Vie 18.08.2006
las12

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Semillero de avanzada

La cuarta edición del Concurso Jóvenes Creativos, destinado a premiar anuncios publicitarios que promuevan los derechos de las mujeres, abre un espacio desierto en otras disciplinas: el que otorga jerarquía a la formación de profesionales en la búsqueda de estrategias para visibilizar las inequidades de género, y también para modificarlas.

› Por Gimena Fuertes

Todos los lavarropas son manejados por mujeres. La mayoría de los autos son manejados por hombres. La mujer está sola en la casa y ¡habla! con el detergente o con el jabón en polvo. La odontóloga no recomienda un dentífrico como profesional sino como mamá. La época del Mundial pasó como el Festival Internacional de la Misoginia –mucho peor que otros años– y volvió a acomodar los lugares de la casa, los saberes, los sentimientos, las funciones, las profesiones. Los todavía excepcionales y valiosos segundos televisivos o los efímeros carteles de la vía pública no sexistas merecen un premio, pero se hace necesario incentivar la producción de avisos comerciales con mensajes no encasilladores y estigmatizantes. Es por eso que el Centro de Estudios de la Mujer acaba de premiar a estudiantes de publicidad, diseño gráfico, comunicación y artes en el concurso Jóvenes Creativos/as 2006. Del dicho al hecho: los derechos de las mujeres hoy, como parte de las actividades del Programa de Fortalecimiento de la Comunicación no Sexista de Iberoamérica.

Entre los temas de la convocatoria que podían elegir los estudiantes -de la Argentina, pero también de Chile, Costa Rica, Colombia, Uruguay, Ecuador, Perú y México-. se encuentran la violencia doméstica, la falta de acceso a sus derechos sexuales y reproductivos, el acoso sexual, la discriminación laboral, las representaciones estereotipadas y discriminatorias. Los ganadores -Federico Russi, analista en Publicidad, egresado de la Universidad ORT; y Rodrigo Costas, estudiante de cuarto año de la carrera de Ciencias de la Comunicación de Universidad de la República– son uruguayos. “Para nosotros fue una experiencia de aprendizaje muy diferente de la de otros concursos. La desigualdad de género es un problema arraigado en la sociedad contemporánea”, remarcan.

2° premio - etiquetas que intentan definir a la mujer

Este concurso forma parte de las actividades del Programa de Fortalecimiento de la Comunicación No Sexista en Iberoamérica, que coordina, desde 1998, con el apoyo del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (Unifem). La directora de este programa, Gloria Bonder, señala que “además del aumento en la c antidad de piezas presentadas por los y las jóvenes, este año no sólo se plantearon mensajes en contra de la violencia hacia la mujer, tema más difundido, sino que también se trataron cuestiones como los derechos a igual trato en el mundo del trabajo, el acceso a educación sexual, el compartir el trabajo doméstico, la importancia de ejercer los derechos denunciando abusos, el organizarse y comunicarse cuando ello ocurre”.

Karina Felitti, miembro del Centro de Estudios de la Mujer y responsable de la organización de este concurso, relata que “conocer la precaria situación de las mujeres en muchos ámbitos, y la constante discriminación que muchas padecen, generó un impacto muy fuerte en las y los participantes. Eso refleja la escasa visibilidad que tienen aún los derechos de las mujeres, y cuántas situaciones desde el feminismo y desde los estudios de género pensamos que son obvias y que para muchos y muchas jóvenes están lejos de serlo”.

3° premio - “mira a tu alrededor, el accidente puede tener nombre y apellido”

Según el Programa de Fortalecimiento de la Comunicación no Sexista, las publicidades discriminatorias son no sólo aquellas que difunden imágenes estereotipadas de mujeres y varones, o que asocian a mujeres y varones como usuarios exclusivos de ciertos productos o servicios, sino aquellas que expresan violencia física, emocional o psicológica y/o subordinación, transmiten una imagen de incapacidad y/o dependencia de mujeres o varones para realizar tareas no habituales para su género, hasta aquellas que explotan el cuerpo o la sexualidad para vender productos.

El segundo premio lo ganaron las hermanas Jésica y Gisele Castro, estudiantes de Diseño en Comunicación Visual en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata. “Sabíamos de los prejuicios clásicos que existían en la sociedad con respecto a las mujeres, pero no estábamos interiorizadas sobre todos los tipos de violencia y discriminación”, cuentan. Por su parte, Romina Pizzino, estudiante de Publicidad de la Universidad abierta Interamericana, recibió una mención por su trabajo sobre educación sexual. “Las mujeres son siempre bellísimas y es sólo el hombre el que se asemeja estéticamente un poco más con la realidad. Se vende casi todo pormedio de los ideales que busca la sociedad, pero estos ideales están muy lejos de asemejarse con la realidad que vivimos. Si tomamos a la publicidad como medio de venta, no podemos negar que la señora Rosita compra tal o cual producto porque se lo recomienda Florencia Peña que trabaja, es mamá y además se ve divina. En este margen, la publicidad sexista se ve como ideal y parecería ser el camino más fácil. Sin embargo, si se trabaja sobre una buena comunicación no hay necesidad de trabajar con personajes estereotipados y publicidad sexista”, dice Pizzino.

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