Rachel Cusk
Arlington Park
Editorial Lumen
304 páginas

Las amas de casa de esta novela —que eso son y serán a pesar de que trabajen, luzcan tan modernas como cualquiera, vivan en Arlington Park, el barrio prefabricado y elegante de Inglaterra— están desesperadas. Es cierto que la literatura de las últimas dos décadas, sobre todo la escrita por mujeres, ha prestado atención en exceso y con cierta dosis de frivolidad a este tipo de personajes. Pero la habilidad de la autora es lograr que ellas —cinco vecinas— descubran su insatisfacción en el transcurso de un único día. Más aun, que lo encuentren en esas frases que se dicen al pasar, los presupuestos, los malentendidos, fórmulas gratuitas que a veces hay que escuchar y sufrir como parte de una sabiduría popular, los pensamientos que tienen una acerca de las otras. No es un día especial y no habrá ningún enredo sexual que venga a ponerles un poco de pimienta a las vidas aburridas de lectores y lectoras. Un único día —lluvioso claro— que todo hace pensar es idéntico a cada uno de los malditos días de sus vidas. Eso no es todo, al llegar al final, habrá que suponer que lo que acabamos de denominar “descubrimiento” es un hecho que acontece a diario.

Un marido que en una reunión muestra su hilacha hipermachista; un empresario que se queja de las mujeres que piden licencia por maternidad, las reuniones escolares, las preguntas incómodas de los niños, la imposibilidad de vivir fuera de los estereotipos que detestamos.

Comparada con Virginia Woolf y heredera del humor negro de Dorothy Parker, cuenta Rachel Cusk con la ventaja de haber leído a ambas. Ha procesado décadas de mensaje feminista que por momentos parece escupir como bajada teórica de sus anécdotas.

Rachel Cuk es una autora canadiense a punto de cumplir 40 años y con seis novelas publicadas, casi todas merecedoras de algún premio importante. En 2003 fue nominada por Granta como una de las jóvenes promesas. Viene cumpliendo a pesar de que se propone desafíos cada vez más peligrosos. En este caso, dar cuenta del aburrimiento sin pretensión de entretener; raspar en el lugar común para encontrar literatura.