía la fantasía de hacer fotos desnuda, ir por la ciudad y que otros me fotografiaran. Tiene que ver con esto que digo en la apertura de la página web, de soñarte desnuda fuera de casa, que la gente te mire y sentirte avergonzada. Para mí es raro porque yo siempre hice performances desnudas en boliches como Ave Porco, Club 69, o Niceto y nunca me dio pudor. Y en la calle tampoco. Entonces empecé a darle vueltas al tema, una amiga española cineasta me dio manija y puse un aviso en una página web de Barcelona a la que entra todo el mundo. Pedía gente de diferentes edades, sexos y estilos que quisieran desnudarse en la calle y ser fotografiados, y también fotógrafos y videastas que se engancharan para retratarnos. Eso fue en agosto del 2004. Me llamaron unas 40 personas y desde ese momento hasta diciembre hicimos 12 sesiones defotos en distintos lugares de Barcelona que están todas en la página web. Es un proyecto personal, todo lo hago yo, desde la página de Internet hasta la producción de las sesiones, llamar a cada uno por teléfono, el mailing, todo. Hay un chico catalán, un fotógrafo, JL, que colabora bastante, pero los demás van y vienen.
–Más allá del sueño de estar desnuda públicamente, ¿hay alguna motivación vinculada con los prejuicios del desnudo?
–Sí, claro, el tema de los prejuicios es central. ¿Por qué taparse tanto, por qué tanto quilombo con las mujeres si se les ven la bombacha o el corpiño? O esta cosa de acá de que estén todo el tiempo diciéndote "te chupo todo", que en España no pasa ni ahí. Mi planteo es: "Estoy en bolas y no pasa nada". Los tipos se quedan shockeados, no me dicen nada. Yo creo que hay mucho morbo y está todo muy podrido. Cuando me desnudo a la gente le gusta, se ríe y lo pasa bien, y me respetan mucho, una cosa rara. Yo soy una diosa por ponerme en bolas y la que lleva minifalda es una puta.
–¿Te propusiste algún objetivo particular?
–Captar la reacción de la gente en la mayor cantidad de ciudades del mundo posible, porque debe ser muy diferente andar desnuda por las calles de Brasil, ¿no?
–En las fotos que aparecen en la página web hay situaciones cotidianas pero también desnudos urbanos eróticos y artísticos. ¿El proyecto también busca algo en ese sentido?
–No hay una idea de provocación erótica ni sexual, pero sí puede haber cierta insinuación. No es el objetivo principal pero por mi formación a veces puedo tener un desliz y que me salga algo en ese sentido. A mí me gustan mucho los comics de Milo Manara, que trabaja con el desnudo urbano, el tema de la energía, que me da vuelta la cabeza, y mi idea era hacer algo así pero en fotos.
–¿Tenés algún vínculo con el nudismo?
–Ninguno. No supe nada de ningún nudista hasta que empecé con este proyecto. En Barcelona tengo el apoyo del presidente y el vice de la Asociación para la Defensa del Derecho al Desnudo (Addan), que vinieron a la última sesión de fotos que hice allá. Son macanudísimos, son los que consiguieron que en Barcelona se pueda pasear en bolas por la ciudad sin que te multen, y los nudistas lo hacen. Uno de ellos sale a andar en bicicleta desnudo, con una cámara de fotos, y va sumando kilómetros, y cuando tuvieron reuniones con las autoridades también fueron sin ropa. Pero yo sé que hay muchos nudistas que no me apoyan porque consideran que lo que hago es exhibicionismo. Lo que yo pienso es que cada uno tiene que hacer lo que quiere mientras no joda a otros. Yo no hago política con esto. La diferencia entre nudismo y urbanudismo es que a mí no me interesa estar encerrada con otros que hacen lo mismo que yo. Yo creo que hay que hacer nudismo mezclándose con la gente, no estar reclutado. A mí me interesa mucho el contraste entre la pureza del cuerpo desnudo y la dureza de las ciudades.
–Los prejuicios, la libertad, la reacción entre personas de diferentes ciudades, el contraste entre "lo sagrado y lo profano" en el ámbito urbano. Parece que sí hay un proyecto político detrás de Urbanudismo.
–Tal vez lo haya y yo no me doy cuenta. Para mí es una expresión artística y de libertad. Lo que yo quiero decir cuando hablo de que no hago política es que no quiero que otros me sigan, no tengo una actitud militante. Que lo haga el que quiera, cómo quiera y dónde quiera.

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