DIEZ PREGUNTAS > A MARIA FUX*
› Por Clarisa Ercolano
—Que lo extraordinario es que pregunten, porque si fuese pianista o escultora no preguntarían; mi cuerpo, si bien no es el mismo de los 15, no es lo único que tengo, soy lo que hay dentro del cuerpo y el cómo voy por la vida. Estoy viva, tengo algo para dar, hago lo que amo y averiguo cómo mi cuerpo y mi ser como persona me hicieron cuidar mi instrumento y hacer lo que estoy haciendo. Casi la pregunta suena a “cómo, no está muerta...”.
—Que no me he mentido a mí misma, tengo continuidad, siento que no sé, que tengo que aprender algo todos los días.
—Sabía que el movimiento era mi camino, qué iba a pasar nunca lo supe, lo aprendí a medida que crecía y viendo que lo que creaba en los escenarios se hizo método. Pero todo salió del escenario, ahí arrancó todo.
—Alguien, hace mucho, me regaló un libro con la vida de Isadora y eso me dio respuestas a través de lo que era ella como persona y bailarina, ella rompió, hizo cambios y eso repercutía en lo que yo trataba de buscar. Sin dudas repercutió en mi vida.
—Son los cambios que se producen y reproducen en el movimiento. Yo no curo nada ni interpreto. Abro las puertas a todos, es un estudio integrado de gente con síndrome de Down, sorda, ciega, con problemas con la vida, alegres, tristes; depende del día. Además, cuántos no sordos no escuchan nada y cuántos que ven son ciegos...
—Se ve que algo ha pasado, cambian, esto les da placer, sucede, produce el encuentro con uno mismo y el vínculo con los otros. Algo se pone en movimiento, conecta y se empiezan a ver cambios. Lo único que hago es estimular las potencialidades que todos tienen. Yo nunca hablo de curar, sino de cambiar. Y cualquiera sea el problema, siempre habrá algo que se pueda modificar.
—El cuerpo expresa lo que recibe y el cómo lo recibe, vas a ver una película o vas a charlar con amigos, algo te gusta más que otra cosa y allí es donde se da el cambio, en la elección de que esto me gusta porque me sucedió algo. Con el cuerpo pasa que es capaz de hablar y escuchar. Yo escucho el cuerpo de los otros porque el cuerpo dice lo que le pasa y puede cambiar. No sólo se saca y expresa lo bello, los monstruos hay que sacarlos también, hay que danzar la vida.
—Sí, es verdad que está devaluada, porque lo que se ve tiene que ver sólo con lo externo, una cintura chica, piernas largas, panza chata. Y se deja de lado la otra historia, lo que pasa por adentro cuando uno baila. La danza es una cosa, el bailar es otra, hay ahora muchas personas que abren academias aprovechando el costado mediático y les sale algo... El baile es para el fin de semana y la danza es una posibilidad a diario de conocerse, de ver los límites, los crecimientos y las mejoras.
—Mi etapa de bailarina solista se concluye en esta etapa de últimas presentaciones. Pero seguiré formando y haciendo coreografías y, por supuesto, dando clases.
—Como una presentación de diálogos e imágenes con danza. Elegí a tres pintores abstractos como Kandinsky, Renard y Pérez Celis, porque la imagen es una búsqueda de obtener respuestas. Así como me deshace ver imágenes de chicos sin comida buscando basura para comer o que no puedan leer un libro, en una imagen abstracta hay lugar para dialogar con esas obras de arte que luego transformo en danza.
* María Fux es bailarina y creadora de la danzaterapia. Nació en 1922 y a los cinco años empezó el camino de la danza. En el ‘62 bailó poemas de García Lorca en el Colón y logró que su padre fuera a verla y comprendiera su vocación. La semana pasada presentó su último espectáculo: Diálogo con Imágenes.
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