Vie 09.01.2009
las12

CATHERINE DOLTO

Ciencia y afecto: sin contradicciones

La pediatra francesa Catherine Dolto visitó Buenos Aires para dictar el seminario “Presentación de la Haptonomía, Ciencia de la Afectividad” y participar en un homenaje a su madre, Françoise Dolto. La discípula más respetada de Francis Veldman, el fundador de la Haptonomía, asegura que a través de este método es posible trabajar traumas de la vida prenatal, el nacimiento y los primeros días de vida.

› Por Soledad Ferrari

Catherine Dolto hizo lo posible para diferenciarse de su madre, una de las mujeres más importantes de la psicología moderna, la célebre Françoise Dolto. Pero el maravilloso universo de Françoise ya había marcado el destino de su hija. Antes de que Catherine se convirtiera en un referente mundial de la Haptonomía –la Ciencia de la Afectividad, que fundara el holandés Francis Veldman hace más de cincuenta años– pasó por el teatro, la sociología y la filosofía hasta que se produjo el necesario click para que se dedicara de lleno a la medicina. “Tenía 23 años. Fue una sorpresa encontrarme trabajando en la misma área que mi madre, aunque con herramientas diferentes. La recuerdo muy entusiasmada por lo que yo hacía. El leitmotiv de mis padres había sido: ‘hacé lo que creas justo pero hacelo bien’.” Y así fue. Catherine hoy es miembro del Comité de Honor y Reflexión de Unicef y fue nombrada Caballero de la Legión de Honor en 1996 y Comandante de la Orden de Mérito en el 2004, en Francia. Aunque, lo que mejor habla de ella es su trabajo en la Haptonomía, a la que consagró su práctica y su formación en el área pre y post natal, así como también la atención haptosicoterapéutica de niños, adolescentes y adultos.

¿Qué es la haptonomía?

–Es la ciencia de la afectividad que utiliza el conocimiento del sistema nervioso. La palabra haptonomía procede del griego hapsis que significa el sentimiento, el tacto. El término hapsis ya fue utilizado por Aristóteles en el sentido de sanar. “Hapto” es una raíz griega que significa: yo entro en contacto táctil, para devolver la salud, para curar, restituir la integridad, para confirmar al otro en su existencia. Sus principales herramientas son la educación y la curación de lo afectivo. Se apoya en un conocimiento muy preciso del sistema nervioso que tiene relaciones particulares, que despierta sentimientos particulares, siempre que haya un acercamiento que está bien llevado. Diría que es el arte de comprender el encuentro humano. Hay maestros, médicos clínicos y psicoterapeutas especialistas en haptosicoterapia, que no es en sí un método ni una técnica ni puede ser clasificada entre las medicinas dulces ni concebida como una paramedicina. Es simplemente una aplicación a cada una de las profesiones de la salud que se orienta a mejorar la relación entre el médico y el paciente. Se aplica desde la concepción hasta la muerte. Es como la música. Podés hacer una canción de cuna, un blues o un rock.

¿Qué la llevó a dedicarse a esta ciencia?

–Seguramente me interesé en esta área porque casi me muero al nacer. Vivíamos en el campo y mi madre ya había parido dos veces. No había signos para preocuparse. Hasta que el médico advirtió que estaba bloqueada en el canal de parto, que no podía salir porque mi codo estaba ubicado por delante de mi cabeza. Entonces debió hacer una maniobra muy compleja: me hizo entrar de nuevo para reubicarme. Hoy con algo así se haría una cesárea. Durante mucho tiempo, me despertaba buscando una salida en la habitación. Esta búsqueda angustiante era precedida por un sueño recurrente: sin quererlo, alguien me había encerrado. Me di cuenta de que las pocas veces que me encontré verdaderamente en peligro dejé de luchar por mi vida y esperé, con tranquilidad, que alguien viniera a salvarme. Esto me dejó marcas que aún con muchos años de psicoanálisis no las pude comprender. Recién cuando hice un trabajo haptosicoterapéutico con Francis Veldman, todo eso desapareció totalmente.

¿Cómo es posible que hayan desaparecido marcas tan profundas?

–Comprendí que para la niña que yo era, ese codo mal ubicado era generador de dolores en el cuello, en el codo y en las lumbares, y sobre todo provocador de una enorme angustia. Era imposible ir hacia la vida sin ir hacia el dolor, el peligro y, quizá, la muerte. Desde el día en que trabajé todo esto, mis síntomas desaparecieron y estoy segura de que mi experiencia redireccionó todo mi trabajo clínico. Además provengo de una familia en la cual era evidente que el bebé no era solamente un ser sensible e inteligente sino que la continuidad entre la vida prenatal y la vida postnatal era muy importante.

Entonces, ¿a partir de la haptonomía es posible revertir un nacimiento traumático?

–Como todos los profesionales yo también me equivoco. A veces viene alguien con una historia muy pesada y en veinte sesiones ya está listo. O viene alguien con un tema aparentemente muy liviano y sale algo terrible. La rapidez para la eficacia de un tratamiento es algo muy misterioso. Muchos pacientes son derivados por sus psicoanalistas porque con la haptonomía podemos trabajar cosas muy antiguas como la vida prenatal, el nacimiento y los primeros días del nacimiento.

Le pregunto a Catherine cómo es una sesión de haptosicoterapia. Catherine juega a ponerse en el rol de psicóloga y me pregunta seria, distante ¿cómo se siente?. Luego se acerca, me acaricia una rodilla y me pregunta lo mismo pero con un tono afectuoso. “Siempre hay algún tipo de contacto y la relación con el terapeuta es de tipo afectiva. Se puede hacer un trabajo haptonómico táctil. Hay una manera de estar junto con el otro que da seguridad y hay toda una grilla de análisis que va a hacerte unas determinadas preguntas. Cuando recibo a una persona por primera vez, la escucho y en función de lo que me dice puedo determinar si esa historia viene de nacimiento o si es prenatal. Después hacemos sesiones de descubrimiento de la fenomenología haptonómica. Lo vuelvo a poner en los brazos de su madre.”

Una gestación no deseada y un embarazo problemático, ¿repercuten negativamente en la vida adulta?

–Sí y no. La situación actual de que los niños sean “deseados” cambia muchas cosas. Porque se confunde la decisión consciente, que puede ser muy neurótica, y el deseo inconsciente que puede ser muy fuerte. He tenido pacientes que me han dicho que han querido abortar y no pudieron, y luego el contacto con el bebé es totalmente fácil. El ser humano es totalmente misterioso. Creo que el instinto materno no existe, existe el sentimiento materno. Una mujer puede tener seis hijos y ser una hembra gestante y no una madre. Cuando el niño se manifiesta, llama algo del interior de su madre, algo que ella no había imaginado. En la vida, hay muchas cosas que, cuando las vemos de lejos, pensamos que van a ser terribles y luego te hacen muy bien. Hay cosas que esperas con gran felicidad y cuando las tenés te das cuenta de que en realidad no las querías. Con el embarazo pasa algo así. Cuando hubo un embarazo terrible, si la madre luego se contactó con el bebé y le permitió entrar en contacto con otras personas, además de ella, ese niño está en gran parte protegido contra el sufrimiento maternal. Pero cuando la madre está muy mal y sola, el bebé está como encerrado en el regazo materno y las marcas son mucho más profundas. Yo acompañé embarazos absolutamente terribles, luego de los cuales la madre pudo hacer contacto con su hijo. A veces vemos niños muy bien programados, de madres que viven muy bien y sin embargo están en una inseguridad total.

Sus campos de trabajo y de estudio son en gran parte las embarazadas y los bebés, ¿por qué no tuvo hijos?

–Crié a los hijos de mi marido. La partera más grande que yo conozco no tuvo hijos. El ser humano es tan angosto que no puede ni pensar ni ayudar ni actuar en una situación que no haya vivido. Es verdad que la experiencia de la maternidad aporta cosas particulares pero la maternidad no está solamente en la carne.

LA HAPTONOMIA EN EL MUNDO

En la Argentina, la Ciencia de la Afectividad todavía no llegó a los hospitales públicos ni a los consultorios privados. De hecho, muy pocos saben de qué se trata. Pero, desde la Fundación Creavida, Jaquie Zieler se encarga de difundir los libros y las investigaciones de Velman y Dolto. En cambio, en las afueras de París hay un refugio donde se recibe a padres que no tienen techo y otro donde se alberga a madres solteras. Allí especialistas en haptonomía intentan curar las historias más difíciles. Otro argentino que trabaja en este campo es el doctor Carlos Rosenberg. Se recibió en la Universidad de Buenos Aires pero vive en Israel, donde fundó El Regazo, un lugar para el acompañamiento holístico de familias embarazadas donde la meta es sentir placer durante esta etapa y entablar una relación afectiva con el bebé. A partir del 2005, Rosenberg comenzó a trabajar con la haptonomía y asegura que “el contacto haptonómico, en la mujer embarazada, provoca cambios en los órganos anatómicos (disminuye el pulso, el tono muscular, etc.). Esos cambios son percibidos por la mujer y llegan a su conciencia y le provocan una sensación de bienestar y esa sensación le permite disipar dudas y preocupaciones. Y a la vez, la disminución del tono muscular uterino le da a la mujer la posibilidad de portar mejor a su bebé”.

Para más información: www.fundacioncreavida.org

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