Viernes, 22 de agosto de 2008 | Hoy
DERECHOS
El despliegue de estrategias que las Abuelas vienen llevando a cabo desde su área de Difusión para encontrar nietas y nietos no sólo ha dado resultados milagrosos, sino que contribuye a una sensibilización de la sociedad, al permiso para dudar y a la necesidad de contribuir a que la verdad salga.
Por Laura Rosso
“Contar con la duda de los chicos para continuar la búsqueda.” Esta idea fue la que generó en el área de Difusión de Abuelas de Plaza de Mayo una dinámica de trabajo distinta, fuerte e inteligente, como las Abuelas. Ellas, con su fuerza incansable y su inteligencia emocional pensaron que sus nietos –ya no bebés, ni chicos chiquitos, sino hombres y mujeres– podían querer encontrarlas. En 1997, cuando la institución cumplió veinte años, se empezó a pensar en cómo convocar a los jóvenes. El acto fundacional fue un primer recital, donde además de la presentación de varios cantantes y grupos de rock, se estrenó la obra A propósito de la duda. La metodología de búsqueda continuó con más actividades, producción de afiches, concursos, seminarios, instalaciones y ciclos como Teatro por la Identidad, Rock por la Identidad, Cine, Fotografía y Danza por la Identidad. En cualquier lugar o ámbito podía –puede– haber nietos y nietas.
Clarisa trabaja en el área de Difusión y viene colaborando con Abuelas desde hace tiempo. Cuenta: “Antes era entrevistadora del Archivo Biográfico Familiar. Mi trabajo consistía en reconstruir la historia de vida de los papás de los chicos apropiados a partir de entrevistas a familiares, a compañeros de militancia, a amigos de la infancia, etc. Ese espacio fue pensado no sólo en función de los nietos que habían sido criados por sus abuelas y querían saber, conocer y preservar la historia sociológica de sus familias, sino también de los hermanos apropiados, para que cuando aparecieran pudieran tener, además del ADN biológico, una reconstrucción histórico-familiar de sus padres”.
En ese momento Clarisa estaba estudiando Comunicación Social, cuando terminó se incorporó al área de Difusión. Esto coincidió con la incorporación más activa en la institución de los nietos que fueron criados por sus abuelas y buscaban a sus hermanos. “Se pensó en sumar a otros interlocutores para que no sean sólo los familiares, desde lo privado, quienes reclaman que sus nietos sean restituidos, sino que sea un reclamo de toda la sociedad. El ejemplo que siempre damos es que no es lo mismo que un chico vea a Estela de Carlotto diciendo ‘todos tenemos derecho a conocer nuestro origen’, a que escuche al pelado Cordera de la Bersuit diciendo ‘el derecho a la identidad es un derecho inalienable, si vos tenés dudas acercáte a Abuelas’. Esa fue una estrategia de difusión.”
Quien coordina el área de Difusión es Abel Madariaga. Abel era el secretario de Prensa y Difusión de Montoneros, en la Columna Norte. Su compañera fue secuestrada embarazada y dio a luz en Campo de Mayo. Abel sigue la búsqueda. Dice: “Difusión fue un invento mío, y yo supe rodearme de gente muy idónea. Logramos instalar la pregunta ‘¿vos sabés quién sos?’ Si bien es una pregunta muy fuerte, nosotros estamos convencidos de que lo que hace daño es la mentira, y tenés derecho a dudar. Y si vos convocás, tenés que contener”.
“El momento culminante del área de Difusión –recuerda Clarisa– fue con el ciclo Televisión por la Identidad. Pero no sé si esos capítulos hubiesen sido vistos de la manera en que fueron vistos si anteriormente no hubiera existido Montecristo. La gente miraba una novela y de repente aparece en el argumento el tema de la apropiación de bebés. Esos programas fueron dos grandes socializadores de la problemática y se llegó a los lugares más insólitos, en horario central y por televisión abierta. Se logró incorporar a la sociedad a la búsqueda porque hasta que no se encuentre al último nieto recuperado, la identidad de toda una generación está en duda. Cualquier chico que tiene alguna duda sobre su identidad, si nació entre 1975 y 1981, puede ser hijo de desaparecidos.”
Clarisa: –Sí, pero eso va acompañado de una maduración de la sociedad. Hay otras herramientas legales para buscar, como los juicios de allanamiento para los casos en que los chicos no aceptan hacerse el análisis a través de la extracción de sangre. El equipo jurídico de la institución pide la extracción de ADN de un cepillo de dientes o de la ropa íntima para sacar material genético y así saber la identidad de los chicos sin que ellos acudan a realizarse el análisis voluntariamente. El tiempo produjo un decantamiento de lo que ocurrió. Se entregó la ESMA, se anularon las leyes, comenzaron los juicios, todo eso va generando un espacio para que el chico que duda crea que es posible dudar. En otro contexto social le resultaría mucho más loco pensar que puede ser hijo de desaparecidos o le resultaría mucho más difícil acercarse a Abuelas o a la Conadi, porque si el contexto sociohistórico no te permite imaginarte eso... Obviamente, el trabajo de difusión de Abuelas ha sido muy importante y desde el ’97 para acá hemos trabajado sobre eso.
–No dábamos abasto con la cantidad de gente que vino. Todos atendíamos a chicos con dudas. Hubo 659 legajos abiertos en la Conadi de chicos que tenían la posibilidad de ser hijos de desaparecidos. Pero ninguno de ellos lo es, sino que sus casos coinciden con el tráfico de bebés que hubo durante la dictadura y que continúa hoy en día. Son chicos que fueron apropiados por otras vías, no por los militares. Llegan muchos chicos con características similares a las que puede tener un chico apropiado: no tienen fotos de la mamá embarazada, o tienen una partida de nacimiento dudosa o extraña, pero finalmente no lo son. Por eso, la pregunta es ver cómo llegamos a ese universo de chicos que realmente son hijos de desaparecidos y todavía no se acercaron. Es como buscar una aguja en un pajar.
–La mayoría de los chicos que falta encontrar no es que no quieran saber su origen sino que tienen miedo por lo que podría pasar con quienes los apropiaron. Pero no sé, no estoy en la cabeza de ellos....
Abel: –Son los chicos más conflictivos, que están apropiados por los tipos más jodidos, es decir que sufren apropiaciones con gran contenido ideológico. Por ejemplo, un chico que había tenido una apropiación así, porque el tipo era un pesado ideológicamente, al principio no quería conocer a la familia, no aceptaba que era hijo de desaparecidos, pero de un momento a otro cambió, cambió su pensamiento. Un día tocó el timbre en la casa de la abuela y le dijo: “¿Me puedo quedar con vos?”. Se quedó a pasar el día, llamaron a los tíos, a los primos, compraron facturas, tomaron mate, se quedaron toda la tarde juntos.
La urgencia por encontrar su descendencia se hace sentir. Muchas abuelas ya están grandes y ya no buscan una generación, sino dos. Hay muchos nietos que son padres. Por eso han largado una vertiente que es Abuelas busca nietos y bisnietos y están trabajando en jardines de infantes con producciones y material fílmico. “Las Abuelas siempre trabajaron en escuelas, en facultades, pensando que allí podían estar sus nietos, y a partir de este año empezaron a trabajar también con los jardines de infantes sobre el Derecho a la Identidad. Porque además, las abuelas promueven y educan en la defensa del Derecho a la Identidad en todo sentido, no sólo en cuanto a la víctimas del terrorismo de Estado. Nunca se sabe cuál es el detonante. Se puede pensar que un chico que está haciendo un dibujo de su familia le empiece a preguntar al padre, y el padre empiece a hacer agua y se preocupe porque el que está preguntando es su hijo”, puntualiza Clarisa.
Otro trabajo del área de Difusión ha sido la Red por el Derecho a la Identidad. Hicieron viajes por todo el país, convocaron a gente interesada en la lucha de Abuelas para que se acercara, y hoy existe una sede de la Red en todas las provincias. “Lo que hacen es generar actividades de difusión de Abuelas, les mandamos el mensuario, o muestras, o películas, y son un nexo con nosotros. Pueden funcionar en facultades o en organismos de derechos humanos, son profesionales, o ex militantes que se juntan, e incluso muchos ya tienen su grupo de Teatro por la Identidad. Si alguien que vive en Chaco, por ejemplo, tiene dudas sobre su identidad y nos llama, nosotros lo contactamos con la gente de la Red más cercana para que lo acompañe y lo ayuden a hacer los trámites”, explica Clarisa.
Clarisa: –Los momentos más difíciles tienen que ver con cuando pasa mucho tiempo y no aparece ningún nieto, y claramente, los más felices son cuando aparecen. El juicio a Menéndez fue muy gratificante, pero lo más gratificante es encontrar un nieto, porque cuando aparece, parece un milagro, la verdad es que es algo así.
Abel: –Siempre hemos luchado para llegar a que se logre una verdadera justicia. El día que le dieron a Menéndez prisión perpetua y cárcel común, no sabés lo que era este lugar, y esa alegría se sumó a que resolvimos dos casos más. Esto era una explosión. Y eso te genera más fuerzas. Cada restitución es distinta y cada una tiene su problemática particular, pero cada vez que viene una restitución o una condena es una carga de batería total.
Abuelas comenzó siendo un grupo de mujeres que buscaban a sus hijos y a sus nietos, y en estos treinta y un años fueron impulsando y generando no sólo conciencia y memoria sino además un reclamo que hoy es social. Y colateralmente fueron produciendo beneficios para la sociedad, como la incorporación del Derecho a la Identidad en la Convención Internacional de los Derechos del Niño, o modificaciones en la Ley de Adopción, o el índice de abuelidad, que permite que aun faltando una generación se pueda reconstruir el mapa genético de esa familia. También se logró la edición del libro Las Abuelas y la genética, que “era una deuda pendiente de la institución, que quería contar este capítulo específico. Fue muy llamativo cómo repercutió en el mundo académico y de las ciencias. Ahora estamos en una etapa de ver si se reedita y se distribuye en los profesorados”, resume Clarisa.
Abel: –Abuelas se transformó en un lugar de referencia para todo: violencia familiar, adicciones, violaciones, pero hemos podido armar una red para derivar, que dentro de las pocas cosas que funcionan en este país, funciona. Estamos en una etapa muy difícil, porque el trasvasamiento hacia los chicos más jóvenes no está siendo traumático, pero sí la frustración de que se mueren abuelas muy queridas sin haber conocido a sus nietos, y eso es una patada muy fuerte. Es muy doloroso, pero ellas están convencidas de que la lucha continúa, están segurísimas de eso.
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