Viernes, 13 de noviembre de 2009 | Hoy
MONDO FISHION
Por Victoria Lescano
La coreógrafa Andrea Servera es dueña de una figura muy delgada y petit con pelo rubio que le da un aire retro. Comenzó a bailar en la infancia, primero en su escuela del conurbano bonaerense y luego en la ciudad de Neuquén. Ya en la adolescencia se sumó al Taller de Danza Contemporánea del Teatro San Martín, se perfeccionó e impuso un sello en la danza teatro en el cual la indumentaria tiene un rol protagonista pues mezcla distintos lenguajes y texturas y predominan situaciones oníricas. No en vano es la coreógrafa de todas las ediciones del Baf Week y trabaja en forma conjunta para la puesta de desfiles de los diseñadores que compusieron la generación de autor y también para firmas de la industria. La semana pasada se estrenó Amor a mano, la última obra de Servera donde la moda es omnipresente. Además del vestuario creado para vestir a los cuatro personajes por Nadine Zlotogora, experta en fabulosos abrigos lúdicos y también en vestidos, capitas transparentes y morfología retro, esos trajes dialogan con las proyecciones de bordados creados por la coreógrafa. En esa pasarela de danzas desfiladas por Gabriela Pastor y Nicolás Ramírez, se vio la silueta en punto cadena o petit point de una bailarina danzando sobre un skate y portando una planta trazada junto al joven esquimal que sorprende cual bailarín hiphopero y también a los músicos y coprotagonistas, Verónica Verdier y Claudio Iuliano.
–La danza está en mi vida desde que tengo memoria, además siempre dibujé y pinté, pero tenía ganas de hacer algo nuevo y este año empecé un taller de bordado con Guillermina Baiguera, me apasioné y no paré de bordar. En simultáneo empecé a hacer una obra de danza y naturalmente los personajes que bordaba fueron apareciendo en la danza y luego las imágenes de los ensayos de baile se reflejaban en el bastidor de bordados. También hago clínica de obra con la artista Fabiana Barreda y ella me ayudó mucho a unir lo que estaba haciendo en paralelo.
–La idea de la obra siempre fue el amor, una pareja creando la música y otra la danza, y un mundo de hilos, de donde nacían los personajes, todo muy a mano, sin tecnologías de por medio, salvo en la creación del stop motion, que fue una aventura genial. El proceso de la obra nos llevó a una estética por momentos casi infantil y luminosa porque quise hacer una obra que les gustara a mis hijas que tienen diez y seis años.
–A veces pienso primero en un vestido o compro uno y luego aparece una pauta de improvisación o un modo de bailar de ese personaje, porque la ropa me ayuda a inventar, me inspira y me encanta. Pero también me gusta lo que sucede con una danza que es vestida, los modos en que diferentes diseños cuentan diferentes cosas.
–Nadine se ha transformado en mi amiga, llevo muchos años haciendo sus desfiles, esto me pasa con varios diseñadores, sabemos cómo pensamos y eso es genial a la hora de trabajar juntas. Nadine como diseñadora era ideal en el concepto de lo hecho a mano, ella es una artesana, si no hiciera ropa sería carpintera o escultora, es un hada artesana. Siempre utiliza la superposición de prendas y yo también en mis obras porque me encanta ver a la gente que se cambia en escena. Me gustó que convivieran el invierno y el verano, que hubiera un fuera de tiempo porque pertenecen a mundos distintos.
Amor a mano se presenta hasta el 17 de diciembre, todos los jueves, a las 22, en El Portón de Sánchez. Sánchez de Bustamante 1034.
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