Vie 09.01.2009
las12

MUSICA

Muchas muchachas

Propuestas eclécticas con voz de mujer inauguran un ciclo musical –en No Avestruz– con invitación a géneros disímiles para animar el paisaje desértico de la metrópolis en enero.

› Por Guadalupe Treibel

Si de multiplicidad de opciones se trata, las propuestas femeninas en “Canción” están al orden del día desde la experimentación, autogestión y calidad musical. Las hay con raíces folklóricas, en juego lírico, inmiscuidas en jazz, místicas, meditativas de la India... Apocalípticas e integradas pues, más de una decena de artistas femeninas formará parte de la grilla de Voces de Mujeres, un ciclo con impronta de género organizado por un ¡varón!

Con sede en No Avestruz, espacio cultural ecléctico instalado en Humboldt 1857, la cita será los miércoles y jueves de enero a las 21 y sumará presencias: Soema Montenegro y Aline Meyer (7 de enero), Ludmila Fernández (8/1), Nora Sarmonio y Marcela Passadore (14/1), Paola Gamberale trío y Maia Acosta trío (15/1), Dina Prescott & Werner (21/1), Aymama (22/1), Sonia Kovalivker y Morena Leza (28/1), y cierre sorpresa.

Mariano Mandetta, responsable del ciclo y de la programación musical de la sala, explica: “Lo distintivo de No Avestruz es apostar a artistas que, en propuesta y búsqueda, corran un riesgo. Y hay una gran variedad de mujeres haciendo música que manifiestan esto, ya sea con expresiones folklóricas, propuestas teatrales o histriónicas”.

En lo personal, la historia de Mandetta (que es, ante todo, actor y recientemente se lo pudo ver como party-planner en la obra Revolución de un mundo) lo acerca a referentes femeninos fuertes: “Fui criado por mujeres de mucho empuje, con mucha garra. Tampoco creo que sea casual que mis grandes maestras, de actuación y canto, sean mujeres. Por otra parte, mi maestro budista siempre remarca que las grandes revoluciones siempre nacen por mujeres. Hay una marca de fuego en mí”.

Y la marca de fuego se hace canción con historias personales y formas de entender la voz, la música y el arte rosa. Y, si todo sale bien, el ciclo renovará elenco en marzo, con una segunda edición que aspira a seguir difundiendo voces de mujeres.

Para reservas o información de grilla: www.noavestruz.com.ar

Sonido primigenio

El folk experimental de Soema Montenegro atraviesa la voz natural toda. Porque, después de estudiar composición en el conservatorio, la artista se dio de lleno (y durante cinco años) a un trío femenino de investigación vocal. “Era de la voz, del gesto, del cuerpo”, explica la cantante que –en 2006– se volcó al proyecto solista y ya tuvo premio: su primer disco, Uno una uno, editado por el sello Noseso Records que, según Soema, es de “música experimental absoluta”. “Yo soy la versión más light de lo que editan”, bromea. Aunque aclara que algunas sonoridades ella misma no quería hacerlas: “Me parecía que eran muy desubicadas, muy deformes. Yo juzgaba eso que salía jugando y que para mí era divertido. De a poco lo fui soltando”.

Sobre la raíz de sus canciones con aire latinoamericano, cuenta: “Me resuena mucho el sonido primigenio y su anclaje en la tierra, la variedad”. Ojo, también ve algo inherente a la feminidad: “En las mujeres hay un contacto más fuerte en el vientre, en las caderas, y hay sonidos que son de ahí... como si fuéramos antenas de la tierra. Es conciencia del contacto con la creación. Pareciera encantamiento y te quedás ahí, escuchando... totalmente enamorado de eso”.

Ella, que sueña despierta y ama lo invisible, escucha sonidos en el aire, el pasto, las manos, los párpados y ya prepara material para su segundo larga duración. Para escuchar canciones, www.myspace.com/soemamontenegro.

(Se presentó el miércoles 7 de enero)

Encantadora de serpientes

Hace años que Aline Meyer se dedica a investigar las dos puntas de la música: lo antiguo y lo contemporáneo, imbricados en la voz. “Técnicas consideradas muy modernas existen milenariamente como prácticas de sonidos curativos, sanadores”, asegura la vocalista, compositora y docente. En ese indagar, la artista comenzó a notar una particularidad: “Canciones de la India, mitos australianos, escandinavos, de Africa, incluso de la tradición vudú, mencionan a la serpiente como origen del mundo. Recopilé esos cantos y su magia, compuse dos temas y así surgió Nagara: encantamientos de serpientes, ríos y luna, mi primer disco que está cocinándose ahora, en estudio”.

Con formación en voz, teatro y danza, Meyer está convencida de que la conexión con el cuerpo es fundamental para entrar en un nivel de comunicación emocional real, creíble. “El tratado antiguo de India no separa música, danza, teatro o psicología. Yo estoy buscando ese origen arcaico del arte”, asegura la encantadora de serpientes, capaz de fusionar ritmos afro, jazz, folklore y más.

Con un maestro en Calcuta con el que se comunica vía Skype, toma semanalmente clases repitiendo los cantos que llegan por los parlantes o, en su defecto, auriculares. Pero en 2009 planea viajar a conocerlo. Y continuar relacionando sus cantos con la mujer. “Toda la simbología que manejo es femenina: la serpiente, la luna... La magia de la bruja está reprimida por el mundo materialista hiperracional. Pero esta reunión de mujeres puede recuperar la magia, lo inconsciente, la emocionalidad”, asegura Meyer.

(Se presentó el miércoles 7 de enero)

Fuerza natural

“Hado” es una fuerza desconocida que, según parece, obra irresistiblemente sobre dioses, hombres y sucesos. Hado es también el título del segundo disco de Paola Gamberale, que saldrá en abril para encantar, quizá, como potencia ignota. “Es música de Buenos Aires; no es netamente folklore, ni jazz, ni música brasilera. Pero está todo presente”, explica la artista que pide el regreso a las bateas del género “Canción”, donde acomoda su estilo.

En sus temas, la conexión natural queda expuesta en lo temático y musical. “De chica iba con mi familia a nuestra quinta del partido de Merlo y me la pasaba subida a los árboles. Hoy veo un pajarito... ¡y me vuelvo loca! Tengo esos fanatismos”, asegura la cantante y docente de canto y música.

Su madre fue una de sus influencias musicales más fuertes. Aunque odontóloga, tocaba la guitarra, folklore, y Paola escuchaba con atención. Por eso, y a modo de homenaje, la hará participar de su nuevo material, donde mamá Gamberale leerá parte de un poema de Fernando Pessoa.

“Todos podemos ser canales. Mi manera es con la música”, remata la chica de la voz y la guitarra, mientras la naturaleza la invade: “Tiene una llegada muy profunda a mi centro. Y eso llena mis letras. Es mi veta. Una veta muy sincera”.

Para ir escuchando: www.myspace.com/paolagamberale

(Se presenta el jueves 15 de enero)

Nacional

Tres es el número mágico del folklore argentino porque, de la mano de Mora Martínez (voz, percusión), Florencia Giammarche (guitarra, voz) y Paula Suárez (piano y voz), el grupo Aymama renueva la tradición y la hace canción.

Con composiciones prestadas y reversionadas de músicos como Juan Falú, Cuchi Leguizamón, entre otros, más temas propios (a cargo de Suárez), cada integrante no llega a los 30 años y, desde la juventud, elige las raíces. Cuenta Giammarche: “No formamos parte de lo masivo porque no prendés la radio y te ponen una chacarera. Pero me alegra. Con todo, cada vez más jóvenes escuchan folklore”.

Sobre el repertorio, la guitarrista asegura que buscan temas de grandes compositores que no estén muy tocados. “Todas paramos la oreja y llevamos nuestro granito de arena a los ensayos”, dice.

Su primer trabajo, Folklore argentino, es el resultado de tres años tocando en un ambiente donde “siempre está el comentario machista”. Pero ellas hacen oídos sordos: “Nos hacemos cargo de nuestra condición a mucha honra. No sé qué será hacer música como mujer. ¿Ser más dulce, más refinada? Sí, lo somos. Pero cuando hay que ponerse aguerridas, también lo somos”, resalta Giammarche, pata del trío que tomó prestado el nombre de una puteada italiana y el 31 de enero hace parate en Cosquín. Para adentrarse a la canción: www.myspace.com/aymamafolclore

(Se presenta el jueves 22 de enero)

Alter egos

Dina Prescott & Werner es canto internacional. Ni World Music, ni canto étnico: canciones populares de todos los tiempos, con considerable repertorio asentado en los ‘50 y los ‘60. Con temas en japonés, italiano, alemán, filipino, portugués, griego, francés, inglés, castellano y otros, el recorrido lo marca el gusto: “Es música que escucha gente de diferentes países. Lo que une es el gusto de la gente, no de los estudiosos de la canción”, explica Adriana Pregliasco, voz del proyecto.

Porque Dina no es Dina y Werner no es Werner. Dina Prescott & Werner es el anagrama de Adriana y Nicolás Bernazzani, patas del grupo que, junto a Alejandro Acobino (a cargo de la dirección cultural), se hacen alter egos de ellos mismos.

A pesar de ser actriz, Pregliasco aclara no ser personaje: “La teatralidad surge a partir de la interpretación. La idea es que la gente viaje con la música, no como turista sino como viajero antiguo, involucrándose con la cultura”.

De Ella Fitzgerald a Billie Holiday, pasando por Charles Aznavour, la selección suma. Y Adriana (o Dina) espera grabarla en formato disco este año. Por ahora, un demo y canciones en vivo auguran el viaje musical.

(Se presenta el miércoles 21 de enero)

All that jazz

Embarazadísima, Ludmila Fernández ensaya de ocho meses. Sus temas fueron de los primeros en inaugurar el ciclo. “¡No podía hacer la última fecha! Soy primeriza y Lisandro (nombre de su bebé) está por llegar en cualquier momento”, explica.

Diverso, su último trabajo, la alcanza haciendo música con “lentes” de jazz, según dicen. “No es un cruce buscado intencionalmente, pero está. Hacemos música colombiana, ritmos de Perú y algunas cositas de folklore con elementos de jazz. Sin dejar de cantar standards en inglés, claro”, desarrolla la voz que, en su repertorio, incluye “Serenata para la tierra de uno”, de María Elena Walsh. “Es una canción de mi infancia que abarca el final de la dictadura. Es sobre el exilio, quedarse, estar. Muestra cómo había gente que, desde la poesía y la música, podía decir mucho sin decir todo”, explica Fernández, de familia militante por los derechos humanos.

Según cuenta, Diverso es su tercer trabajo. El primero es un cancionero de diez tracks titulado Ahora es el momento (2000), que fue seguido por un trabajo compartido: Oliverio Girondo, para que siga dando vueltas (2006), compuesto por Fernando Lerman. “Son canciones sobre poesías de Girondo con ritmos variados: milongas, folklore, brasileras, latinas, etc.”, cuenta la cantante que, además de hacer música, la enseña: “Aprendo mucho de mis alumnos. Barenboim decía que un maestro es un alumno con un pasado. Y creo que es ciento por ciento así”.

(Se presentó el jueves 8 de enero)

El alma al aire

El día de su nacimiento la marcó a fuego: “22 de noviembre, Día de la Música”, explica Marcela Passadore que, entre grandes, fue llenando los casilleros de una carrera de reconocimiento. Carlos Aguirre, Luis Salinas y más hacen el juego de pares y amigos y, de tanto en tanto, prestan canción.

Sus influencias, sin embargo, la encuentran en la familia: “Mi abuela, mi mamá, mis tías...”, enumerará en su MySpace y dejará a la vista el matriarcado. “Mi mamá me puso Cecilia por la santa patrona de la música y mi próximo disco se llamará así, Santa Cecilia, en honor a mi madre que falleció el año pasado”, asegura la artista que perdió el registro de cuando comenzó a tocar la guitarra: “Es un apéndice mío ya”.

Con un primer disco –¡en vinilo!– producido por Litto Nebbia para el sello Melopea en 1991 bajo el título Tibia luna de mayo, pasaron alrededor de 15 años hasta su segundo y último trabajo, Danzas del viento, que la reencuentra con la canción. “Tuve mucha enfermedad de madre y padre, y eso hizo un parate en mi vida musical. Tampoco me encontraba a mí misma, no encontraba qué quería hacer”, explica. Pero remata: “Aunque no se termina nunca de encontrar un sonido, ya me definí en el género canción. Temas míos, de Leo Masliah, de Fernando Cabrera, del Negro Aguirre”...

En Voces de Mujeres, su fecha será con Nora Sarmonia, entre repertorio compartido y temas propios, con invitados en percusión y guitarra. “Ese es el formato”, cuenta, categórica, Passadore, que desde Victoria vino a los 19 años a Buenos Aires y se quedó, entre musiquitas del viento, de las raíces, del mundo. Para conocer mejor: www.myspace.com/marcelapassadore

(Se presenta el miércoles 14 de enero)

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