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Por primera vez, una mujer recibió tejido ovárico de otra. Y así pudo lograr un embarazo. La técnica, en plena etapa de estudio y a la que se llegó casi por casualidad, fue aplicada por la especialista en fertilidad asistida Esther Polak.
Por Sonia Santoro
Por primera vez en el mundo, una mujer recibió tejido ovárico de otra. Así logró recuperar una función hormonal normal necesaria para poder alojar un bebé en el útero. Fue hecho en la Argentina por un equipo médico del Instituto Médico CER, encabezado por Esther Polak. Las posibilidades de aplicación de la técnica son múltiples, aunque recién está en la etapa de investigación. “¿Por qué no considerar al tejido ovárico como un órgano de trasplante?”, plantea la doctora.
Hasta el momento, en el mundo se habían hecho distintos tipos de experimentos en este sentido: colocar tejido ovárico humano a huéspedes animales; autotrasplantar el tejido a una zona cercana al ovario (en una mujer que tenía que ir a una cirugía ovárica y quería preservar su tejido); y autotrasplantar el tejido lejos del ovario, en el antebrazo de una mujer. “En este ultimo caso, se observó crecimiento y maduración folicular. Obviamente si hay foliculogénesis, hay reemplazo hormonal. Si vos lo que buscás para esa paciente es un reemplazo hormonal endógeno de las propias hormonas es fabuloso porque lo conseguís. Si buscas fertilidad, lo que tenés que hacer es aspirar los óvulos y hacer una fertilización in vitro”, explica Polak, quien trabajó junto a Laura Kanzepolsky, Judith Notrica y Fernando Neuspiller Lorenzo en un experimento distinto.
–¿Qué particularidad tiene el trasplante de ovario hecho por su equipo?
–Se trataba de una chica de 28 años de edad que tenía dosajes hormonales propios de la menopausia y quería tener un chico y no lo lograba. Es lo que se llama falla ovárica prematura oculta. Porque esta chica siendo jovencita tenía menstruaciones y no lograba el embarazo. Tal es así que cuando vino a la consulta, me dijo: “Yo quiero probar al máximo porque no me puedo hacer a la idea”. Entonces, sabiendo que las chances de lograr un embarazo eran bajísimas, de un 1 por ciento, ella aceptó hacerse una ovodonación, pero sólo de su hermana.
–¿Cómo fue el proceso?
–Cuando empecé la evaluación de la hermana, observé que tenía un enorme quiste endometriósico en un ovario y decidí sacar primero ese quiste. Entonces, se me ocurrió que si encontrábamos tejido sano pegado al quiste podíamos colocarlo en la receptora para que no estuviera todo el tiempo recibiendo hormonoterapia sustitutiva para mantener su útero hasta que su hermana se pusiera en condiciones de hacer una inducción de óvulos para lograr la fertilización. Pegadito al quiste había mucho tejido sano, así que lo pusimos en medio de cultivo. La hermana terminó la intervención, chequeamos el tejido sano y se cortó en tiritas muy finitas, milimétricas. Y lo coloqué en el abdomen, debajo de la piel, donde lo cubre la bikini. Esto fue en agosto del año pasado.
Lo que se sabía por experiencias con animales es que la recuperación es lenta. La idea era que ella empezara a tener un funcionamiento hormonal propio, sin tomar nada. Era también evaluar qué pasaba con sus hormonas.
Al final del año evaluamos su progresión y observamos que 55 días después del trasplante el tejido empezó a producir el estrógeno. Finalmente, su ciclo se parece bastante a uno normal.
–¿Con ese trasplante la mujer podría quedar embarazada?
–Lo que no sabemos es si ese tejido puede llegar a producir folículos. Y si estimulándolos lo podíamos sacar. Porque esto sería un paso más adelante. La paciente es un ser humano, no es un animal, ella en realidad estaba esperando que la hermana se pusiera en condiciones para poder hacer la ovodonación. Y esto lo que le permitió a ella es tener un endometrio (la capa que tapiza al útero) y un útero rejuvenecidos y aptos para el embarazo. Porque no es lo mismo cuando uno toma hormonas exógenamente que lo que el cuerpo produce adentro. Si ella quisiera probar quedar embarazada sin recibir óvulos, se puede dar una inducción de la ovulación y ver si ese tejido todavía sigue funcionando. Porque lo que no se sabe es cuánto tiempo ese pequeño tejido puede funcionar. Si se produce la ovulación, hay que sacar los óvulos de ahí y hacer la fertilización in vitro. Tendría que estar ella dispuesta a pasar por eso.
–¿Qué posibilidades abre esta técnica?
–La cantidad de mujeres que en edad perimenopáusica que me han llamado diciendo: “Yo no tolero más el reemplazo hormonal, me da miedo ... ¿puede ser una posibilidad para mí?”. ¿Por qué no? El único problema es ¿cuánto tiempo este tejido está produciendo hormonas? No se sabe.
–¿Hay cierto pudor cuando se habla de manipular un ovario?
–Sí, y no deja de ser un tejido más. ¿Por qué no considerarlo como un órgano de trasplante? La función básica del tejido ovárico es producir un nivel hormonal en la mujer que la mantiene en condiciones apropiadas... Esto hace que si estás con calores, se te vayan y que la piel se te ponga bárbara. Y es vital para cubrirte en enfermedades cardiocirculatorias y en la osteoporosis, que aumentan drásticamente con la menopausia. El trasplante sería bárbaro para las mujeres que tienen contraindicaciones precisas para recibir hormonoterapia sustitutiva. Y ni que hablar para las mujeres que tienen riesgo de estar en menopausia precoz siendo jóvenes. Y las chicas jóvenes que se van a operar de un ovario o se tienen que sacar un quiste, que se aseguren de tener a un biólogo experimentado en el tema que criopreserve en nitrógeno líquido ese tejido, porque uno nunca sabe qué pasa mañana. En Francia se están sacando óvulos, por ejemplo, a chicas con un linfoma agudo o con una leucemia. Nadie piensa en la fertilidad futura, pero gracias a Dios estas chicas, con radioterapia, quimioterapia, se curan y tienen una vida fenómena. Entonces, cuando quieren tener un hijo, pueden llegar a tenerlo con sus propios óvulos. Y esto es medicina preventiva.