› Por Soledad Ferrari
1 ¿Cuándo conoció el libro de Yalom?
–Lo leí hace 15 años, cuando apareció. Es un libro que hace bien, sin tener esa intención; no es un libro de autoayuda. La profundidad de Yalom es impresionante y hace que sea totalmente posible llevarlo al teatro.
2 ¿Qué la cautivó del texto?
–La mezcla de personajes de la realidad histórica con la absoluta fantasía de Nietzsche. Eran los comienzos del psicoanálisis y como no tenían palabras para nombrar lo que hacían, cuando hablaban de “asociación libre” decían “deshollinar”.
3 ¿Se identifica con algún personaje del libro?
–Con Nietzsche absolutamente. Dice cosas como “¿Usted vivió su vida o fue vivida por ella?” Me identifico porque se está siempre en soledad, aunque se esté acompañado. En mi caso, tiene que ver con esa soberbia de creer que uno puede modificar el mundo haciendo teatro, escribiendo, de seguir aferrada a una forma de expresión, creyendo que uno hace algo y, en realidad, no hace nada porque el resto de la gente sigue viendo Bailando por un sueño.
4 ¿Qué relación tiene con el psicoanálisis? Para llevar el libro de Yalom al teatro es necesario un profundo conocimiento del tema...
–Tengo 25 años de psicoanálisis, por ende me he hecho de vuelta. Al psicoanálisis le debo el haber podido expresar. Empecé como bailarina, la palabra para mí era una imposibilidad. Mi análisis me sirvió para comprender, transmitir... Aunque a veces un buen amigo también ayuda, eso lo decía mi psicoanalista.
5 ¿Se imagina alguna tragedia de la actualidad convertida en una buena pieza teatral?
–¡La política! La rapidez con la que se olvida el dirigente sindical de que usaba alpargatas, de cuando recién empezaba. Rápidamente el hombre se olvida de sus carencias y cree que lo que tiene es natural.
6 ¿Cómo definiría a la televisión si tuviera que hacerlo en relación con el teatro?
–En televisión, el público busca un poco de aire, quiere identificarse con la persona. La tele es como dar un beso a través de un vidrio. No hay una penetración corporal como en el teatro, no está en carne y hueso.
7 ¿Le resulta más complejo abordar una temática masculina que femenina?
–Los conflictos son los mismos para ambos sexos. Pero los hombres son más frágiles, están menos acostumbrados a hablar de sus sentimientos.
8 ¿Cuáles son las grandes problemáticas femeninas de este momento?
–La no renovación del criterio de pareja, conflicto que implica a ambos sexos. Las mujeres –muchas veces porque ganan más dinero que su pareja– quieren un hombre que no sea el que reparte la correspondencia en la oficina. ¡Es lógico, una gerenta de marketing no se casa con un cadete! Siguen teniendo la idea del hombre protector, más fuerte económicamente.
9 ¿Se le ocurre alguna posible solución?
–Creo que si las mujeres pudieran abrir su cabeza no estarían tan solas. ¿Dónde está escrito que el hombre tiene que traer más plata?
10 ¿De qué trata su próxima obra?
–Estoy ensayando Defendiendo al cavernícola, escrita por Rob Becker, pieza madre de todas las obras de género del mundo. El texto habla de la forma en la que se relacionan los hombres con las mujeres. Claramente sufren ambos sexos, sufren por las mismas cosas.
El día que Nietzsche lloró se presenta en el Teatro
de la Comedia de jueves a domingos. Jueves, viernes y
sábados a las 22.45. Domingos a las 21. Entradas
desde $40. En Rodríguez Peña 1062.
Reservas: 4815-5665 / 4812-4228.
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