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Viernes, 31 de enero de 2003

PERFORMANCE

Todo lo que quiero

¿Qué sucede cuando alguien le ofrece a un grupo de chicas modernas la posibilidad de hacer eso que más desean? Surge Polen, una banda de mujeres que no saben nada de música pero que cantarán una vez para grabar un disco en vivo. Es todo parte de una obra conceptual que cuenta con el asesoramiento de profesionales como Sergio De Loof en vestuario, Alejandro Ros en el diseño del disco y Sergio Pángaro y Omar Chabán en la música y el show.

Por Marta Dillon

Polen es una banda de chicas, una banda musical, está claro. Aunque ninguna de ellas entienda nada de música. Es más, todas las mujeres que participaron hasta ahora de Polen y que sabían tocar algún instrumento abandonaron el proyecto. Tal vez, suponen las que quedan, tengan una imagen demasiado acabada de sí mismas como músicas. Y lo que ellas quieren hacer es crearlo todo, todo lo que tengan ganas. Tal como lo soñaron las pop stars pero sin tener que atravesar por tediosos castings, humillantes mediciones, contratos de rapiña y otras delicias que les suceden a las chicas reales en el mundo del mercado real. Polen es distinta. Polen es una banda de chicas que sueñan con ser famosas pero que se presentaron para lograrlo al concurso de proyecto Venus. Y proyecto Venus es, para las masas no iniciadas, una sociedad experimental en forma de red que usa una moneda alternativa y favorece el intercambio directo de objetos y servicios. Algo así como un club del trueque para artistas, intelectuales, científicos y otros que quieren hacer lo que más desean esquivando las arbitrariedades y obsecuencias a las que suelen someternos las leyes de mercado convencionales. Resumiendo: en el mercado Venus se pueden ofrecer e intercambiar todo tipo de saberes o ideas para inventar obras en grupo, inútiles en la mayoría de los casos como todo arte; o no, o un nuevo diseño para las salas de terapia intensiva. Porque si Polen ganó el concurso de proyecto Venus en primer término, la sala de terapia intensiva obtuvo el segundo lugar. Aunque cabe suponer que el médico y los arquitectos que presentaron la idea a la red van a querer ser financiados en pesos y no en Venus. A no ser que dentro de la red haya tantos ladrillos y obreros necesarios como para construirla. Pero esos son datos menores, proyecto Venus ganó la beca Gugghenheim, algunas cosas se pueden pagar en pesos. En el caso de Polen, los honorarios son en Venus y los materiales en pesos.

“Tenemos que ser conscientes de que vamos a ser estrellas porque eso es lo que queríamos. Sabemos perfectamente que somos privilegiadas, porque estamos dentro de Venus y ahí tenemos nuestra propia productora, los maestros de música y de metafísica, los creadores de hits, el dueño del lugar para tocar, todo”, dice Milagros Velasco, una de las más activas supernovas y con aspiraciones de solista, según dice la información que sobre Polen consta en el site de PV. Los requisitos de los proyectos presentados a concurso eran que fuera “corto, fácil de hacer, experimental, interdisciplinario, que se pueda mostrar y, dos ejes que le dan sentido a PV, que nazca desde el más puro deseo y que ese deseo incluya querer estar con otros. Polen ganó por aclamación, ya que es así como se eligen los proyectos que se financiarán –12 mil venus o pesos, o miti y miti– en el año. “La obra es el proceso de lo que nos está pasando, el show que vamos a hacer en Cemento, el CD que vamos a grabar registrando además nuestro diario íntimo y el video del show son sólo una instancia más de un proceso que empezó cuando nos eligieron. Después vinieron las clases de canto con Sergio Pángaro, la elección de los temas –el hit es de Sandra Baylac y Mauricio Meyer, autores de muchos temas de Diego Torres o Luis Miguel– y del vestuario, a cargo de Sergio De Loof. Y como Omar Chabán, el dueño de Cemento, es de Venus, la fecha del show fue de las primeras cosas que se arregló”, cuenta Gema Acevedo, queriendo dar cuenta de un par de semanas muy agitadas. Y eso que le falta sólo una para convertirse en auténtica pop star, el show será el 6 de febrero. “Esto no es una ironía ni una parodia. Esto es muy serio. Queremos hacerlo ¿bien? La actitud principal es hacerlo”, dice Kiwi Sainz, dudando de los sentidos de un adjetivo maleable, es cierto. “Queremos hacerlo de cualquier manera”, agrega Gema con convicción. “Puede ser un cualquierismo –dice Milagros– pero es lo que queremos.” –No, no es un cualquierismo. Esto es un querismo –concluye, definitiva, Gema Acevedo.
–Sí, puede ser un juego –agrega Kiwi–, pero nosotras jugamos como los chicos, en serio. Jugamos en serio para divertirnos.

Los seis temas que componen el repertorio de Polen han sido compuestos por profesionales y hasta por autores de varios hits. Roberto Jacoby, uno de los impulsores más activos de PV, entre muchas otras cosas que hizo, escribió letras para el mítico grupo Virus y para Divina Gloria, en su fugaz paso por la ídem de las radios. Y Sandra Baylac y Mauricio Meyer le han escrito a próceres como Luis Miguel. Así que ellas no saben, no están seguras, pero es bastante probable, dicen, que su hit atraviese la atmósfera del planeta Venus y contamine al mercado en general. Porque esto es experimental desde el arte pero también hacia el mercado. Lo cierto, aseguran, es que su hit es “venenoso”, tan pegadizo que una vez escuchado nadie puede dejar de repetirlo. Al menos los novios y amantes de estas chicas cuyas edades oscilan entre los 19 y los 35 nada pudieron hacer por evitarlo. “Nuestro sueño es llegar a la cancha, a que la hinchada completa de Platense coree nuestras canciones”, dice Kiwi llena de emoción. Cuesta imaginar a cualquier hinchada cantando un éxito cuartetero llamado “Soy de colegio privado”. Aunque todo puede ser. En definitiva la protagonista del romance del cuarteto “Soy cordobés” que inmortalizó Rodrigo era una chica de colegio privado. Por las dudas de que algo falle, las chicas de Polen ya tienen contratados a sus zánganos, jóvenes que las asistan durante el proceso de esta particular obra y que pidan bises en el show. A los zánganos, desde ya, se les paga en Venus. Pero con esa moneda estarán habilitados para comprar en el shop Venus que se instalará el día del recital en Cemento. Habrá figuritas con las caras de cada una de ellas, afiches, algo que sirva para el pelo (no saben qué); más todo lo que se produce e intercambia en Venus. Y que nadie vaya a pensar que serán ellas las beneficiarias de las regalías. De ninguna manera, “somos chicas conectadas con el momento actual por eso tenemos nuestra fundación, Polen, que asiste a unos artistas villeros de Villa Fiorito que descubrimos por casualidad en una feria. Y también a los artistas homeless. Aunque no ofrecemos soluciones de fondo, sólo cinco pesos para pasar la noche en un hotel”. Es así, hay que estar en sintonía con el mundo.

Al principio fueron quince, después se fueron las que sabían tocar música. Más tarde abandonaron las que descubrieron su poca vergüenza. Ahora no se sabe cuántas serán. Pero no importa, Polen, dicen, es como un módulo, que se intercambia y se completa con otros, y sirve para una cosa o para otra, pero siempre es Polen. Cada vez que flaquean piensan en cuánta gente hubiera querido tener una fecha en Cemento y siguen adelante. El otro pensamiento móvil es convencerse de que todos los que van a estar bajo el escenario, mirándolas, desearían estar en su lugar. Están muy emocionadas, dicen, con esta imagen que están logrando de chicas pícaras, venenosas y sexys. “Chicas sin vergüenza”, se asumen, porque ya han olvidado hasta el último atisbo de rubor en las mejillas. Ya no se miran de reojo ni se preocupan por lo que el resto del mundo pueda pensar de ellas, están entregadas a su juego y éste está contaminando estas páginas, por ejemplo. Pero ¿por qué razón habría que escuchar al número de mujeres neófitas que sean cantando en un escenario cuando no es lo que saben hacer? “Porque este es nuestro regalo –dice Gema y abre los brazos como si quisiera abarcar a un gran público–, todo esto que estoy haciendo lo hago por eso, te regalo lo mejor de mí. Se me ocurrió, me lo tomé en serio y te lo regalo.” Se sienten evangelistas del deseo entregando su corazón, les brillan los ojos cuando lo dicen, aunque en seguida se les escapa un piolín: “Además, si lo planteas así, hay que ser muy mala onda para rechazarnos, ¿o no?”.

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