CINE
El nuevo film de Robert Rodríguez renueva la estética zombie y pone a la antiheroína en el centro de la escena. A matar o morir.
› Por Guadalupe Treibel
En el pueblo de fin del mundo del realizador Robert Rodríguez (Sin City, Del crepúsculo al amanecer, Spy Kids), un virus, piel efervescente y Bruce Willis son una amenaza. Es Texas y la nada misma, con menos guiños espaciales que unas palabras y una estética cruda, setentista. Realidad subsumida en cielo verde, luna y peligrosos recovecos, donde héroes y heroínas no caen de maduros: se construyen desde la gracia, la necesidad y, claro, los tips de género. Ah, y el no sucumbir a mutilaciones varias.
Porque Planet Terror es un película de terror y un homenaje. Junto a su amigo y arduo colaborador Quentin Tarantino, Rodríguez decidió festejar su filmoteca clase B con zombies y Romero’s y John Carpenter’s. ¿Cómo? Con filminas de bajo presupuesto, como las que se proyectaban en programa doble durante los ‘60 y los ‘70 en el cine amigo. Así nació el proyecto Grindhouse con doble película: Quentin, a cargo de Death Proof; Robert, con la recién estrenada Planet Terror.
–Hola Palomita.
–Ya no uso ese nombre.
–¿Por qué no?
–Porque es el nombre que tú me diste.
Así inaugura el “romance” poco tradicional de la chica fuerte, antiheroína pronta a convertirse en un arma letal de antología, Cherry Darling (ex Palomita, personificada por Rose McGowan) y el chico duro, ex convicto y (muy en el fondo) bonachón, Wray (Freddy Rodríguez).
Con ellos en el centro de la escena y durante 104 minutos de cinta, Rodríguez juega con lo políticamente incorrecto, entre tripas pegajosas y los zombies más feos y brutales de la historia, mientras los personajes se arman hasta los dientes y forman un ejército instantáneo poco probable: niñeras hiperactivas, policías torpes y otros; todos combatiendo un sinfín de “infectados” que burbujean con la piel y los efectos especiales. ¡Impresionables, abstenerse! O aguantar la impresión, que Rodríguez inaugura a la verdadera heroína, con una parodia de talentos inútiles que terminarán siendo la clave del éxito.
Porque, a primer vistazo, las mujeres del Universo Rodríguez podrían ser clichés de polleras cortas y cuerpos esculturales. Pero, mientras ceden los minutos, el estereotipo de femme fatale (modelada cual plastilina para atraer o reventar) no aplica. En la lucha contra zombies, el cuerpo mutilado de Cherry o las manos adormecidas de la doctora Dakota Block (Marley Shelton), experta en jeringazos, derriten lo rosa y lo vuelven bien, bien rojo. Como un rollo fílmico ultraquemado por el tiempo y la exposición.
En cuanto al relato, pequeños elementos enriquecen el discurso: la imitación de cinta “quemada” (justamente) o un supuesto “rollo faltante” son buenos recursos. También suma la pequeña participación de Tarantino en su faceta actor o la de la cantante Fergie, de Black Eyed Peas.
En Planet Terror, las chicas reciben (casi) tantos golpes como los muchachos, con la poca elegancia que el género reclama. Y, desde el cinismo y el desencanto, se izan no como premio: son Salvación. La stripper de una pierna con nombre frutal quizá sea el Moisés de la nueva era, en plena devastación post-armas químicas, culpa de la guerra EE.UU.–Irak. Y Block, con su lesbo-affair frustrado y otros golpes varios, la segunda en el mando. El germen de la redención está en lo femenino, sin lugar a duda. ¡Y así no hay Apocalipsis que aguante!
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